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Javier Cansado (Madrid, 1955) lleva más de tres décadas en el mundo del humor. Comenzó con su inseparable Faemino en el Parque del Retiro con pequeños espectáculos y hoy piensa ya en la retirada después de 26 años seguidos trabajando. «Hay que dejar paso a ... los jóvenes», señala quien prepara un nuevo espectáculo para despedirse de los escenarios. Viernes, sábado y domingo vuelven a Santander con 'Quien tuvo retuvo' que ya probaron con éxito en la Sala Galileo de Madrid. Será en el Teatro Casyc, «el teatro con el nombre más chulo de España», declara.
-Siempre que presentamos un nuevo espectáculo tenemos un miedo potente a que nuestros intereses no sean los del público, a estar desfasados. Pero probamos en la Sala Galileo de Madrid y funcionó muy bien: ¡seguimos siendo unos campeones! Fue cuando Faemino dijo que quien tuvo retuvo y por eso el título del espectáculo. Nosotros tenemos una forma de contar la vida que gusta, seguimos fieles a nuestros principios y no nos hemos desviado de nuestro camino en absoluto.
-¿Cómo ha cambiado el humor en estos treinta años?
-El humor ha cambiado en muchos aspectos, también el humorista y el público. Encontrar hace años un humorista que hubiera ido a la universidad era rarísimo. El nivel cultural del humor no era muy alto y ahora, todo lo contrario, el que no tiene dos carreras es un torpe. Es algo espectacular, hay un nivel intelectual impresionante y el público ha evolucionado de tal modo que le gusta la complejidad y la provocación. Antes el público era más timorato y había que andar con cuidado. Hoy los espectáculos admiten un nivel de lenguaje muy duro, más bruto y se admite la provocación.
-La política. Son unos intrusos. Hacen competencia desleal al humor. Si no fuera porque los resultados son duros, si lo que hacen los políticos solo se quedara en palabras sería graciosísimo. La pena es que luego llega la realidad y te joden. Pero son los políticos los que más competencia nos hacen.
-Cada mañana me levanto cansado, pero todavía tengo ganas de vivir y de hacer cosas. En España tenemos una tendencia grande a quejarnos por todo. Hay una insatisfacción grande y yo intento no hacerlo. Si algo me va mal intento cambiarlo. Tengo achaques físicos y cuando me levanto digo ¡qué narices! Pues a caminar con este dolor.
-También. De hecho, por la calle me saludan y me llaman Faemino y siempre contesto lo mismo, soy el otro, el alto.
-Todo, porque soy superficial, muy tonto y me río con cualquier cosa. Además, la risa está en uno mismo. Tengo la suerte de encarar la vida con alegría. Incluso creo que esta actitud es terapéutica. Yo me río mucho con Faemino, que creo que es el cómico más importante de la historia de España. Llevo cuarenta años riéndome con él y de eso no me canso. Y también me río mucho con el nivel de cómicos de la generación siguiente a la mía, de entre 30 y 40 años. Son excepcionales.
-Fue tarde. No era el niño divertido en el colegio, no hacía bromas ni imitaciones. Nunca lo he hecho porque no sé. Recuerdo que todos los años escribía un relato cómico de lo que había pasado en el curso, escribía sobre mis compañeros y tenía un éxito clamoroso. Mi vocación era ser guionista de publicidad. Con trece años miraba a mi vecino y mi idea era ser como él, creativo de la publicidad. Entonces empecé a hacer cosas muy locas con Faemino. Él siempre hacía bromas y fue muy divertido, yo no. Yo empecé con veinte años, fue una vocación tardía.
-El cómico nace, porque tiene que tener un algo. No hay escuelas de humor, puedes dar unas pautas, pero el humor no se enseña. Puedes explicar cómo actúa el payaso o el mimo, pero no el cómico. Es algo innato, hay gente con textos magníficos que cuando los cuenta no transmite nada. El cómico no es alguien feo o desgarbado y con una voz ridícula. Siempre hay un intangible que te hace reír.
-El sentido del humor es muy amplio. Hay un humor muy primario que también hace reír. Es cierto que cuanto más intelecto aplicas a las cosas, son más divertidas. Te puedes reír de un taco o de algo sencillo, pero también de algo más sofisticado. Al final, el cerebro es muy tonto y se le engaña fácil, porque si piensas en comida cree que estás comiendo. Si alguien tropieza, la gente se ríe y el cerebro también.
Qué: Faemino y Cansado presentan su último 'Quien tuvo retuvo'.
Dónde: En el Teatro Casyc (C/ Tantin), de Santander.
Cuándo: Viernes, sábado y domingo, a las 20.30 horas.
Entradas: Salen 50 a la venta el día de la función.
-Coyunturalmente sí, porque nos pasan cosas graves en la vida. Te van a hacer una colonoscopia y no tienes ganas de reírte. Aunque insisto que todo esto es un punto de vista y una forma de encarar las distintas situaciones de la vida. Igual que un filósofo establece leyes, un humorista ve cosas y busca la gracia. No es algo que pienses por la mañana, sale solo, es una parte de ti.
-Tengo muchos gorriones que alimentar.
-Estamos escribiendo un espectáculo nuevo y nuestra idea es retirarnos después, en unos tres años. Llevamos 26 años seguidos, sin parar, haciendo comedia. Creo que es momento de descansar y dejar paso a los jóvenes.
-Es un señor que entra en una biblioteca y pide una cheeseburger doble con queso y patatas y la bibliotecaria le dije bajito, casi susurrando, esto es una biblioteca. Y el señor contesta muy bajito, casi susurrando, pues me pone una cheeseburger doble con queso y patatas. Fin.
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