Secciones
Servicios
Destacamos
Nunca pensó Raúl Alegría que aquella idea que tuvo cuando Santander era candidata a Ciudad Europea Cultura iba a consolidarse como un festival por el que diez años después han pasado 100.000 espectadores y que ha ofrecido 160 propuestas diferentes por más de ... 280 creadores. El Festival de la Magia y lo Visual, que se celebrará este fin de semana, cumple este año su décima edición con los espectáculos de casi una veintena de creadores que llegarán desde Francia, Alemania, Ucrania, Argentina y varias regiones de España y su fundador y director reconoce que aquella idea de demostrar que «el ilusionismo es mucho más que el mago de la maleta y la chistera» le ha permitido traer a su tierra a los artistas más destacados del sector. «La línea del festival, o al menos la que yo tenía en la cabeza, es la de lograr la mayor calidad en cuanto a los montajes y los magos saliéndose un poco de lo normal. No me vale el mago que podemos ver en cualquier fiesta de cumpleaños, tiene que tener un por qué y un personaje creado. Todo lo que hemos traído o seleccionado en estos años son propuestas muy cuidadas de espectáculos que he visto en directo y creo que en esta década el mensaje ha calado en el público y ya conoce un poco más el trabajo de los magos».
No es fácil resumir todo lo que este festival ha supuesto para él y para la ciudad, una década en la que además de contar con artistas destacados él mismo ha crecido como mago. Desde sus inicios, la muestra se abre con un reto personal, un número de escapismo en el que Alegría se supera cada año para sorprender al público. Estos días prepara en una nave de Camargo el de este año que tendrá lugar el viernes en la Plaza del Ayuntamiento. Esa nave y su aparcamiento, donde el mago tiene instalada su empresa Alegría Producciones, hace las veces de almacén, oficina, pista de pruebas... Un lugar lleno de cajas, maletas, carteles de sus espectáculos, distintos aparatos utilizados en anteriores retos, fotos de sus logros, libros de Houdini y también algunos de los premios que ha obtenido durante su carrera. Llama la atención los cientos y cientos de candados y esposas que guarda en esas maletas, junto con cadenas de todo tipo de grosor. «Reconozco que tengo un poco de obsesión con los candados y que me gusta mucho recorrer mercadillos y anticuarios en su búsqueda, sobre todo los vintage, porque a día de hoy no hay empresas que fabriquen candados como los que se hacían antiguamente», confiesa el mago que en los últimos años se ha centrado en el escapismo y, sobre todo, en traer al siglo XXI los trucos de su admirado mago Houdini.
El reto que Raúl Alegría afrontará este viernes consistirá en librarse de unas turbinas lanzallamas mientras permanece atado a una silla con una cadena de veinte metros de longitud. Todo, tras haber sido suspendido en el aire, en el vacío.
Se trata de un número diseñado hace ocho meses en Las Vegas especialmente para Santander y que el ilusionista cántabro última estos días con sus consultor mágico, Joaquín Ayala, una celebridad en la ciudad estadounidense que se ha desplazado esta semana hasta Santander para ayudar a ensamblar todas las piezas y colaborar en los últimos preparativos para que el reto salga bien. «Hay que trabajar paso por paso en cada número de escapismo que creamos teniendo en cuenta distintos factores, como el viento, que pueden ser detonantes de que esto sea un éxito o no porque aunque el escapismo tiene sólo una pequeña parte de ilusionismo, el 80% es realidad. No es truco. El viernes va a haber varios lanzallamas que si me pegan me quemarán de verdad. Las cadenas no están trucadas ni los candados que será alguien del público el encargado de cerrar», comenta.
Una prueba de que en esos retos hay más realidad que truco está en el susto que se llevó en 2016. Ese año se enfrentó a la 'Tortura de agua de Houdini' que consistía en escapar de un tanque de agua en el que le habían introducido encadenado. «En el primer ensayo que realizamos aquí en la nave me dio un corte de digestión cuando me quitaba los primeros candados. Tragué agua y me puse nervioso por lo que los miembros de mi equipo tuvieron que sacarme rápidamente de la urna. Sentí que me ahogaba y a raíz de eso me tatué los ojos de Houdini en el pecho. Afortunadamente el reto salió bien», cuenta.
El resto de los espectáculos que se verán en esta décima edición del Festival se dividirán como siempre entre la calle y el Palacio de Festivales donde el sábado y el domingo tendrá lugar una gala internacional que contará con los mejores números que se han ofrecido durante estos diez años, «con alguna que otra sorpresa», señala. «Conseguir traer a magos de este tipo no es tan sencillo porque están muy rifados entre las principales salas de teatro y festivales de todo el mundo», dice.
Dos años después de que arrancara este Festival, Raúl Alegría se embarcó en otro proyecto que también se ha consolidado como una de las propuestas culturales del verano santanderino: el Circo Quimera. «Empecé a trabajar en circos en Europa y me di cuenta de que la cultura del circo que tenemos en España es muy diferente a la de los países europeos. Aquí para muchos es un lugar donde llevar a los niños a pasar la tarde, mientras que allí apenas van menores. Se trata de un público de todas las edades, muy respetuoso y que parece que en vez de al circo va a la ópera o a un concierto de música clásica por la forma en la que va vestido rozando casi la etiqueta y pagando entradas caras».
Alegría optó por hacer un circo con la calidad del Festival de Magia que tenía por objetivo volver a poner en valor este arte. «Me arriesgué mucho y en el primer año perdí 20.000 euros. Invertí tanto en traer a grandes artistas que me arruiné, pero seguí luchando y apostando por esa idea que el tercer año, por fin, con el espectáculo dedicado a los hermanos Tonetti, se consolidó entre el público. Afortunadamente hoy en día es una producción propia que puede vivir sin subvenciones, ya que el Ayuntamiento de Santander sólo nos cede el espacio y la electricidad, y contar una historia diferente cada año».
Preparar sus propias actuaciones -es uno de los magos cántabros más reclamados en el extranjero-, dirigir su empresa que es contratada por muchas compañías teatrales como Ruido Interno o La Machina para poner efectos especiales a sus montajes y formarse, «la magia es un trabajo que necesita de continuo aprendizaje», es algo que Raúl Alegría ha conseguido, como él mismo señala, a base de trabajo. «He pasado por muchas fiestas de cumpleaños, pub y romerías hasta llegar a poder dirigir mi propio festival y me alegro mucho de ello porque gracias a esas pequeñas actuaciones me he convertido en el mago que soy ahora».
Cuando Joan Font, fundador de 'Els Comediants', le propuso participar en su nuevo montaje, una adaptación de la zarzuela 'El dúo de la africana', Raúl Alegría no se lo pensó dos veces. El resultado, que pudo verse el pasado fin de semana en el Teatro Campoamor de Oviedo, es una producción que ha permitido al escapista cántabro «cumplir un nuevo reto porque por primera vez tengo bastante texto e interpretación y por lo tanto una mayor trabajo actoral de manos de un director de teatro».
«Yo ya había trabajado con Jon Font hace cuatro años, entonces me llamó para colaborar en la gala de los décimos premios de la lírica española, una especie de Goyas para los cantantes de ópera y que se celebró también en el Campoamor», cuenta. Su personaje en 'El dúo de la africana' es un mago del año 1900 con cuatro intervenciones en escena.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.