Secciones
Servicios
Destacamos
'Maderas de Oriente' es el nombre de «una colonia de intenso aroma, muy popular en los años cincuenta, con la que los huidos al monte se rociaban el calzado para evitar que los sabuesos les localizaran y así poder sortear los cercos a los ... que la Guardia Civil les tenían permanente sometidos». Ahora es el epígrafe significativo del proyecto expositivo fotográfico de Agustín López Bedoya con el que indaga «en un pasado histórico relativamente cercano, trágico, de represión y persecuciones políticas, de silencios, muy olvidado en nuestro país: el Maquis. Un fenómeno referido a los huidos al monte, también conocidos y popularizados por el régimen franquista como 'bandidos, forajidos, ladrones, malhechores'».
El Gobierno de Cantabria, a través de su Vicepresidencia, presentó el pasado año la convocatoria de 'Comisariado 2021', una iniciativa para promocionar y difundir el talento de los artistas de la región y el de los comisarios de arte. A la cita, que se enmarca dentro de las acciones de consulta y participación que se abordan desde la Mesa de Artes Plásticas y Visuales del Consejo de Cultura, se presentaron 21 candidaturas de las cuales se seleccionaron cinco, entre ellas 'Maderas de Oriente' que recalará en Potes en julio.
Además de la sala de exposiciones 'Concepción Arenal', del Centro Cultural Los Arenales (Santander), el proyecto se extiende por otros espacios de la comunidad. En el mes de julio, el Centro de Estudios Lebaniegos de Potes, acoge este singular proyecto 'Maderas de Oriente', de Agustín López Bedoya. 'Noche de perros', realizado y comisariado por Miriam Mora, fue el proyecto elegido para la sala de exposiciones 'Casas del Águila y la Parra' (Santillana del Mar), también previsto en julio.
Comisariada por Juan González de Riancho, la muestra 'Maderas de Oriente. El monte, último refugio', más que de imágenes, se compone de paisajes que no se quedan en lo visual, que tienen más que ver con «la peculiaridad de haber sido lugares inocuos en los que sucedieron episodios que les proporcionan singularidad, lugares banales puestos en valor como verdaderos testigos de un pasado en el que sucedieron episodios destacados o trágicos que los hacen únicos, que poseen una intensidad especial derivada del peso de la historia y la política; un recorrido por una cartografía muy precisa centrada en distintas zonas rurales del Norte de España, la historia silenciada de la guerrilla rural que estérilmente luchó contra la dictadura franquista».
Desde su posicionamiento fotográfico, López Bedoya utiliza el modelo documental para realizar sus proyectos «en los que, a través de mi lupa, regreso sobre el paisaje local, horizonte de mi memoria, hablando de lugares, de recuerdos, de vivencias, de emociones vinculadas a paisajes y experiencias personales».
Agustín López Bedoya confiesa no tener imaginación creativa, «lo que me gusta es contar, a través de imágenes autónomas, aquellas historias que me interesan y que me sirven como reflexión personal». El creador apunta que son «imágenes 'no ficción', que bucean en un pasado aún reciente cargado de resonancias evocadoras de una posguerra civil, de décadas marcadas por el miedo y el silencio; imágenes que quieren transmitir las sensaciones que provocan las huellas de unos acontecimientos que hablan de ausencias y de vacíos, de amaneceres sin esperanza, de oscuridad nocturna, de un pasado aún visible que tiene que ver con la vida y la muerte de unos protagonistas que no aspiraban a ser mártires y que han pasado a pertenecer a la memoria colectiva de una guerrilla rural que estérilmente luchó contra la dictadura franquista».
López Bedoya, natural de la Montaña palentina, estudió fotografía en Escuelas de referencia; realizó el Máster de Concepto y Creación (2008/2009) en la Escuela de Fotografía e Imagen de Madrid, amén de seguir formándose en cursos y talleres.
Hay afinidades entre el proyecto expositivo y su destino: Potes, lugar de nacimiento de 'Juanín', donde está enterrado junto con 'Bedoya', y un entorno que aparece reflejado en las imágenes. La pieza central de la exposición, '¡Arden Las Carrás!', es una fotografía de la Casona de Serdio, en Val de San Vicente, donde nació el último emboscado cántabro Francisco Bedoya Gutiérrez 'Bedoya', y ardió una noche de noviembre de 1952. Las gentes del Val de San Vicente sabían que aquel fuego no era inocente ni fortuito; «no hubo denuncias, no se abrió investigación alguna, los vecinos que tenían pruebas guardaron silencio convencidos de su inoperancia. Los Bedoyas ya estaban sentenciados».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.