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ROSA M. RUIZ
Santander.
Domingo, 13 de febrero 2022, 07:30
No es casualidad que Inés Martín (Madrid, 1983) haya elegido el nombre de Noray para la protagonista de 'Las formas del querer' (Destino), narración con la que obtuvo el Premio Nadal el pasado mes enero. «Tengo un vínculo personal con Santander y de alguna forma ... me apetecía hacerle un pequeño homenaje por medio de este nombre que allí se utiliza para amarrar los barcos y que me servía como metáfora del anclaje de esa mujer a la vida cuando lo demás le falla», explica la autora que el próximo jueves presentará la obra en el Ateneo, a las 19.30 horas, en un acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés. La periodista, redactora de Cultura en el diario ABC, presentó al concurso una novela -su segunda tras 'Azules son las horas'- sobre la memoria familiar y la fragilidad de los afectos y, sobre todo, «una reivindicación del amor y de las personas buenas por naturaleza».
-Durante su carrera ha entrevistado a muchos ganadores del Premio Nadal. ¿Cómo se siente en el otro lado?
-Celebrando un sueño que se ha hecho realidad. Desde que me llamaron para decirme que mi novela había ganado el Nadal se apoderó de mí una sensación de irrealidad de la que ni siquiera hoy, con el libro ya publicado y con la buena acogida que ha tenido, he logrado desprenderme. Todavía me da la sensación de que este sueño maravilloso le está sucediendo a otra persona. Así que lo estoy disfrutando mucho consciente de que esto me va a pasar solo una vez en la vida.
-Seguro que se ha preguntado por qué entre los 900 manuscritos presentados en esta edición, el jurado eligió el suyo.
-De entrada estoy abrumada porque a ese jurado, formado por escritores a los que admiro mucho como son Alicia Giménez Bartlett, Care Santos, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello y Emili Rosales, les pareciera merecedor de ganar el manuscrito de un tal una tal Candela Vázquez Soto -seudónimo con el que firmó la obra-. No les he preguntado, pero estoy convencida de que había otras muchas novelas de gran calidad porque lo que sí me han dicho que este año el nivel era muy alto y que tengo que sentirme orgullosa.
-Hablemos de la novela y vamos a empezar por el título: 'Las formas del querer'. ¿Hay más de una?
-Sí, existen infinitas formas de querer. En la novela hay una reivindicación, y además de manera consciente, del amor, de la verdad, de los personas que son bondadosas por naturaleza y de la generosidad. Estamos viviendo un tiempo de enfrentamientos entre nosotros y yo con esta novela busco reivindicar el querer y no solo el romántico de pareja, también el de la amistad, que es una de las formas más bonitas de manifestar el amor. También está el fraternal, el prohibido, el perseguido, el amor hacia tu familia... Todos ellos aparecen en esta historia, también el que se tiene a las raíces o hacia los libros, a las palabras escritas y que en 'Las formas del querer' está representado por uno de mis personajes favoritos, la bibliotecaria.
-¿Si solamente podría elegir una de esas formas del querer con cuál se quedaría?
-Con la de la amistad. He tenido la suerte de rodearme de grandes amigos en la vida, hasta el punto de que tengo el convencimiento de que la familia no es solo la que te toca por razones de sangre sino que es también la que tú te construyes. Tengo grandes amigos que son mi familia.
-Leyendo la novela y escuchándola hablar de ella da la sensación de que escribirla ha sido algo sanador para usted. ¿Es así?
-Intento evitar el termino sanador, aunque sí puede decir que escribir esta novela ha sido para mí algo terapéutico. Es cierto que tengo heridas que son muy difíciles de cerrar, pero también soy consciente de que tengo que vivir con ellas. Debo reconocer que a mí este libro me ha servido para reconciliarme conmigo misma y que ese dolor se alivie.
-¿Le ha resultado muy difícil marcar la línea entre la ficción y la realidad?
- Los lectores deben de tener claro que 'Las formas del querer' es una novela, no es una autobiografía ni una biografía novelada, un término que por cierto no me gusta porque detesto las etiquetas. La literatura lo que tiene que hacer es contar historias y contarlas bien. Pero, volviendo a tu pregunta, me he servido del amor de Noray para hacer un ejercicio introspectivo, mirar en mi interior y reconciliarme con partes de mi pasado que permanecían en la oscuridad.
-A través de la historia de Noray y la de su familia, viajamos por la historia reciente de España. ¿Es una forma de reivindicar la memoria histórica?
-Más que de memoria histórica a mí me gusta hablar de memoria familiar, de los recuerdos familiares. Aunque es cierto que la familia de mi libro ha vivido todos los acontecimientos históricos importantes desde la Guerra Civil hasta nuestros días.
-¿Qué puede aportar una periodista a la narrativa?
-En mi caso puedo decir que hay una Inés escritora y otra Inés periodista y aunque en algún caso pueden complementarse, nunca se mezclan ni se confunden. Tengo muy claro cuando me pongo el mono de trabajo de novelista y cuando me pongo el de periodista. Es cierto que el periodismo y la literatura parten de la misma matriz y que trabajan con la misma materia, que son las palabras, la materia prima más sensible que existe. En mi caso la escritora se permite habitar y explorar mundos apasionantes y la periodista lo que hace es describir la realidad que nos concierne a todos.
-La última vez que estuvo en Santander fue para presentar 'Una habitación compartida', un libro que reúne una serie de entrevistas a escritoras relevantes. Con este premio se puede decir que ha entrado en ese círculo. ¿Se ha acordado de ellas?
-No solo me he acordado sino que alguna de ellas me ha escrito a raíz de conocer que he ganado el Nadal. Como por ejemplo Julia Navarro que para mí es una diva. Sentirme apoyada por ellas me hace sentirme una privilegiada.
-Ganar el Nadal con su segunda novela pone el nivel muy alto. ¿Está pensado en un nuevo libro?
-El listón que tengo más alto es de la felicidad y el de la alegría y mientras pueda lo voy a disfrutar porque creo que si algo nos ha enseñado la pandemia es a valorar las cosas buenas que nos pasan y esto es lo más bonito que me ha pasado nunca. Pero sí, tengo en mente otra historia que me pondré a escribir cuando pueda porque si antes amaba a la literatura, ahora es el amor de mi vida.
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