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El patrimonio arqueológico y rupestre ilumina su futuro

El patrimonio arqueológico y rupestre ilumina su futuro

Instrumento para mejorar la gestión de las Cuevas Prehistóricas, el Centro de Arte Rupestre abre el próximo viernes en Puente Viesgo una nueva etapa para la conservación y divulgación del patrimonio. La víspera, el día 18, se cumple una década de la reapertura de Altamira a las visitas reguladas

Guillermo Balbona

Domingo, 14 de enero 2024

Ejemplo de «perfecta integración paisajística», la nueva infraestructura cultural, pero también turística y funcional en el ámbito del patrimonio, el Centro de Arte Rupestre de Cantabria (CAR), ubicado en Puente Viesgo, inaugura sus instalaciones definitivas el próximo viernes, 19 de enero, tras una apertura parcial el pasado año. Un centro de interpretación con vocación museística, de interrelación con el visitante, con áreas y dependencias que de forma simétrica, en dos alas, diferencian lo práctico y administrativo de lo expositivo, temporal y permanente. Pero además, sus casi 1.700 metros cuadrados albergan un espacio concebido como lugar de encuentro para favorecer el acceso público a un emplazamiento privilegiado –el Monte Castillo y las Cuevas Prehistóricas de Cantabria–, como diálogo con el entorno rural del municipio y , finalmente, como «puerta abierta del patrimonio natural y cultural hacia la sociedad, con sus demandas actuales».

A finales del pasado año en unas declaraciones a El Diario Montañés, la consejera de Cultura, Eva Guillermina Fernández, dejó claro que el CAR debe funcionar como «dinamizador de Puente Viesgo, pero también del resto de zonas rurales que albergan este valioso patrimonio». En estos meses de apertura parcial y, por tanto, sujeto a cierta provisionalidad, el CAR ha demostrado que es un puente clave para canalizar el interés por las cuevas (las dos que ahora admiten visitas en esa geografía privilegiada, El Castillo y Las Monedas, incrementaron la demanda) y un lugar referente del patrimonio. Una función e identidad que será potenciada ahora por la novedad de su espacio y discurso museográfico de más de 500 metros cuadrados. Una exposición «dinámica y didáctica, muy potente visualmente, con una fuerte pero equilibrada carga de interactividad», modulada en diferentes grados de interacción que, en todo momento, motiva el aprendizaje por diversos medios, desde los electrónicos hasta los mecánicos.

El pasado otoño albergó el inicio del programa de actividades diseñado para conmemorar el 120 aniversario del descubrimiento de esa cavidad prehistórica por parte de Hermilio Alcalde del Río (el 8 de noviembre de 1903). Y, desde ahora al funcionamiento administrativo, su labor como central de reservas y de acceso a las cuevas, suma la atractiva muestra 'Cantabria en el origen del arte', que supone una experiencia inmersiva y multisensorial. Altamira y La Garma, además, poseen un especial protagonismo en este espacio dedicado a las cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad, en el que también se incluyen detalles de otras setenta cavidades de la región con vestigios rupestres.

Al itinerario físico, también de conocimiento y de implicación participativa en el patrimonio que contiene el CAR, hay que añadir su fundamento esencial como Centro de Interpretación: «Contribuir a una mejor gestión del patrimonio arqueológico y rupestre regional, incluyendo la conservación preventiva, la documentación científica y técnica, la gestión cultural y la turística, basada en criterios de sostenibilidad e integración de la población local y su tejido socioeconómico». Pero el CAR no es una isla en ese ecosistema del Paleolítico y del rico patrimonio de la comunidad con ecos internacionales. Además de lo propiamente divulgativo, enormemente potenciado por esa nueva instalación expositiva, «está llamado a ser un centro de dinamización científica y cultural, con repercusión en los Valles Pasiegos, en Cantabria y más allá», en opinión de Roberto Ontañón, director del Mupac. La celebración de una reunión científica internacional, un curso de la UNED, el ciclo de conferencias sobre Prehistoria de la Asociación de Amigos de las Cuevas de El Castillo o varias convocatorias vinculadas con Puente Viesgo, bajo la alcaldía de Óscar Villegas, y su comarca, son ya referencias ligadas al CAR.

Sobre una posible expansión del edificio, Ontañón considera que el crecimiento físico más evidente, e inminente, es la ampliación del aparcamiento al solar adaptado por el Ayuntamiento de Puente Viesgo. Pero sus casi 1.700 metros cuadrados «deben permitir un adecuado desarrollo de sus funciones gerenciales, conservatorias, divulgativas y de atención al público, tal como previó el programa de necesidades arquitectónicas». Además de alojar la central de reservas y la taquilla para las cuevas, se ha dotado de esa gran instalación expositiva.

Entrada a la biblioteca Luis Palomeque
Esterior del nuevo edificio Luis Palomeque
Una de las salas que integran el espacio museístico permanente Luis Palomeque
Salon de actos Luis Palomeque
Sala que recoge los años de investigación arqueológica en Cantabria Luis Palomeque

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El Centro de Arte Rupestre fue diseñado por los arquitectos Miguel Huelga de la Fuente e Iria de la Peña, del estudio ganador Sukunfuku Studio (Gijón). Implantado en un paisaje verde y ondulado caracterizado por las formaciones erosivas kársticas, a la sombra del Monte Castillo, resalta el área natural y cultural –Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica– utilizando conceptos de integración, evolución y ampliación. El visitante cuando accede al CAR cuenta con los servicios prioritarios ya citados de información y los de distribución de acceso a las cuevas. A su izquierda, se sitúa el ala de dependencias funcionales como el salón de actos y espacio multiusos; la zona de biblioteca y las áreas administrativas. A la derecha, los dos espacios expositivos de 75 y 500 metros cuadrados destinados a muestras temporales y permanente, respectivamente. El CAR se ubica en una única planta en tres bloques. El volumen resultante, en forma de 'C' se enfrenta a la pendiente natural de la parcela, que cierra el edificio creando un 'graderío verde'. La montaña pasa así a formar parte del programa, se convierte en protagonista y elemento articulador del edificio.

El diseño de la instalación expositiva fue realizado por la empresa Blanck Exhibitions (hoy Studio Etérea). La propuesta museográfica la configuran recursos escenográficos destinados a «un discurso integrador, generando una atmósfera atractiva, a la vez que didáctica y divertida». Todos los textos se ofrecen en castellano e inglés y en idioma braille. Las ilustraciones se reproducen asimismo en formatos tocables. Pero la visita se propone libre y autónoma para que los visitantes puedan realizar su aproximación al conocimiento del arte paleolítico de Cantabria en función de sus intereses particulares. La instalación expositiva se organiza en tres salas consecutivas. Ontañon destaca dos extremos: la primera sala, «en la que ponemos al visitante frente a los artistas paleolíticos y al mundo en el que vivían, de manera que la experiencia sea casi personal y familiar y no tanto intelectual». Y un elemento de la tercera sala denominado 'Tu mano, tu compromiso', en el que el visitante «podrá fundir su mano con otras que representan a las que se pintaron en nuestras cuevas hace más de 20.000 años». El todo del espacio responde a una serie de interrogantes: «¿Qué es el Arte Paleolítico? ¿Quiénes lo hicieron? ¿Cuándo se realizó? ¿Dónde se localizan estas manifestaciones? ¿Cómo y por qué se hicieron?».

En el espacio inicial conviven ilustraciones de fauna pleistocena a escala natural y de una familia de hace 18.000 años, una restitución corpórea de la Dama Roja del Mirón, una recreación de la 'cabaña' de la zona I de la Galería inferior de La Garma, mapas, audiovisuales... La segunda sala es el núcleo de la exposición, el lugar donde se presentan las cuevas de Cantabria Patrimonio Mundial, que se abren virtualmente al público desde una espectacular estación multimedia. Y en la tercera se apuesta por el conocimiento y la reflexión.

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Monte Castillo: arte prehistórico a la vista de todos

Monte Castillo: arte prehistórico a la vista de todos

Nacho González Ucelay

Nacida en la Baja Edad Media justo donde el Pas derrama toda su belleza, la localidad de Puente Viesgo reside confortable a las mismas faldas del Monte Castillo, una elevación de forma cónica perteneciente a la sierra del Dobra que custodia en sus adentros un laberinto de cuevas con manifestaciones rupestres paleolíticas que prueban la presencia del hombre allí a lo largo de los últimos 150.000 años de la Historia. Son, en su inmensa mayoría, representaciones que ejemplifican las técnicas y los recursos que los artistas del Paleolítico superior (36.000-10.000 a.C.) utilizaron para expresar su mentalidad y que, a diferencia de las que guardan con celo las cuevas de Altamira, donde el acceso está restringido a grupos muy reducidos, puede apreciar cualquier persona que lo desee.

Refugio de uno de los yacimientos prehistóricos más impresionantes encontrados en Cantabria, la llamada 'montaña sagrada' protege cuatro cavidades con las paredes revestidas con arte paleolítico; El Castillo, Las Chimeneas, Las Monedas y La Pasiega. Existe una quinta, La Flecha, última gruta en ser descubierta y en la que no se halló rastro alguno de arte rupestre aunque sí formidable material prehistórico –restos de flechas procedentes de la Edad del Bronce, sobre todo– que hoy se conserva en el Mu- seo de Prehistoria de Santander. Podría decirse que es la hermana pequeña de una familia numerosa de asombrosas cavernas entre las que destaca El Castillo, descubierta por el arqueólogo Hermilio Alcalde del Río en 1903 y base de innumerables trabajos cuyos resultados son en la actualidad referentes científicos para la comprensión del desarrollo y el comportamiento humano durante la Prehistoria en el sudoeste de Europa.

Las evidencias

La cueva contiene abundantes evidencias de ocupación humana que, juntas, representan un fantástico paseo subterráneo por los orígenes del pensamiento simbólico, la mente abstracta y la expresión artística.

Caballos, bisontes, ciervos, uros, cabras y hasta un mamut forman el elenco figurativo animal, un bestiario variado que representa a parte de las especies que cohabitaron con el hombre, del que también existen numerosas referencias plasmadas sobre las paredes y expresadas mediante la técnica conocida como «la mano en negativo», un motivo especialmente característico de esta cavidad, en la que los arqueólogos llegaron a contar más de cincuenta.

Vestida de ocre (óxido de hierro) y negro (óxido de manganeso), la cueva de El Castillo es la única accesible para los visitantes junto a la de Las Monedas, situada a unos 675 metros de distancia de la anterior.

Descubierta en el año 1952 y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008, la caverna fue bautizada originalmente como la Cueva del Oso, así llamada al hallarse en su interior el esqueleto de un plantígrado, y rebautizada con su actual nombre cuando, algo más adelante, los exploradores localizaron, en una profunda sima de 23 metros, un lote de 20 monedas de la época de los Reyes Católicos, una de ellas resellada en 1503 o 1563. Perdidas o escondidas en la cueva por un anónimo visitante que pisó esta cavidad en el siglo XVI, esas monedas son las que dan nombre a la cueva, en la que destacan las estampas de animales y los símbolos abstractos que se observan en una de las paredes. Pinturas que también se aprecian en las paredes de las grutas de Las Chimeneas y La Pasiega, las otras dos cavidades que completan el espectacular conjunto de manifestaciones rupestres que custodia la 'montaña sagrada' y que en la actualidad están cerradas a las visitas por motivos de conservación.

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Acceso principal al nuevo centro expositivo. 500 metros cuadrados con muestras permanentes sobre el paleolítico y el patrimonio rupestre de Cantabria Luis Palomeque
Las cuatro cuevas de Monte Castillo

Puente Viesgo

Las cuatro cuevas de Monte Castillo

Fuente: Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria.

El Castillo, descubierta por Hermilio Alcalde del Río en 1903 muestra las actividades económicas y del comportamiento social y simbólico de los últimos 150.000 años. Del Homo neandertal y del Homo sapiens. Contiene más de 275 figuras, todas ellas correspondientes a los albores de la presencia del Homo sapiens en Europa y representan un paseo subterráneo por los orígenes del pensamiento simbólico, la mente abstracta y la expresión artística.

Su interior, con numerosos grabados, dibujos y pinturas, y excepcionalmente escultura con aprovechamiento de relieves naturales Celedonio
Los signos son abundantes, destacando las agrupaciones de puntos y las formas rectangulares. Detalle de la pintura rupestro el 'rincón de los tectiformes' Pedro Saura.
Las referencias a la figura humana son numerosas y expresadas mediante la técnica conocida como «mano en negativo» Celedonio
Celedonio

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La cueva de Las Monedas contienen indicios de ocupación paleolítica y de otras fases de la Prehistoria Reciente. Las manifestaciones datan del Magdaleniense Superior, hace12.000 años cuando los últimos cazadores-recolectores que poblaron la Cornisa cantábrica dibujaron en una pequeña sala y con carbón, los últimos animales de clima frío que habitaron esta región antes de su extinción como renos y un bisonte, asociados a cabras y caballos

Representación de renos en hilera sobre una cornisa. Consejería de Educación, Cultura y Deporte / Colección Pedro Saura
Reproducción de uno de los grabados de un caballo en Las Monedas Luis Palomeque

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Las Chimeneas presenta indicios de ocupación del Paleolítico Superior. Las manifestaciones parietales habían sido asignadas, tradicionalmente, al período Solutrense, si bien las dataciones absolutas realizadas -mediante Carbono 14- han ofrecido fechas del Magdaleniense inferior (entre 15.000 y 14.000 años).

Tiene varios paneles de grabados tipo 'macaroni' en la zona próxima al vestíbulo primitivo, con algunos animales y motivos no figurativos. Más al interior aparece un gran panel y otras figuras aisladas.

En las pequeñas galerías contiguas aparecen representados animales y signos cuadrangulares Colección Pedro Saura. Gobierno de Cantabria
El conjunto de pinturas negras se sitúa en el fondo de una sala Colección Pedro Saura. Gobierno de Cantabria

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Posee vestigios de ocupación del Solutrense y Magdaleniense (entre 18.000 y 14.000 años de antigüedad). Las manifestaciones son asignables a los períodos Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense (entre 26.000 y 14.000 años antes del presente).

Las manifestaciones son asignables a los períodos Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense Colección Pedro Saura / Gobierno de Cantabria
La cueva tenía hasta seis pequeñas bocas, de las que se conservan dos Colección Pedro Saura / Gobierno de Cantabria
Colección Pedro Saura / Gobierno de Cantabria

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Créditos

  • Textos Guillermo Balbona, Nacho González Ucelay, Gonzalo Sellers, Daniel Martínez, Aser Falagán

  • Infografías David Vázquez Mata

  • Fotografias Luis Palomeque y Daniel Pedriza, Colección Pedro Saura, Celedonio

  • Vídeo Héctor Díaz

  • Narrativa web Marc González, Pilar Chato, Leticia Mena

  • Edición gráfica Miguel de las Cuevas

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