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Obra de Shilpa Gupta que muestra botellas de vidrio de boticario cuyas etiquetas contienen versos de poetas silenciados. Fotos: Daniel Pedriza / Vídeo: Héctor Díaz

Poesía y denuncia en el Centro Botín

La artista india Shilpa Gupta, que muta el Centro Botín en un mapa de arte y poesía, otorga voz a los silenciados en su primera muestra en España

Guillermo Balbona

Santander

Sábado, 23 de marzo 2024, 07:45

«No podemos oírnos, no nos oye nadie». Es una de las frases que vertebran el itinerario poético y reivindicativo de voces, silencios, ausencias y presencias que configuran el ecosistema de instalaciones, piezas, objetos y expresiones de 'Yo también vivo bajo tu cielo'. Vacíos, oquedades, ecos, palabras, canciones, versos, sentencias y mensajes se suceden y solapan en el trayecto de la primemera muestra en España de la artista de Bombay, Shilpa Gupta, que acoge el Centro Botín. En ella confluyen la poesía y el concepto, la toma de conciencia y el reclamo. La creadora, que inició su proyección internacional tras una rupturista participación en la Bienal de Venecia, posee un delicado potencial para expresar desde la sencillez la complejidad del mundo y aglutinar, a través de trabajos, piezas y obras de una enorme diversidad, territorios comunes que apelan a la colectividad, a la escucha compartida, a la necesidad de otorgar voz a los silenciados.

Del gran formato imponente a lo mínimo; de la oscuridad rota por grabaciones de voces y canciones a dibujos leves encerrados en cuadros a modo de jaulas; de una botella a un libro o una frase escrita en el suelo, la gran sala de exposiciones del edificio de Renzo Piano, enmarcado por la ciudad y la bahía, ha mutado en un espejo fragmentado de los trabajos «transhistóricos y transculturales» de la artista India. «Los poetas, como los escritores y los artistas, son soñadores que hablan de las pesadillas del mundo». En cada estancia, pieza, instalación, sin ánimo de discurso pero sí de relato de ausencias que se hacen presentes, Gupta traza una cartografía de geografías humanas donde aflora una forma de represión. La artista dibuja o se hace eco de abrazos imposibles, desapariciones, arrestos, ausencias que se hacen presencias, en un retrato plural de gritos de liberación y visibilidad.

«Destaca la belleza, generosidad y clara intención de su creación, que va de la mano de su defensa de la libertad de expresión y de movimiento»

Bárbara Rodriguez

La muestra, como ya se anticipó, se exhibe hasta septiembre como una lúcida invocación de voz y poesía destinada a «reclamar la existencia de aquellas personas que han sido silenciadas y a desdibujar las fronteras que limitan el movimiento». Gupta incluye en cada trabajo –y en este caso confluyen producciones ad hoc para la muestra de la Fundación con piezas recientes– un caleidoscopio representativo de su reflexión sobre lo que puede aportar el arte y el lenguaje en todas sus formas a la problemática del mundo.

Shilpa Gupta, la artista de Bombay, posa tras las botellas de vidrio de boticario cuyas etiquetas contienen versos de poetas censurados Daniel Pedriza

En este sentido, en el epicentro de sus trayectos, la artista presenta una nueva instalación de sonido realizada para la ocasión, con producción de la Fundación y de su galería berlinesa: 'Listening Air' es un espacio de escucha compartida en el que un conjunto de micrófonos suspendidos y en movimiento hacen audibles canciones protesta que han resonado en paisajes y comunidades, lejanas y diversas, durante generaciones. Voces de distintas comunidades oprimidas a lo largo de la historia, difundiendo palabras que han resonado en paisajes «lejanos y diversos», como campos de arroz, bosques, calles o universidades.

Desde el 'Bella Ciao', utilizado por las trabajadoras del arroz del valle del Po (Italia) en 1940 hasta los agricultores de Nueva Delhi en 2020; pasando por 'We Shall Overcome', canción popular obrera cantada por empleados de las plantaciones de tabaco de Carolina del Sur (EEUU) o por los movimientos en la plaza de Tiananmen de Pekín; más 'Hum Dekhenge', escrita por el poeta pakistaní Faiz Ahmed que traspasó fronteras y ha servido como símbolo de esperanza durante disturbios políticos; o el popular 'No nos moverán', cuyo origen es un canto espiritual de las personas africanas esclavizadas del sur de EE UU.

Comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, la cita se complementará en breve con una publicación, coeditada con La Fábrica, con textos del historiador del arte y comisario Rattanamol Johal, la artista y poeta María Salgado, el académico Pratap Bhanu Mehta y la propia comisaria. Gupta, además, ha dirigido un Taller de Arte en Santander, al que se refirió en una entrevista concedida a El Diario. La instalacion lumínica que preside la propuesta, 'Yo también vivo bajo tu cielo', es toda una declaración de principios: la frase, escrita en inglés, español y urdu, subraya y escenifica una clara intención de presencia. El contexto político del sur de Asia donde creció, un lugar con zonas fronterizas en constante disputas sociales y territoriales, ha influido claramente en su «persistente interés por las fronteras y por cómo estas tienen enormes consecuencias en las vidas y la libertad de la población civil».

'Yo también vivo bajo tuytu cielo',una instalación de luces LED con la frase que da título a la muestra -escrita en inglés, español y urdu- y que subraya la idea de presencia. D.P

Su mirada es un ejercicio destinado a «traspasar, desdibujar y finalmente disolver» esos bordes, desde los nacionales e ideológicos, hasta los imaginados. La insistencia de Gupta por llenar los espacios vacíos de voces de diversas comunidades y en una gran variedad de idiomas es «una consecuencia natural de su vida en Mumbai, en un ambiente extraordinariamente multicultural y polifónico».

«El reto es encontrar una forma de expresarnos sin que nos arrasen», aseguraba Gupta en la puesta de largo de la muestra. A su juicio, la síntesis de sus intenciones radica en «analizar cómo los individuos atravesamos expectativas e imposiciones visibles e invisibles». Y en el espacio surgen alusiones a la movilidad, la persistencia y el riesgo del cuerpo y de la palabra. La seguridad y la censura. Los silencios y los aislamientos. En la instalación sonora, apuntó Gupta, «todas esas canciones nos ayudan a continuar con nuestra vida, nos hacen ser más resistentes como comunidad».

La huella de poetas de Italia, Rusia, Turquía, China, Azerbaiyán, Nigeria, India, Pakistán, Myanmar o Corea, que han sido encarcelados por lo que han dicho o escrito, está en el latido de la muestra. La artista confesaba haber vivido represión cuando trabajaba en un proyecto entre la India y Pakistán, a principios de siglo, época en la que tuvo a «dos policías apostados ante su casa».

Una esquina de la sala se queda vacía. En el suelo un círculo escrito: «Estando aquí deseo para mi enemigo lo que deseo para mí mismo». D.Pedriza

Y reflexionó: «El reto al que nos enfrentamos actualmente es encontrar una forma de expresarnos sin que nos asolen, sin que nos arrasen». Y, añadió, es preciso «encontrar la manera de navegar y atravesar situaciones como esta». En el espacio expositivo santanderino el visitante se encuentra trazos sobre papel que marcan el contorno de algunos cuerpos junto a los vacíos dejados por otros como si se hubieran desvanecido, haciendo su ausencia más presente.

Por otro lado, una vitrina exhibe una serie de botellas de botica con versos de poetas censurados, y, en su interior, el aliento invisible de los mismos susurrados por la artista. Gupta, asimismo, presenta la idea del cuerpo disperso por la sala a través de diferentes obras, caso de una pequeña barra de aluminio que marca la distancia entre las dos pupilas de la artista; una escultura en bronce de munición fundido con forma del negativo de la cavidad de una boca abierta; o una serie de calzas negras para pies que aluden a la posibilidad de elevarse sobre ellas y ver otros horizontes. El recorrido también incluye unas láminas de cera de diferentes formas que ocupan el lugar del cuerpo de la artista.

A la hora de valorar el peso de la poesía en su obra, la artista sostuvo que «no es algo que hay que buscar. Todos tenemos poesía dentro, aunque no todos tenemos la oportunidad de buscarla. Algunos lo llaman arte, otros lo llaman vida».

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