Ivan Fischer

Director de la Budapest Festival

«El sonido de una orquesta es menos importante que la música que hace»

-Violín, cello, piano, composición, música antigua... Acumula multitud de ramas de conocimiento en su formación.

-Vengo de una familia musical; todos aprendimos a tocar un instrumento y todos tenemos un profundo interés y amor por la música clásica. Me siento muy feliz por haber aprendido a dominar más de un instrumento, porque eso me ayuda en mi trabajo como director.

-Dicen que es un director sobrio, disciplinado y de gran autoridad. ¿Se reconoce así?

-No del todo. Me divierto mucho tocando músico y rodeado por mis mejores amigos cuando dirijo la Budapest Festival Orquesta. Y ellos tienen mucha libertad para expresarse.

-¿Por qué decidió fundar una orquesta propia?

- Cuando tenía unos 30 años, sentí un gran deseo de crear un nuevo estilo de orquesta sinfónica donde se tocara con más implicación y creatividad musical que el habitual para los músicos en las formaciones de música de cámara. En otras palabras; me imaginé un cuarteto de cuerda para un centenar de personas.

-¿40 años son suficientes para alcanzar una meta?

-La meta era muy ambiciosa: formar una excelente orquesta con una mentalidad entusiasta y apasionada. Esto lo logramos apenas un año después de comenzar. La dificultad está en mantener el entusiasmo mientras nos vamos haciendo mayores, aunque, por suerte, tenemos el alma joven.

-¿Ha cambiado mucho su sonido desde esos inicios?

-Creo que el sonido de una orquesta es menos importante que la personalidad de la música que hace. Muchas orquestas se concentran en hacer las cosas bien, pero imagina una orquesta en la que todo el mundo se expresa a través de la música. Esto es, con diferencia, mucho más importante que el sonido.

- ¿Y su punto de vista sobre la industria musical?

-La industria musical es una mezcla de personas y encuentros maravillosos y la mediocridad de producciones musicales que amenazan con convertirla en una rutina superficial. Solo puedo dar un consejo al público: busquen siempre a los buenos músicos y confíen en sus oídos; escucharán la diferencia.

-El pasado año, con 'Pelleas y Melisande', decidió poner a la orquesta en el escenario y no en el foso, como suele ser habitual. ¿Qué mensaje quería transmitir con este cambio escenográfico?

-Cuando una orquesta está en el mismo espacio que los cantantes, juntos, se escuchan bien unos a otros y hay una hermosa unidad en la actuación.

-¿Qué importancia tuvo el director y violinista Sándor Végh para la formación?

-Muchos de los integrantes fueron alumnos de Sándor Vegh, que fue uno de los mejores maestros del siglo XX. Después de fundar la orquesta, le invité a ser el primer director invitado y nos regaló una memorable semana con esta nueva formación.

-¿Mantienen en el sello de la escuela húngara o se han ido mezclando con otros estilos?

-La escuela húngara es una hermosa mezcla. Hay elementos de influencia rusa, folclore balcánico y música gitana. Viena está muy cerca también de ese estilo húngaro tan especial, influenciada por los países que la rodean. La Budapest Festival Orquesta es probablemente la mejor del mundo por todas esas influencias especiales.

-En Santander, donde cerró el Festival unos años atrás, tocarán piezas de Bartok, un compositor importante para usted. ¿Qué sensaciones le gustaría que se llevara el público de su música?

-Bartók tiene un profundo lirismo, una fuerte conexión con la naturaleza y una increíble fantasía creativa que lo convierten en el mejor compositor de música moderna del siglo XX. Siempre nos sentimos privilegiados cuando podemos interpretar su música.

-«Quien asiste a uno de sus conciertos, se sentirá afortunado», mencionaba una crítica. ¿Eso es lo que quiere que ocurra?

- Muchas personas me dicen que los conciertos de la Budapest Festival Orquesta les hacen sentir emociones más fuertes que cualquier otro concierto.