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El instinto y el oficio convivieron en Pablo Hojas (Santander, 1945) durante sus cientos de trayectos profesionales, creativos, artísticos, docentes, también de divulgador y emprendedor con la fotografía como materia prima, lenguaje, comunicación y expresión vital. Como fotoperiodista, galerista, activista del hecho fotográfico, sus ... imágenes durante décadas han estado vinculadas a la noticia, al estudio de la luz, a iniciativas corales y a series que permitieran contar el mundo.
Luces y sombras que arrebató al tiempo y que forjaron sus primeros pasos y crecimiento a través de gentes y hechos, perfiles y miradas. «Yo siempre procuro que las fotos sean distintas. Intento buscar mi propio lenguaje. Para mí la vida no es una sola foto». Esta confesión revela la filosofía e identidad de la mirada del fotógrafo fallecido a los 77 años el pasado mes de julio. Ahora el nuevo año alumbra un homenaje y evocación de Hojas, pero sobre todo una reivindicación de su faceta mas artística plasmada en diversos escenarios y ambientes. La Fundación Caja cantabria, en sus coproducciones con el MAS, celebrará desde finales de mes una triple muestra que reflejará a través de más de cuarenta fotografías esa poliédrica capacidad visual de Pablo Hojas. Las salas del Casyc y Up en Tantín, tras un proyecto impulsado por Juan Muñiz, director de la Fundación, albergarán las huellas de este recorrido significativo que, además, supone rubricar el vínculo entre el fotógrafo y la entidad, especialmente fructífero durante la década de existencia del Foto Polientes.
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La diversidad de creaciones, los trabajos en medios de comunicación, el mundo del retrato, o los reportajes lo alejan de cualquier encasillamiento o conformismo. Y entre los espacios, ese rincón agaterado del Palacio de la Magdalena que convirtió en estudio psicológico y refugio de luz por el que pasaron decenas de personalidades,.
Premio Estrañi, Hojas impulsó la creación de Espacio Imagen, abrió la primera fotogalería en Santander y construyó un proyecto personal como 'Miradas en Blanco y Negro' de la UIMP. Sus trabajos enriquecieron medios como El Diario Montañés, Cifra Gráfica, EFE, El País, La Vanguardia, La Stampa, Cambio 16, Newsweek, Le Figaro, o The New York Times, entre muchos otros. Desempeñó el cargo de jefe del Departamento de Fotografía del semanario 'El Norte' y ocupó la corresponsalía de El País durante décadas, además de ser fotógrafo oficial de la UIMP. Un agitador de la luz, cadazor de historias, que siempre sembraba cada imagen de preguntas e incitaba a indagar. En sus incursiones en la fotografía publicitaria, se responsabilizó muchos años de la foto fija de los anuncios de Freixenet.
A propósito del proyecto que abre 2023, Muñiz sostiene que «hay seres que con su sola presencia iluminan el espacio, seres que generan empatía, positividad, seres que unen, que crean, que enseñan. Pablo Hojas es una de esas personas. Lo afirmo en tiempo presente, porque Pablo sigue aquí». Y recuerda las palabras del escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla: «Si no fuera porque sonríe con los ojos, las cejas y la barba; si no fuera porque trasluce humanidad desde su mirada azul y marina, ...por que jamás retuerce el entrecejo, ni se le adivinan deseos de venganza contra ningún demonio interior, alguien podría confundirse y llegar a identificar o a definir a Pablo Hojas como un capitán Ahab de la fotografía».
La relación de Pablo Hojas con la Fundación se acentuó tras la exposición 'El ojo consentido', realizada en 2005 como proyecto conjunto de la UIMP y de la, entonces, Obra Social de Caja Cantabria. Dos instituciones de referencia en su trabajo. En la UIMP captó mil y un momentos, mil y un rostros, mil y una almas. Nadie como él para atrapar «lo invisible». En la Caja Cantabria dirigió un embrionario taller de fotografía antes de abordar durante una década su citado proyecto más emblemático el Casyc Foto Polientes. «Uno de los proyectos culturales dedicado a la imagen más interesantes de los que se han desarrollado en nuestro país». Poliédrico y heterodoxo, confluían en su identidad el taller de fotografía, la máster class, el ciclo de conferencias y las exposiciones, con dos ubicaciones físicas, Polientes y Santander, y una virtual en la red. Una propuesta por la que pasaron 363 fotógrafos.
Este proyecto singular tenía no obstante «un alma, un aglutinador, un 'capitán', Pablo Hojas que enarboló en Cantabria la bandera de la fotografía. A su vera, bajo su magisterio, surgió una pléyade de fotógrafos de grandísima calidad. A su manera, peculiarmente exigente, abrió los ojos de numerosos fotógrafos a otra forma de mirar, de fotografiar, de 'escribir con luz'», subraya Muñiz. Paisajes, paisanajes, el frío, el agua, la luz , los sueños, la nada ...., todo captado a través del visor de una cámara y plasmado en una imagen mil veces vista antes de mostrarla. Pensar, sentir, soñar, en definitiva vivir en fotografía fue el objetivo de este proyecto.
Su gran virtud, recalca Muñiz, radica en que Pablo supo transformarlo en un proyecto abierto diverso y mutable, en el que las aportaciones han venido desde la imagen como elemento plástico con Javier Salas, Ouka Leele, Ciuco Gutiérrez, Eugenio Recuenco o José Ferrero, pero también de la imagen como realidad captada, del foto reportaje con Gervasio Sánchez, o de la calidad de nuestros fotógrafos de prensa en Cantabria Esteban Cobo, Ángel Colina, Miguel de las Cuevas, Javier Cotera, o Raúl Lucio, entre otros.
Pero Foto Polientes «no hubiese sido lo que fue sin la participación y el compromiso de trescientas personas que aparcaban sus quehaceres cotidianos, sus familias, sus estudios, en una fría semana de enero, para ver la vida en Polientes, a través del prisma de una cámara de fotos». Un «resurgimiento de la fotografía» propiciado por un proyecto compartido por Pablo Hojas y la Fundación, más el equipo conformado por David, hijo del fotógrafo, Jorge Cembranos, Jesús Lastra y Carlos Díaz Jubete y todos los participantes. Ahora, la Fundación Caja Cantabria y el MAS presentan una propuesta expositiva centrada fundamentalmente en la vertiente más artística de Pablo Hojas. Esta exposición fue planteada de la mano de su compañera Elena Cuevas con anterioridad al fallecimiento de Hojas, pero fue demorándose en el tiempo por su enfermedad.
Bajo el epígrafe 'Pablo Hojas. Una sola luz' recorrerá a lo largo de esas cuarenta piezas -pertenecientes a la colecciones de Familia Hojas Cuevas y las dos entidades- su trayectoria como artista, donde están representadas sus principales series: 'Salitre', 'Interiores', 'Marcas de agua', 'Retratos', 'Iluminaciones', junto con sus piezas más emblemáticas realizadas en el Casyc Foto Polientes como 'Agua negra' y 'Ouka Leele al piano'.
Junto con ellas, dos 'secciones muy especiales': 'Hojas x Hojas', más íntima, que recoge el arraigo de la fotografía en la familia Hojas a lo largo de cuatro generaciones. Pablo Hojas Cruz, como se recuerda, era el tercer fotógrafo de una saga (y de Pablos: su abuelo y su padre -Pablo Hojas Bedoya y Pablo Hojas Llama).
La segunda, vinculada a Polientes, se centrará en un homenaje a Pablo Hojas a través de las obras de quienes compartieron el proyecto. Al margen de la citada exposición de 2005, las otras grandes muestras de Pablo Hojas fueron las del Palacete del Embarcadero, organizada por el Puerto y la UIMP, destinada a mostrar sus retratos. Y la exposición 'Fotografías, 1965-1986', impulsada por el Centro de Documentación de la Imagen de Santander, que aglutinó sus trayectos múltiples y diversificados. Desde las raíces y la mirada iniciática a su consolidación en campos como el fotoperiodismo y la fotografía de autor, que anticiparon la fecunda labor que ahora se reflejará en este 2023.
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