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La noche del 13 de noviembre de 1992, Miriam, Toñi y Desirée tres adolescentes de la localidad valenciana de Alcàsser salieron de sus casas después de decirles a sus padres que iban la discoteca a de una localidad cercana. Pero nunca regresaron. Setenta y cinco días después, el 27 de enero de 1993 dos apicultores encontraron sus cadáveres semienterrados en una fosa de un paraje conocido como La Romana, próximo al pantano de Tous, también en las proximidades del pueblo de las jóvenes.
Horas después la Policía detuvo a uno de los sospechosos, Miguel Ricart, mientras el otro, Antonio Anglés conseguía huir del país y aún no ha sido encontrado. El triple asesinato, que convulsionó los cimientos de la sociedad española, traspasando los límites, no sólo por su dureza sino también por su impactante retransmisión mediática, vuelve a estar de actualidad tras el estreno en Netflix de la serie documental 'El caso Alcàsser'. Una creación de Bambú Producciones escrita por Ramón Campos y el santanderino Elías León Siminiani, quien también se ha hecho cargo de la dirección.
-¿Cómo surgió este documental?
-Hace tres años Ramón Campos, productor ejecutivo de Bambú, y yo como guionista y director, trabajamos en una primera inmersión en este tipo de documental con 'El caso Asunta', una serie que era para Atresmedia, pero que se acabó vendiendo a Netflix. Desde esta plataforma se nos encargó que abordáramos otro caso similar y en esta misma línea narrativa. Cuando Ramón y yo nos pusimos a buscar el tema coincidimos en que el caso que más alcance sociológico podía tener era el de Alcàsser. Por entonces, además se cumplían 25 años de todo eso y nos propusimos proponer una reflexión sociológica a tiempo pasado de todo lo que sucedió por entonces.
-Hay muchas historias dentro de aquel suceso, la desaparición, el hallazgo de los cadáveres, las detenciones, el juicio... y, sobre todo, el papel de las televisiones generalistas. ¿Cómo las han abordado?
-El caso Alcàsser tiene dos tiempos en realidad, uno es a finales de 1992 y principios del 93 en el que se produce la desaparición, búsqueda y hallazgo de las niñas y que tiene sus climax televisivo con los especiales de la noche del 28 de enero de 1993, cuando se hallan los cuerpos, con los famosos especiales de Paco Lobatón y Nieves Herrero. Luego el caso queda dormido y cinco años después, tras la instrucción del caso y en una España completamente distinta se celebra el juicio. Ahí comienza ese segundo tiempo del caso y la formación, por primera vez en España, de lo que ahora conocemos como un juicio paralelo. Un juicio por televisión que rivaliza, por lo menos a los ojos de la opinión pública, con la vista legal del caso. Y aquí la televisión también es muy importante. Era un caso que salía en 'prime time' de manera diaria por lo que toda España tenía acceso a él. Los medios y, sobre todo, la tele de entonces son esenciales para entender su repercusión sociológica.
la serie
-¿Cómo se puede hacer un documental de este tipo sin caer en el morbo?
-Hay una cosa que ha jugado muy a nuestro favor, aunque también ha sido un obstáculo, que es el paso del tiempo. Todos los años que han transcurrido desde entonces nos han permitido encuadrarlo en un contexto determinado y contemplar determinadas emisiones o algunos de los acontecimientos que ocurrieron tanto en lo criminal como en no criminal con mucha distancia. Para nosotros también ha sido muy importante el cambio de formato televisivos. La imagen de entonces era mucho más cuadrada y eso hace que las imágenes, incluso los rostros de los protagonistas, nos lleguen también de otra manera.
-Para hacer este trabajo han contactado con 160 personas y grabado 58 entrevistas. ¿Les ha quedado alguien con quien les hubiera gustado hablar?
-En realidad hemos hablado con todo el mundo y para nosotros ha sido tan importante la gente a la que hemos entrevistado con la cámara como la que no, pero que nos ha explicado las razones por las que no quería salir. Muchos de ellos nos han marcado las líneas rojas para saber dónde estaba nuestro límite deontológico o ético, de cara a lo que podíamos o no contar. Algunos de los que no salen, como Pepe Navarro, Nieves Herrero o Rosa Folch han hablado con nosotros y entender sus razones ha sido muy importante.
-¿Con 'A sangre fría', escrita también a partir de un suceso cruento, Truman Capote inició un nuevo tipo de narración literaria que se llamó 'nuevo periodismo'. ¿Le parece que en lo audiovisual, el documental avanza hacia algo similar?
-Lo que está claro es que a raíz de la aparición de las plataformas televisivas se está dando una nueva forma de contar, no solo los sucesos, con dos novedades con respecto a lo que había hasta ahora: el presupuesto y el tiempo, el de producción y el de metraje. Poder contar una historia en cinco horas y hasta en diez marca una diferencia clara respecto a otras coberturas documentalísticas. Sí puede ser que muchos trabajos que se están haciendo sean herederos directos de lo que arrancó en los 50 y 60 con Capote y otros muchos. Al menos por la exhaustividad, la voluntad de hablar con todo el mundo o por el hecho de usar, como hizo Trapote, herramientas de la ficción para contar hechos reales.
Testimonios
-Ha contado con 228 horas de entrevistas grabadas para hacer esta serie documental, han visionado 392 horas de juicio y otras 220 de otros contenidos. ¿Qué es lo que más llamó su atención?
-El juicio en sí es una revelación en su totalidad. Jesús Sánchez Carrascosa, que por entonces era director de Canal Nou, tenía claro de que se trataba de un acontecimiento muy importante y tuvo la intención de que se retransmitiese en directo. No lo consiguió, pero sí pudo convencer a la Sala 2 de la Audiencia Provincial de Valencia de que el juicio quedara registrado porque podría ser de importancia en el futuro. Él pensaba que como era un caso que estaba en boca de todo el mundo, una manera de desterrar todas las teorías que se habían formado era que la gente pudiera ver el juicio. Ahora esto ya se viene haciendo pero entonces no. Treinta años después es un documento de una gran importancia que aporta mucha luz sobre el caso. Para mí todo el juicio es muy revelador, pero sobre todo hay una parte que considero esencial, que es ver y oír a Miguel Ricart porque gran parte de toda la especulación que rodeaba el caso y las teorías paralelas que se hicieron mientras él estaba en prisión, se centraban en su persona, en su relación con Antonio Anglés, en si era o no una cabeza de turco, si estaba al servicio de alguien. Y de repente llega el juicio y habla siete horas seguidas con todo el mundo menos con la Acusación Popular. Creo que es muy importante poder ver por fin a alguien del que se ha estado hablando durante cinco años y sobre el que se han desarrollado muchas teorías.
-Sorprende ver la diferencia de tratamiento del caso en las grandes televisiones con el que hacía el diario 'Levante', un periódico de provincias.
-Para nosotros fue todo un descubrimiento y una suerte contar con el testimonio de las dos periodistas que cubrieron todo el caso, una desde la sección de Sucesos y la otra desde la de Tribunales. Ellas dos, junto a otros compañeros de la prensa regional, vivieron una especie de lucha de David contra Goliat, sobre todo durante el juicio pues se encontraban frente a una cadena generalista (Tele 5) que tenía audiencias diarias de siete y ocho millones de personas. Para ellas fue un momento durísimo, porque aunque habían estado allí desde el minuto cero, sus informaciones eran cuestionadas continuamente por la influencia de la tele y del programa que se hacía eco de todas las teorías conspiratorias. Nos pusieron sobre la pista de lo importante que era el juicio, donde se ponía de manifiesto todo lo que habían estado contando en ese tiempo. Para ellas fue una liberación y de alguna manera el documental reconoce toda la labor que desarrollaron. Se dice que la serie mete muchos palos a los medios de comunicación, pero yo creo que de alguna manera también se hace un reconocimiento a la labor que llevaron a cabo algunos periódicos.
-¿El caso está cerrado o sigue habiendo interrogantes?
-La fuga de Antonio Anglés y que no se conozca exactamente su paradero vivo o muerto, hace que este caso nunca tenga fin y mientras esto sea así, será un chorro para la especulación. Claro que es difícil de entender que una persona como Anglés pudiera cruzar todo el país y escaparse, siendo una de las personas más buscadas. Pero sucedió así.
La resolución
-La figura de Antonio Anglés y sobre todo su huida no tiene mucho protagonismo en la serie. ¿Por qué?
-Es que todo lo que tiene que ver con Anglés es un sumario que sigue abierto. La sentencia recoge su posible participación y la de otras personas. Nosotros pensamos que todo lo que tenía que ver con él, una vez que sale de la comunidad de Valencia, es un contenido tan ingente en sí mismo que daría para otra serie o una segunda temporada. No es que no hayamos querido tocar a Anglés es que Anglés es un mundo en sí mismo. Tengo la sensación de que la gente quiere que le demos respuestas, pero estos casos no son dramas, son situaciones reales. Sobre este tema se acaba de publicar un libro 'El fugitiu', de Genar Martí y Jorge Saucedo que llevan quince años siguiendo toda la investigación de Anglés y es una trama que no tiene resolución final. No se llega a ninguna conclusión ni de que esté vivo ni de que está muerto.
-¿Ya tienen en menta algún otro documental?
-De momento no. La serie ha tenido una gran salida, está haciendo mucho ruido y ahora estamos posando todas esas reacciones.
-¿Le ha sorprendido la acogida?
-Sabíamos que era un tema importante, pero la verdad es que está teniendo muchas patas y muchas lecturas y eso nos satisface porque nuestro gran objetivo era aportar algo al debate social.
Apasionado del audiovisual, Elías León Siminiani (Santander, 1971) ha investigado distintos formatos y géneros siempre con el mismo objetivo, contar una historia. Uno de sus últimos trabajos, su segundo largometraje, 'Apuntes para una película de atracos', fue nominado al Goya al mejor Documental en la última edición, tras haber ganado el premio Feroz, que conceden los periodistas especializados en cine en la misma categoría. Se trata de la historia de amistad entre un realizador de cine, él mismo, y un atracador de bancos, Flako, a los que une un mismo fin, el de hacer una película de atracos. Esta película cerrará el próximo 20 de agosto el ciclo de cine al aire libre que proyecta el Centro Botín.
En su trabajo de ficción para cine destacan 'Ludoterapia' (2007) y 'El Premio' (2011), nominado al Goya al mejor cortometraje. En no ficción, la serie 'Conceptos clave del mundo moderno', que cuenta con cuatro entregas –'La Oficina' (1998), 'El permiso' (2001), 'Digital' (2003) y 'El tránsito' (2009)– las cuales se han alzado con más de 50 galardones internacionales. Su primer largometraje 'Mapa' (2012) ganó, entre otros, el premio al Mejor Documental Europeo en el SEFF 2012, el de Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine Independiente de Roma 2013 y fue además nominado al Goya 2013 como mejor documental.
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