En su voz, en su palabra
Los Encuentros de Camus ·
Con el director de 'Los santos inocentes' se va un hombre esencial en la historia reciente española, un creador que merece reconocimiento y estudioSecciones
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Los Encuentros de Camus ·
Con el director de 'Los santos inocentes' se va un hombre esencial en la historia reciente española, un creador que merece reconocimiento y estudioA Mario Camus no le gustaban los homenajes. No quería nunca ser el protagonista. Seguro que ante estas páginas que le recuerdan estaría diciendo algo así como: «Hubiera preferido que no dijerais nada, morirme desapercibido». En las galas y en los actos públicos se mostraba ... retraído, como si la cosa no fuera con él. Ni siquiera en los simposios sobre su obra le gustaba sentarse en la mesa de oradores y, si intervenía, tal vez impelido por la pompa y la circunstancia, lo hacía desde el público y con palabras que no querían ser sino una opinión más. No le gustaban los reconocimientos pero obviamente los merecía. Fueron varios los que le tributaron en sus últimos años, ya retirado por obligación, pero faltaba quizá el más importante: haber rodado una última película para la que tenía el guión terminado. Pienso que para todo cineasta sabio y experimentado, una jubilación es siempre anticipada. Curiosamente, la única profesión para la que no existe jubilación es la que más lo exigiría, la de político.
Mario se manejaba en la tertulia. En la distancia corta aparecía el hombre bondadoso, cariñoso incluso, repleto de anécdotas que discurrían en un torrente narrativo. La última vez que le visité fue un ya lejano 6 de noviembre de 2020. El breve encuentro se convirtió en casi tres horas de historias con contadísimos silencios, anécdotas que se contaban como si tal cosa, hablando, como el lector imaginará, de los más importantes actores y escritores de España, alguno de los cuales, sin embargo, no ha merecido más que el olvido.
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Mario seguía viendo cine, aunque muy poco del actual le gustaba. Me comentó entonces que recientemente había visto de nuevo 'Los santos inocentes' y le había dado la sensación de que habían manipulado la música, que le parecía distorsionada con respecto a la copia original. 'Los santos inocentes' pasa por ser su mejor película (elegida por algunos, de hecho, como la mejor del cine español) y sin embargo a él le producía una grave contradicción: fue tal vez su mayor éxito de crítica y público, pero motivo de desagradable pleito con el productor. De manera que la conversación sobre la película discurría sobre todo por las cosas buenas y el recuerdo de Delibes. La Fundación Miguel Delibes quiso entrevistarle, pero no fue posible; sé que Fernando Zamácola perdonará mi torpe intermediación para ello, pero había que seguir el tempo de Mario.
Donó la mayor parte de su biblioteca al Centro de Educación de Personas Adultas 'Escuelas Verdes'. Había conocido la dimensión social y cultural del centro y pensó que era un lugar adecuado para depositar buena parte de su memoria literaria. Su Baroja. Su Sueiro. Su Aldecoa. Su Delibes. Mario fue un excelente lector, en buena parte formado con los excelentes narradores españoles de mediados de siglo. En su biblioteca tenemos su selección de lecturas, las múltiples voces que le interesaron, las variadas palabras que le hablaron. Repásese su obra cinematográfica y véase su enorme aportación al cine como adaptador de dramas y narraciones.
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Hablamos por teléfono la última vez el 21 de junio, emplazándonos para una nueva 'charleta' que nunca llegará. Así dejamos nuestra relación: en un llegará imposible en el entorno de la conversación. Creo que Mario tenía un alto sentido de la amistad y excuso decir esa majadería que suele decirse de que «era amigo de sus amigos». 'Quedaron estas cosas', tituló uno de sus libros de relatos. «En los recuerdos se nos va todo», decía. Quedan, para mí, de Mario, su voz y su palabra. Su voz grave y contundente; su palabra que se perdía en mil recovecos vividos y multitud de anécdotas divertidísimas y que era fácil que se trasladara a los relatos escritos, en los que fue un consumado maestro no sé si justamente reconocido. Con él se nos va algo más esa generación de hombres y mujeres nacidos en los años veinte y treinta, que han sido esenciales en la historia de nuestro país, que han sido verdaderos artífices y creadores y que no merecen el olvido sino el reconocimiento y su estudio.
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