«Saura es un cineasta que escucha y por eso trabajar con él es un privilegio»

Según explica este proyecto documental estaba en la cabeza de Carlos Saura desde hace tiempo y «cuyo origen no tiene nada que ver con lo que al final ha quedado». En un principio, el cineasta lo quería enfocar únicamente desde el punto de vista del arte rupestre y de las cuevas prehistóricas «y la curiosidad es que cuando inició el rodaje y vio las imágenes de las primeras cavidades fue consciente de que eso que estábamos contando, ya se había hecho en decenas de documentales y que el material que tenía no le acababa de enganchar ni de interesar por lo que decidió darle un giro y unirlo a su inquietud por el mundo del grafiti. Le pareció que ahí había una relación interesante y decidió que el filme debía de ir por ese camino».

Fue así como se empezó a fraguar el documental en el que esta santanderina ha tenido la posibilidad, y ahí está otro de los motivos por los que es un trabajo especial para ella, de involucrarse mucho más allá de lo que es un montaje 'normal'. «Hay una gran diferencia a la hora de enfrentarte al montaje con una película de ficción y un documental. En el primer caso trabajas con un guion cerrado sobre el que también aportas mucho a nivel creativo. Lo interesante de un documental es que en un porcentaje muy alto no tienen guiones y se van creando a medida que se va rodando porque van surgiendo situaciones que dan pie a llevar la historia hacia un lado u otro». Y eso, afirma, es lo que ocurrió con el nuevo filme de Saura. La montadora cántabra explica que además ha tenido una gran relación con el personal de productora, Malvalanda, hasta el punto de que pudo participar en la toma de decisiones y aportar sus propias ideas sobre las imágenes que se podían grabar para aportar más fuerza a la película. «Así que he estado muy metida en el equipo creativo de 'Las paredes hablan' y además, y eso para mí fue maravilloso, estuve en el rodaje en Mallorca cuando se grabó una secuencia con imágenes de Saura y Miquel Barceló».

La relación de Vanessa Marimbert con el cineasta viene desde hace quince años y entre otros trabajos con él ha hecho 'Flamenco, flamenco' o el documental sobre el Centro Botín y Renzo Piano que todavía no se ha estrenado. «Por eso, poder estar con él y con Barceló, que nos abrió las puertas de su estudio, me lo tomo casi como un premio».

Además de la relación laboral, explica que «Saura se ha convertido en alguien muy importante para mí. Una persona a la que apreció un montón y me siento muy privilegiada de poder estar codo con codo con uno de los directores más grandes del cine que además escucha siempre las aportaciones de las personas que trabajan con él lo que nos motiva mucho», dice.

Se cumple ahora un año desde que esta montadora recogiese el Goya por su trabajo en 'El buen patrón', una noche que recuerda como un sueño. Desde entonces, asegura no haber parado de trabajar. «Han sido unos meses estupendos en los que he podido hacer cosas muy interesantes. Espero que así siga siendo», dice. Desde aquella película ha tenido la posibilidad de trabajar con otro director cántabro, Nacho Vigalondo, en uno de los capítulos de la serie 'Historias para no dormir' que emite la plataforma Amazon. «No le conocía y reconozco que para mí ha sido un gran descubrimiento», dice. También ha hecho otra serie para Atresmedia con Miguel del Arco que lleva por título 'Las noches de Tefía', en la que se aborda la vida en un campo de concentración para homosexuales que existió en Canarias durante el franquismo, y que se estrenará en el próximo festival de Málaga.

Ahora mismo está con el montaje de 'Idiotizadas' la nueva producción de Alex de la Iglesias que dirige Eva Hache.

Y si algo destaca del «estupendo año» de cine que ha vivido este país y la gala de los Goya del próximo 11 de febrero «es la alta representación femenina que hay. Ha sido un año de grandes películas y con una gran presencia de directoras y jefas de equipo lo que es una alegría porque por fin estamos viendo una paridad que antes no existía», concluye.