Diego Cuadrado y Carolina Sainz brillan en la EDP Nigth Race

Cientos de pequeñas luces inundaron este sábado el corazón de Santander casi como pequeñas luciérnagas. Pero no tenía nada que ver con esos simpáticos insectos. Era la huella que dejaban los corredores de la EDP Nigth Race con cada zancada. Y es que las luces frontales que los participantes llevaban en la frente formaban un brillante enjambre que tomó la salida desde el Paseo Pereda. Desde allí partieron las cuatro pruebas de la carrera nocturna que iluminaron la noche santanderina. Primero los más pequeños, a eso de las 19.00 horas, divididos en dos grupos, el primero, de 300 metros, para edades comprendidas entre 3 y 7 año, y la segunda, de 700 metros, para quienes tuvieran entre 8 y 12 años.

Después llegó el plato fuerte. Los recorrido de 4 y 8 kilómetros para el resto de participantes mayores de 13 años. Ahí saltaron a la palestra algunos nombres de sobra conocidos en esto del atletismo cántabro. En categoría masculina Diego Cuadrado no solo no se perdió la cita, sino que además subió a lo más alto del podio en la distancia de 8 kilómetros. El santanderino, que ya había ganado la Carrera Popular de El Diario Montañés hace apenas una semana, volvió a ser el primero en cruzar la línea de meta. El caso es ganar. De noche o de día. Con un tiempo de 00.22.16 Cuadrado no tuvo rival y brilló con luz propia. Su estela la siguieron Manuel García, que logró el segundo puesto con un crono de 00.24.31, e Iván Santoveña, que fue tercero con una marca de 00.26.17.

En categoría femenina Carolina Sainz encontró el camino en la oscuridad para cruzar la primera la línea de meta y parar el reloj en 0:30:50. Tras ella, Laura Díez se hizo con el segundo puesto gracias a su marca de 00.31.07 y poco después Arantxa Moya se ganó la tercera plaza del podio al detener el cronómetro en 00.32.20.

Pero no solo los corredores tomaron las calles de Santander, una gran muchedumbre se agolpó en las inmediaciones del recorrido para alentar a los participantes. Para poder saludarles antes de la carrera y también compartir algunos metros con ellos. Unos chillando, otros levantando los brazos, aplaudiendo... Ellos también brillaron sin haberse calzado las zapatillas.

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