«La Reconquista acabó bien, pero para el País Vasco y para España me temo lo peor»

Acompañada por Luis Revenga, presidente de Editorial Cantabria; Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo y en diálogo con Javier Llamazares, crítico literario del periódico, la autora afirmó que «cuando escribo novelas, no me salgo de mi papel de periodista, de defensora de España y la Constitución». En ese rol se ha propuesto novelar toda la Reconquista, «una auténtica epopeya de otros siglos, determinante en la configuración de la España actual» y con el objetivo de no dividir el relato entre buenos y malos. Así cree la escritora que se nos ha contado ese periodo de la historia, «como una sucesión de batallas inconexas».

El título de su novela no es casual, dueñas porque «eran las señoras de las casas, tanto en las urbes como de los pequeños castillos. La mera palabra ya da una idea de su importancia: tenían que gestionar esas propiedades en ausencia de sus maridos», en una época en que los hombres vivían batallando. La protagonista tiene referencias propias como el aspecto o algunas palabras que utilizaba su madre. También a sí misma, en la efusividad que transmite hacia los suyos. «Se parece mucho a mí en su época más juvenil», desveló.

A pesar de ser un siglo sangriento y de mucha violencia, la Reconquista «actuó como un ascensor social y quienes luchaban al lado del rey, podían hacerse con un trozo de tierra y ser dueños de sus destinos», indicó. En aquel entonces, «España no es un país en el que hombres o mujeres tengan caracteres similares a los de otros países de nuestro entorno y las mujeres fueron determinantes aunque los historiadores se olvidaran de señalarlo». La autora defendió el papel de esas mujeres como responsables de tomar decisiones y administrar sus propiedades con total potestad. «Según algunos, nos han venido a liberar ahora con el Ministerio de Igualdad y hasta ahora estábamos en casa sometidas», criticó.

El mar Cantábrico, el olor a hierba mojada, los paisajes de Comillas, Ruiloba o la playa de Gerra están muy presentes en la memoria de San Sebastián, de ascendencia vasca, que señaló que además de ser incomparable: «Cantabria es como mi tierra, pero sin gentuza».

«Quien no conoce su historia -argumentó- es muy difícil que pueda crear un proyecto compartido, lo que da esencia a una nación, sino que probablemente ni entienda la nación en la que vive».

Ante una sala prácticamente llena, algo que agradeció por lo poco habitual, la columnista calificó la actualidad española como «muy deprimente» y cada día más generadora de pereza. «Un país que ha tenido una historia como España, con personajes a los que podías admirar y aprender, lo ves ahora y salvo alguna excepción, impera la mediocridad rampante». Por eso no se inspiraría en el presente para sus libros. «La Reconquista sé cómo acabó y acabó bien, pero para el País Vasco y la situación de España me temo lo peor». Un país que da «grandes profesionales» en todas las áreas, «salvo en política, donde con el sistema imperante tienen que abrazar los valores de la antimeritocracia». «Es muchísimo mejor la sociedad que sus políticos».