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Sorprende escuchar a una profesora de Tennessee, en un buen español pero con marcado acento norteamericano, hablar con tanta pasión de César Arconada, uno de esos escritores y periodistas españoles ligado a la Generación del 27 que se vio obligado a huir de este ... país tras la Guerra Civil. Arconada se instaló en Rusia y allí se convirtió en un intermediario entre la cultura de su país de origen y el de acogida. Lynn C. Purkey, profesora de Lengua española en Estados Unidos y experta en literatura comparada española y rusa, sobre todo, de los años veinte, ha estudiado también la figura de este escritor palentino y las de Rafael Alberti y María Teresa León. Ayer fue una de las ponentes del III Congreso 'Destinos del exilio republicano' que, organizado por la UNED y la Fundación Bruno Alonso, se ha celebrado durante los dos úlltimos días en Santander.
El congreso tomó como eje de partida la conmemoración en 2019 del 80 aniversario del exilio emprendido por republicanos españoles tras el fin de la Guerra Civil y el comienzo de la dictadura franquista. Un éxodo masivo, sin distinciones de sexo, formación o ideología, que emprendieron cientos de miles de personas que tenían en común un inquebrantable afán de supervivencia, el temor a las represalias de los vencedores y la repulsa al nuevo régimen político.
La cita, que ha reunido en la sede de la UNED en Cantabria, a medio centenar de personas, muchas de ellas llegadas desde EE UU, recordó ayer a César Arconada y también a Julián Zugazagoitia, dos escritores que corrieron distinta fortuna en sus respectivos exilios pero que desarrollaron una gran labor a favor de la cultura española en los países en los que fueron acogidos.
«Desde su llegada a Rusia como exiliado, Arconada, formó parte de forma muy activa de la vida cultural rusa» aseguró esta profesora norteamericana, que también reconoció que su producción literaria en la por entonces Unión Soviética se puede definir como «frustrada», sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. «Fue el encargado de las ediciones españolas de dos importantes de las más importantes revistas literarias rusas, pero también fue un entusiasta divulgador del teatro de Oro español y participó en un buen número de congresos y otras citas culturales importantes. Así que aunque fue un escritor frustrado, sí destacó tanto en su obra periodística como en otros campos de cultura como hicieron otros exiliados en sus países de acogida».
«El exilio de los republicanos españoles tras la guerra civil siempre estará de actualidad porque es un referente de la cultura democrática española». La frase es de Abdón Mateos, catedrático de Historia de la UNED, que ayer expuso en el congreso 'Destinos del exilio republicano' los condicionamientos de la ayuda que recibieron.
Para este catedrático, «la ayuda a estos exiliados es un tema bastante polémico por las circunstancias de la derrota, que no fue completa del todo porque pervivieron instituciones republicanas de ayuda, partidos y sindicatos, por ejemplo. Si bien esa acogida estuvo muy condicionada por otros condicionantes globales como la Segunda Guerra Mundial». Y es que, según este experto, «en el exilio español influyeron mucho las derrotas de la contienda mundial, sobre todo la francesa que limitó la posibilidad de ayuda a los refugiados españoles y esas esperanzas de traslado masivo al el Nuevo Mundo, sobre todo hacia México». Abdón Mateos también cree que pese a la derrota, se puede hablar de victoria en lo que se refiere a la acogida de los países hispanoamericanos.
¿Y por qué fue un escritor frustrado? «Uno de los principales problemas de los exiliados españoles en Rusia fue el idioma. A Arconada le costó mucho dominarlo. Sobre todo al principio y eso que acabó trabajando como traductor y creó una escuela importante de traducción», explica Purkey. A este handicap le tuvo que sumar la férrea censura que impuso Stalin a su llegada al poder, durante los años 40 y sobre todo con las traducciones que se hacían alrededor de la II Guerra Mundial. «Eso hizo que casi todos los escritores exiliados resultaran frustrados en lo que se refiere a su producción literaria», explicó esta experta, quien también reconoció que aún así, Arconada tuvo mucha mayor fortuna que otros republicanos españoles como es el caso de Julián Zugazagoitia, quien tras su huida de España fijó su residencia en París hasta que la Gestapo lo entregó a las tropas franquistas que lo acabaron fusilando tras un consejo de guerra. Su literatura, «como una forma de combate», fue objeto de otra de las ponencias del congreso, en este caso a cargo de David Felipe Arranz, de la Universidad Carlos III de Madrid.
El publicista Eulalio Ferrer; el exilio de Luis Buñuel o de las escritoras republicanas en Hispanoamérica fueron otros de los temas abordados en la mañana de ayer en este tercer congreso. Todas las ponencias y comunicaciones que se han desarrollado en estas dos jornadas, y en las que también se ha abordado como fue el exilio de los 'niños de la guerra' o la acogida de la familia de 'El cariñoso', uno de los maquis de Cantabria, entre otros temas, se publicarán en un libro.
El primero de estos congresos se celebró hace veinte años, coincidiendo con el 60 aniversario del exilio español. Diez años después tuvo lugar el segundo y otra década después se celebra esta tercera edición que ha reunido en Santander a investigadores y estudiosos nacionales y extranjeros con el objetivo de que no se olviden a los protagonistas de aquel exilio, tanto a los que se vieron obligados a abandonar España, como al esfuerzo que hicieron los países que los acogieron, ofreciéndoles nuevas oportunidades para afrontar su futuro con seguridad.
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