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Mada Martínez y Guillermo Balbona
Santander
Martes, 23 de agosto 2022, 15:57
Las señas de identidad de la UIMP como «una universidad diferente y única»; el recuerdo y el homenaje a los catorce rectores (el actual, Carlos Andradas, es el decimoquinto) que han edificado la historia de la institución en etapas muy distintas de la historia de ... España; la reivindicación de la decana de las universidades de verano como un espacio «imprescindible» para alumbrar el debate, y la trascendencia de la educación en la sociedad del presente fueron algunas de las ideas que definieron el «emotivo y necesario» acto inicial de conmemoración de los 90 años de historia de Universidad Internacional Menéndez Pelayo, celebrado este martes a mediodía en el Paraninfo de La Magdalena.
Quizá la parte más especial de esta primera ceremonia de evocación fue la entrega de las medallas conmemorativas a todos los rectores que han dirigido la UIMP, reconocimientos que en algunos casos recogieron los propios exresponsables y que en otros recibieron sus familiares o allegados. Los aplausos acompañaron esa estampa coral e inédita en el estrado del Paraninfo. Andradas reivindicó la labor de todos ellos, de Ramón Menéndez Pidal a Mª Luz Morán, como soporte de lo que hoy es la Universidad Internacional: «Una institución llena de vida y prestigio, imprescindible en la historia de nuestro país y, lo que es más importante, de su futuro».
El pasado y el futuro se acoplaron en los discursos de una ceremonia que transitó entre el recorrido histórico y la celebración de lo venidero. En su lección magistral, el historiador Juan Pablo Fusi defendió la creación en 1932 de lo que hoy es la UIMP como un «acierto histórico excepcional» que luego se ha constatado en «toda la trayectoria posterior de la institución». «Se acertó en la definición y funciones de la nueva Universidad. Se habló y se pidió que fuera más Universidad que verano y, efectivamente, ha sido mucho más Universidad que ninguna otra cosa».
carlos andradas
Rector de la UIMP
Fusi, que también se refirió al acto como «un ejercicio de elegancia, necesario y positivo», repasó durante casi una hora los hitos de la historia contemporánea de España –la II República, la Guerra Civil o la dictadura–, así como las transformaciones socioculturales y económicas que procuraron o infligieron estos episodios al país. La UIMP, en todas sus épocas, «siempre mantuvo su dignidad», destacó Fusi, «y, después de 1975, recuperó el papel determinante en la vida pública que en 1932 contemplaron quienes la crearon».
Fue el 23 de agosto de hace noventa años cuando la Universidad abrió sus puertas a propuesta del ministro de Instrucción Pública de la República, Fernando de los Ríos. Por el mismo decreto se nombró secretario general al poeta y profesor Pedro Salinas, verdadero inspirador de esta «nueva y singular institución universitaria». Como subrayó Fusi en su lección magistral, se acertó en «la elección de las primeras autoridades académicas: los dos primeros rectores –don Ramón Menéndez Pidal y don Blas Cabrera–», el secretario Pedro Salinas y sus colaboradores, todos «personalidades señeras de la cultura española del siglo XX».
Aquel primer verano, evocó el historiador, fue «premonitorio» gracias a la participación en los cursos y conferencias de figuras como Enrique Moles, que presidió la primera reunión internacional de química, Ortega y Gasset, Américo Castro, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego o García Lorca, que representó 'Fuente Ovejuna' y 'La vida es sueño' con su compañía La Barraca. Aquel verano de 1933, la Universidad concitó a más de 400 estudiantes, recordó el catedrático de Historia Contemporánea. Este año, se han contabilizado más de 4.000.
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El crecimiento de matrículas evidencia lo mucho que ha cambiad en noventa años la UIMP, unas siglas, por otro lado, que se fueron consolidando con el paso del tiempo como acrónimo de la Universidad. La Universidad ha experimentado cambios notables en su estructura, en sus instalaciones y en su funcionamiento. Por un lado, la emblemática sede de verano de La Magdalena vio nacer otras sedes hermanas repartidas por todo el país. Y dado el crecimiento de las actividades académicas, se hizo necesaria la creación de un segundo campus en Santander: Las Llamas.
El rector Andradas, tal y como avanzó en su discurso, aspira a introducir nuevos cambios que hagan de la UIMP una institución más ágil, más autónoma, más ambiciosa, más abierta. La posibilidad de transformar la naturaleza jurídica de la Universidad es una de las ideas que maneja Andradas, aprovechando para ello la tramitación del proyecto de Ley Orgánica del Sistema Universitario que arranca en septiembre.
Y «queremos ser, seguir siendo, un espacio de celebración de las ciencias, las artes y las humanidades», dijo el rector, atrayendo con este fin a figuras nacionales e internacionales como las que acuden este año a la UIMP: Jaume Plensa, Luisa Cola o Byung-Chul Han.
Andradas también mencionó su deseo de que la UIMP se hermane con otras universidades e instituciones internacionales para «propiciar actividades conjuntas con ellas». Y su deseo de seguir siendo «un espacio de convivencia interdisciplinar e intergeneracional».
Pero si en algo se detuvo el rector fue en agradecer su dedicación a todos sus predecesores en el cargo. Por un lado, la UIMP nombró rectores honorarios a Emilio Lora-Tamayo (2017-2018) y María Luz Morán Calvo-Sotelo (2018-2021). Lora-Tamayo agradeció la confianza depositada en él y en que su compromiso con la institución perdure. «Celebro y me siento honrado de formar parte de esta lista». Morán no acudió al acto, y Carmen Losa, vicesecretaria general de la UIMP, recogió el galardón en su nombre.
Por otro, la ceremonia hizo protagonistas a los rectores de la Universidad, a sus familiares y allegados. Las medallas conmemorativas fueron entregadas a Fernando Gomarín, que acudió en nombre de Ramón Menéndez Pidal (1933-1934) y la fundación a la que da nombre; Ana Mª Cabrera Pérez, por Blas Cabrera y Felipe (1934-1936); Agustín Pérez Bustamante, hijo de Ciriaco Pérez Bustamante (1947-1968); Félix Ynduráin, que recogió la medalla a su padre, Francisco Ynduráin (1974-1980); Cristina Morodo, hija del antiguo rector Raúl Morodo Leoncio (1980-1983); María Antonia Monés, viuda de Santiago Roldán López (1983-1989); Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch (1989-1995); José Luis García Delgado (1995-2005); Antonio Descalzo, que recogió la medalla a Luciano Parejo Alfonso (2005-2006); Salvador Ordóñez Delgado (2006-2012); Montaña Cámara, que representó a César Nombela Cano (2012-2017); Emilio Lora-Tamayo D'Ocón; y la vicesecretaria de la UIMP, Carmen Losa, que de nuevo actuó en nombre de María Luz Morán. El rector Florentino Pérez-Embid (1968-1974) fue el único mandatario al que no se pudo entregar el reconocimiento, dada la imposibilidad, informó la UIMP, de localizar a algún descendiente o representante.
Ana María Cabrera tomó la palabra en nombre de los familiares. «Fue la universidad de verano en esta tierra cántabra uno de los proyectos en los que mi abuelo participó activamente y desde donde contribuyó a la divulgación de la ciencia en este país, una de sus prioridades más importantes», destacó la nieta del rector que fue 'padre' de la física moderna española, discípulo de Pierre Weiss, anfitrión de Albert Einstein en su visita a Madrid, referente en el campo del magnetismo y fallecido en el exilio mexicano en 1945. «Santander fue un lugar muy importante en la vida de mi abuelo», añadió.
Poco después, Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, otro de los rectores que dejó huella en la actividad y, sobre todo, en las personas que hacen la UIMP, evocaba alguna anécdota de la etapa de su padre en la Rectoría –«son las anécdotas de alguien que tenía unos 20 años y a quien de golpe su padre le llevaba a un sitio espectacular, con unas conferencias y clases espectaculares, y en una ciudad magnífica como Santander»–. Rosa Lluch solo tuvo palabras de agradecimiento para quienes siguen honrando la memoria del exrector, asesinado por ETA en el año 2000. «Solo puedo dar las gracias. Realmente, es un honor ver que tanta gente le recuerda y lo hace con tanto cariño todavía», dijo.
En representación de los rectores, habló José Luis García Delgado, quien dirigió la UIMP entre 1995 y 2005 y quien celebró la posibilidad de «compartir el recuerdo, pero también la voluntad de seguir». «Que el pasado sirva de impulso al porvenir», dijo en la UIMP, y añadió: «Como todos los rectores que hemos sido, considero un privilegio haber servido a esta universidad. Más que un trabajo ha sido una suerte».
A la ceremonia, que contó con las voces de la Coral Salvé de Laredo, asistieron diferentes autoridades y representantes de la vida sociocultural cántabra, entre ellas, José Manuel Pingarrón, secretario general de Universidades; el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla (y varios miembros de su Gobierno); la alcaldesa de Santander, Gema Igual; Ángel Pazos, rector de la Universidad de Cantabria, o Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz. El rector Andradas agradeció especialmente su presencia a Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que imparte el curso 'Quo Vadis Europa?' estos días en La Magdalena. De hecho, en su intervención, Revilla bromeó con las ganas de Borrell de llegar a ser rector de la UIMP.
La UIMP reservó los actos académicos para la mañana, y por la noche se sucedieron las celebraciones festivas. A las 21.00 horas, se estrenó 'Alma Mater', pieza compuesta exprofeso por Tomás Marco e interpretada, junto al Palacio de La Magdalena, por la Orquesta Sinfónica Juvenil UIMP-Ataúlfo Argenta. Alrededor de un millar de personas se acercó al estreno musical.
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