![Robayera acoge la primera muestra en Cantabria de Montserrat Soto, Premio Nacional de Fotografía](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202008/28/media/57836315.jpg)
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La artista revisa pinturas producidas después de la invención de la imprenta, que incluyen los libros como objetos o como símbolos. Y al destinar su mirada hacia estas obras, construye una narrativa en torno a las obras de la época y su relación con ... el libro y su representación.
Son las fotografías de Montserrat Soto (Barcelona, 1961) que protagonizan una nueva cita expositiva en la temporada de la Sala Robayera de Cudón, organizada por el Ayuntamiento de Miengo con la colaboración de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Bajo el epígrafe 'Dato Primitivo 5. Pinacoteca', en la primera comparecencia individual en Cantabria de la artista reconocida con el Premio Nacional el pasado año, se exhibe desde este sábado precisamente una selección de fotografías de obras emblemáticas de la Historia del Arte con ese denominador común: «Todas ellas contienen iconografía relacionada con el libro y su representación».
Exposición. Título. Dato Primitivo 5. Pinacoteca. Artista: Montserrat Soto. Lugar: Sala de Arte Robayera. Antiguas Escuelas. Barrio El Castro, 36. Cudón - Miengo. Organiza: Ayuntamiento de Miengo. Colabora :Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria
Desde este sábado al 4 de octubre. Horario. Martes a sábados de 19 a 21 horas. Domingos de 12 a 14 horas.
La serie de Soto plasma imágenes de pinturas creadas después de la invención de la imprenta y que contienen la iconografía del libro. A modo de pinacoteca, «las relaciona por cómo se representan estos iconos y cómo se muestran en las pinturas, con el propósito de desvelar las intenciones con las que el libro, como imagen con estructuras complejas, es utilizado para generar nuevas asociaciones de ideas». La información que ofrece la imagen de un libro «se abre ante su propio significado, contextualizado dentro de la obra, y ante las interrelaciones establecidas con otras obras».
Su objetivo: mostrar cómo la creación y el pensamiento han estado permanentemente controlados por el poder religioso, político y económico, «quizá porque los libros y las imágenes constituyen el legado cultural con el que construimos nuestra memoria». Cada composición contiene un repertorio de imágenes, en su mayoría de temática religiosa, realizadas entre los siglos XII y XX por maestros anónimos o autores como Alberto Durero, Jaume Huguet, Juan de Juanes, Pedro Berruguete, Diego de Siloé, El Greco, Zurbarán, Jan Massys, dispuestas siguiendo el formato de una pinacoteca clásica. La artista incorpora asimismo fragmentos de sus propias obras, algunas de las cuales pertenecen a esta misma serie, en una suerte de 'mise en abyme' que remite al discurso metapictórico del cuadro dentro del cuadro. «En algunas piezas incluye fragmentos de prensa con noticias como la quema de libros de Hitler en 1933 o el primer número de la revista Charlie Hebdo después del atentado de 2015, junto a artículos de la Constitución Española o de la Declaración Universal de los Derechos Humanos sobre la libertad de expresión», explica Marta Mantecón, directora de la Sala Robayera.
Completan la exposición una serie de textos con fragmentos del 'Índice de Libros Prohibidos« de Sotomayor (1640), una carta del Inquisidor General a la Secretaría de Gracia y Justicia (1777), 'Camino de la Perfección' de Teresa de Jesús, 'Don Quijote de la Mancha' de Miguel de Cervantes o 'Imagen y Culto' de Hans Belting.
Durante más de diez años, la fotógrafa ha recorrido diferentes museos, archivos y colecciones -del Museu Nacional d'Art de Catalunya, el Museo Nacional del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza o el Museo del Greco al Museo de Bellas Artes de Boston y el Museo Idlib de Aleppo (Siria), entre otros-, para «rastrear la historia del libro desde la perspectiva del arte», proporcionando una reflexión sobre la censura y la autocensura donde la parte no visible es tan importante como aquello que las imágenes muestran; «una memoria sustraída, borrada o prohibida durante siglos y, particularmente, desde la aparición de la imprenta».
La exposición constituye la primera muestra monográfica de la artista en Cantabria, si bien su obra ha formado parte de proyectos colectivos, caso de 'Cultura, pobreza y megalópolis: el arte contemporáneo y la lucha' en Villa Iris, 'Itinerarios 2001-2002' en la Fundación Marcelino Botín o 'Bruma, luz, concepto y sentimiento' en el Palacete del Embarcadero.
Soto ha investigado las leyes o los códigos que impedían que las obras de arte mostrasen abiertamente determinados contenidos, de ahí el predominio de los llamados libros simulados o figurados, sobre todo entre la Edad Media y la Ilustración. Más allá de sus valores plásticos y estéticos, estas obras de arte son el efecto de unos mecanismos de control que vetaban el acceso al conocimiento para adoctrinar a la población. La Inquisición, por ejemplo, llegó a publicar listados de libros prohibidos con castigos que iban desde la excomunión a la condena por herejía, vigilando en todo momento qué textos e imágenes se podían difundir con tal de evitar la propagación de doctrinas que no comulgasen con sus dogmas y, supuestamente, velar por la «salud espiritual» del pueblo.
La artista pone de manifiesto cómo el férreo control que el poder ha ejercido sobre la producción intelectual a lo largo del tiempo ha llegado hasta hoy, dado que los mecanismos de censura del pasado perviven en la actualidad en las redes sociales; «de ahí que incorpore en las obras alguna alusión a las formas de archivar propias de las nuevas tecnologías».
La artista nos interroga, tal como apunta Alicia Murría en el texto que acompaña el catálogo de la exposición, «sobre cómo hemos almacenado el conocimiento del pasado y cómo las nuevas tecnologías influyen sobre lo que se decide conservar o silenciar». Se trata de reflexionar, en última instancia, «sobre los mecanismos de control que rigen nuestra sociedad y en los que apenas reparamos».
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