Desde el puente de la Libertad

«Yo era otro antes de Budapest», confiesa el escritor Sergi Bellver en estas 'Variaciones…', originalmente publicadas en 2017 y de la que La Línea del Horizonte acaba de lanzar una nueva edición, la tercera ya. Se trata de una curiosa mezcla de diario personal, ensayo de historia cultural y crónica viajera, con grandes dosis de autoficción. Es decir, esa densa y maravillosa argamasa que es la prosa de Bellver, y que da sustento a todos y cada uno de sus libros.

Y es que, para empezar, a Sergi Bellver no hay que entenderle, sino adorarle. No es que sea el último romántico, que también, ni que orbite en sentido contrario al resto del mundo, sino que ha construido su propio mundo, al margen de modas y etiquetas. Adentrarse en sus páginas, que es más bien acompañarle en el recorrido de su vida, es una delicia de ensoñaciones viajeras y recomendaciones lectoras, de la mano de un personaje que escapa a las pulsiones del hombre común para seguir las puramente literarias.

Así, el escritor cuenta que llegó a Budapest de casualidad, o más bien invitado por una amiga húngara, Katalin. Y es que para Bellver, que es nómada quién sabe si a la fuerza o por vocación, el viaje es una forma de vida, y en las últimas décadas ha dibujado un particular mapamundi de amigos que le acogen, por todo el mundo, para que pueda continuar con su obra literaria. En Budapest el asunto no salió demasiado bien, pero se enamoró de la ciudad y año y medio más tarde regresó para escribir allí parte de su primera novela.

Fascinado por los contrastes, pasó tres meses entre el Puente de la Libertad y el Puente de las Cadenas, aunque, como bien explica en el libro, «Budapest son los patios». Bueno, los patios, los escritores que la han construido en la imaginación de Bellver y, además, es música. La música es el idioma con el que se comunica con la ciudad, y además una pasión y un sueño incumplido para el escritor: «no querría dedicarme a otra cosa, si me llegara el talento».

No sabemos si hubo un escritor antes y otro después de su estancia en la capital húngara, pero lo que sí queda claro es que, como él mismo escribe, viajar «es estar dispuesto a extraviarse». Claro que, puestos a perderse, ¿qué mejor que en Budapest y con alguien como Sergi Bellver?

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