Pablo Hojas, mirada y tacto de la fotografía

Agitador de la luz, cazador de historias, en Pablo Hojas habitaban muchos fotógrafos. En la UIMP retrató el saber que ocupa lugar. En la prensa se revelaba el latido de su fotoperiodismo. En las exposiciones asomaba el incansable perseguidor de perspectivas. En el retratista asomaron fragmentos de vida, tanto de lo cotidiano como de asombro. Y en iniciativas colectivas, como la de Polientes, construyó un ecosistema abierto a dotar a la fotografía de esa justicia poética que tiene lo necesario y lo esencial. Todos participaban de un mismo encuadre, de un foco idéntico: la pasión. La suya era una mirada plena, intensa, cuidada, en la que la atmósfera y el tacto conformaron un territorio de sensaciones y de complicidades por el que asomó el universo de un creador con personalidad. Medio siglo de fotografía recorre 'el ojo consentido' de Pablo Hojas -como se denominó una de sus grandes exposiciones-.

El fotógrafo fallecido tuvo siempre palabras de apoyo para los jóvenes que se expresan a través de la imagen. Su pasión por el mar, las perspectivas insólitas, los territorios del encuentro azaroso de la poesía y la fotografía atraviesan sus miradas. Sus retratos de protagonistas de La Magdalena, reunidos en un libro y una muestra en el 75 aniversario de la UIMP, son una de sus seña de identidad gráfica. Un itinerario por personalidades (académicos, artistas, científicos, pensadores, políticos, catedráticos, magistrados, arquitectos, periodistas...) que dieron vida cada verano al Palacio de La Magdalena. Un caleidoscopio de personajes, vinculados por el territorio académico y cultural de la UIMP, reinterpretados por la cámara del artista cántabro, en lo que supuso una miscelánea entre el retrato, la creatividad, la esencia del retratado y el rastro informativo de cada personaje elegido. Hojas Cruz era hijo y nieto de fotógrafos y los tres con el mismo nombre y apellido: su abuelo Pablo Hojas Bedoya (1887-1950), fotógrafo de estudio; y su padre Pablo Hojas Llama (1914-1991) fotógrafo de prensa. Santander a través del CDIS custodia el fondo fotográfico donado por su padre al Ayuntamiento, con más de 200.000 imágenes, un material que su hijo relacionó en estrecha colaboración con el centro municipal de la imagen en 2007. Un año después Pablo Hojas celebró en el CDIS la que sería su última muestra, una cita monográfica dedicada a sus primeros años de trabajo.

Ya con 17 años publicaba sus primeros trabajos. Desde entonces, sus imágenes enriquecieron medios como El Diario, Cifra Gráfica, EFE, La Vanguardia, La Stampa, Cambio 16, Newsweek, Le Figaro, o The New York Times, entre muchos otros. Desempeñó el cargo de jefe del Departamento de Fotografía del semanario 'El Norte' y ocupó la corresponsalía de El País durante décadas.

En sus incursiones en la fotografía publicitaria, se responsabilizó muchos años de la foto fija de los anuncios de Freixenet. Casyc, los espacios portuarios, el Museo y diversas galerías albergaron sus otras creaciones. La muerte del fotógrafo, que luchó durante años contra la enfermedad, generó -desde que avanzará la notica El Diario-, una sucesión de reacciones, de la Asociación de Periodistas a la de Fotoperiodistas Cántabros, de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, a Pedro Casares, diputado, secretario general del PSOE de Santander, de la UIMP a la Fundación Caja Cantabria... lamentaron su pérdida. Juan Muñiz, director de la Fundación de la Caja, artífice junto a Hojas de Polientes Foto, recordaba desde la entidad al fotógrafo: «Amigo Pablo, siempre caminarás con nosotros». En 2015, tras diez años de andadura, finalizaba Casyc Foto Polientes, uno de los proyectos culturales, «poliédrico y heterodoxo» dedicado a la imagen, más interesantes de los abordados en nuestro país por el que pasaron cerca de 400 fotógrafos. Como recordaba Muñiz, ese y otros proyectos tuvieron un activista apasionado: 'todos' los Pablo Hojas que enarbolaron en Cantabria la bandera de la fotografía.

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