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Se sienta a solo unos metros del portal de su casa. De su nueva casa en Tetuán. A sus pies, la estrella que la inmortaliza justo entre Eduardo Noriega y Óscar Freire. Aquel homenaje le hizo especial ilusión y no lo oculta. Sonríe liberada, ... sin la presión que en forma de lesiones y responsabilidad amenazó con atenazar su rostro hace no demasiado. Tiene tiempo para saludar a sus nuevos vecinos, entusiasmados con charlar con su ilustre paisana. Sonríe de nuevo mientras propone hacer una de las fotos precisamente junto a esa estrella. Ruth Beitia (Santander, 1979) ha cambiado de barrio, pero no de ciudad. Hasta su número de móvil es el mismo de aquella niña, o casi niña, que soñaba en La Albericia con saltar dos metros. Por muchas llamadas que reciba, ha decidido no cambiarlo. «Esta vez no tenías que haber ido», le dice una vecina que se le acaba de presentar. Ella sonríe y explica que se lo dicen con cariño. Le gusta. Otros lo hacen con más mala baba, pero no es el caso. Y menos en su barrio, donde tiene ya incluso cafetería de cabecera.
-Esto de estar de vacaciones en agosto tiene que ser toda una novedad. ¿También una válvula de escape?
-Es la primera vez en muchos años, y como no teníamos nada preparado estamos pasándolas en Santander. Terminé el día 12 con la sensación de que lo necesitaba. Ha sido una temporada al aire libre muy complicada, con las lesiones muy presentes, pero de todas formas aposté por ir al Mundial. En 2011 me prometí que nunca vería una final desde la grada y bueno; no fue el final que habría deseado para la temporada pero estuve en esa final. Ahora toca disfrutar de las vacaciones, que, aunque puede sonar un poco frívolo, creo que son merecidas.
-Se terminó la temporada, ¿pero solo la temporada?
-En principio, sí. No tengo pensado lo que haré. Decidiremos después de las vacaciones. Ramón -Torralbo- esta de vacaciones, yo también y lo más importante es recuperarme, porque han sido unos meses muy duros.
-No dice si se retira, pero ya ha anunciado que el de Londres era el último Mundial al aire libre.
-Sí; desde luego; dos años más no creo que sea posible.
-¿Y el Europeo de 2018?
-No sé. La temporada que viene hay que plantearse si se hace o no. Y evidentemente, si se hace tenemos Mundial en pista cubierta y Europeo al aire libre. Ahora no tengo ni idea.
-Hace cinco años, tras Londres 2012, anunció su retirada y poco después regresó para vivir cinco años de éxitos. ¿Y ahora qué?
-Esos cinco años han sido un regalo. Independientemente del resultado, todo sumaba. Me han dado la oportunidad de disfrutar de cada una de las competiciones. He disfrutado muchísimo, incluso de este Mundial. Soy lo que soy gracias al deporte, llevo 32 de mis 38 años haciendo atletismo y no sé el tiempo que me queda en la élite, porque sin estar en la élite ya no tendría sentido seguir. Aquella decisión fue muy meditada, pero a los cuatro meses decidí volver gracias a mi entrenador. Gracias a un bendito engaño, porque fue una especie de engaño, he tenido los cinco años más maravillosos de mi vida deportiva y, sobre todo, la oportunidad de cumplir nuestro sueño, que era ganar un oro olímpico.
-Pero ahora tiene cinco años más.
-Sí -ríe-. A ver: soy consciente de que el día a día es un regalo. Y soy consciente de que no puedo marcarme metas a largo plazo, sino que cada día que me dé la oportunidad de levantarme y volver a entrenarme, si decido continuar, será un verdadero regalo. Pero ya te digo que este no era el final que hubiese elegido para la temporada y no sé; no sé qué va a ocurrir cuando vuelva de las vacaciones, que van a ser largas.
-¿Cómo de largas?
-Para una vez que lo hago, me las voy a tomar largas. Lo normal es que hubiese empezado en octubre y ahora, al terminar antes, también regresaré antes, porque tanto tiempo de descanso tampoco es bueno. Pero no sé cuándo me llamará Ramón a filas.
-Vacaciones no ha tenido, pero de viajar se ha hartado estos años...
-Sí, pero son muchos hoteles, aeropuertos y estadios. Si nos quedamos en un hotel en el centro de la ciudad sí que nos escapamos para verla, pero ocurre poco. Aunque el otro día en Londres sí que aproveché el domingo.
-Habla de Ramón Torralbo. ¿Se ha planteado que podría ser algún día su relevo en la Escuela Municipal de Atletismo?
-No lo sé. No es algo que me plantee. Ya digo que mi situación actual es de pura vacación; pura desconexión. Lo necesito. Son muchos años sin vacaciones y necesito esa desconexión. No sé cuál será mi siguiente paso, aunque también es verdad que estoy estudiando psicología en la UCAM y me encantaría que mi nexo de unión con el deporte estuviera también por ahí.
-¿De dónde saca tiempo?
-Lo hago online.
-¿Y la Fisioterapia? ¿La ha descartado profesionalmente?
-Ni la he descartado ni la he abandonado, pero ha evolucionado tanto; es una carrera tan sumamente viva... Algunos tratamientos que me están haciendo ahora yo no los dí en la carrera. Me gustaría retomarla, pero eso solo se consigue a base de postgrados que es imposible hacer coincidiendo con las competiciones. A ver si a partir de ahora me lo planteo; es una carrera que me encantó. Fue vocacional y la hice con muchísimo cariño para ejercerla en el futuro, pero ahora mismo estoy perdidísima.
-¿Ha sido frustrante esa constante lesión y no saber qué le pasa?
-Sí que lo ha sido. Nunca había estado tanto tiempo lesionada y fue complicado. Los dolores iban emigrando de una articulación a otra; empezaron en la rodilla y terminaron en el hombro, que aún sigue tocado. Todos estos meses le hemos intentado poner remedio a base de fisioterapia, pero solo poníamos parches. Cuando decidí parar 25 días solo para entrenar mejoré muchísimo, pero llegar a un Campeonato del Mundo sin saber qué va a ocurrir te llena de incertidumbre. Yo creo que iba más preparada psicológica que físicamente, y si no tienes ese equilibrio las cosas pueden fallar.
-El Premio al Fair Play que le han entregado por consolar a la italiana Alessia Trost ha sido la contrapartida positiva de Londres.
-Me sorprendió muchísimo, porque no pensaba ni que en atletismo existiese ese premio. No fue nada hecho a propósito, sino que soy así. En esta profesión, que es mi pasión, intento ser buena compañera dentro y fuera de la pista, y tengo la grandísima suerte de haber hecho muchos amigos. Alessia es una de ellas y había sido una temporada muy complicada para ella.
-Después de una medalla olímpica, llegar a la final del Mundial parece poco. Incluso para Ruth Beitia.
-Lo que opinen los demás es cosa suya. Yo puedo decir la mía y la de mi grupo, empezando por Ramón. Nuestra idea fue apostar. Fue una apuesta difícil decidir si íbamos o no al Mundial y fui yo la que se empeñó. No era lo que hubiésemos querido. El puesto quizá daba igual, pero una marca algo mejor para acabar la temporada... Salí con la sensación de mucha tensión acumulada durante estos meses. Llegar a esa final fue algo increible.
-¿Cómo se motiva con el Nacional una atleta que los coleciona ya por docenas?
-Me encanta. Es una de las pruebas más bonitas que podemos tener. Me considero buena compañera y amiga de mucha gente dentro y fuera de las pistas. Las saltadoras españolas de altura convivimos mucho en concentraciones, otras competiciones y nos seguimos en redes sociales. Y el Campeonato España es el punto de unión donde nos vemos todas. Veo cómo ellas disfrutan de que compitamos juntas y para mí es un placer. Y yo es que me motivo si salto en el Regional o sola en el módulo de La Albericia.
La vertiente política de Ruth Betia, diputada enCantabria por el Grupo Popular, se ha visto afectada, como la de todos sus compañeros en los escaños del PP, por la crisis abierta entre sus dos líderes. En su caso, tras apoyar abiertamente a Ignacio Diego.
–Existe otra versión de Ruth Beitia. La de diputada del Parlamento de Cantabria en un partido, el PP de Cantabria, en el que últimamente no se llevan demasiado bien...
–Me quedan dos años de diputada; soy un cargo electo y voy a seguir haciendo exactamente el mismo trabajo que hasta ahora.Que para mí no es un trabajo o una profesión, sino un servicio público que los ciudadanos me eligieron para hacer. Seguiré como mínimo estos dos años que me tocan hasta que termine la legislatura. Luego ya no depende de mi.
–El caso es que en medio del cisma los diputados han tomado partido por Ignacio Diego o María José Sáenz de Buruaga en una situación que puede tener consecuencias.
–Bueno; no creo que haya que hablar mucho más de ello. Al final pertenecemos todos al mismo partido, que es donde tenemos que seguir trabajando. Dependemos de unos votantes; de unas personas que nos han elegido para representarlas y tenemos que seguir trabajando unidos.
–En el caso de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, que se alineó con Buruaga, no parece haber afectado. Siempre ha dejado claro su buena relación y que no se le ocurría ‘persona más adecuada’ para regir en el futuro la Escuela Municipal. ¿De verdad no se ve ahí dentro de unos años?
–No lo sé. Ahora mismo estoy en off. Por primera vez en mucho tiempo he conseguido desconectar. Esa final –la del Mundial de Londres– fue una competición en la que tenía guardado mucho. Llegaba con sensaciones encontradas. En positivo, en negativo; con la sensación de que, como decía, no era el final elegido para esta temporada. Me brotaron lágrimas desde lo más profundo de mi ser porque las tenía reprimidas y guardadas desde hacía mucho tiempo. Pero ahora no hago más que sonreír; he vuelto a reír, lo estoy pasando bien y estoy desconectando,que es lo que necesito ahora mismo. ¿Ser la directora de la Escuela? Bueno, por ahora lo sigue siendo Ramón, que es el mejor director que puede tener.
–¿En ese nuevo estado de ánimo tiene que ver su nueva vida? Nueva casa, más vacaciones, otros proyectos vitales...
–Desde que me pusieron la estrella en Tetuán mi vida cambió y empecé a sentirme enamorada del barrio. Compré un piso que en principio era para mis padres, pero ellos declinaron la oportunidad y me lo quedé para mí. Me encanta Tetuán; la facilidad que te ofrece para ir andando a cualquier sitio, y sobre todo me encantan sus gentes. Es un barrio con mucha vida durante el día, pero muy tranquilo por la noche.Me siento del barrio y la gente me hace sentir así, así que estoy encantada.
–Ya no es del Alta, o de GeneralDávila, como prefiera.
–Bueno; de allí soy. Ahí nací y crecí y creo que lo seré toda mi vida, y ahí siguen viviendo mis padres. De todas formas, al final vivimos en Santander; esto es muy pequeñito y nos conocemos prácticamente todos
–Tanto como para que la paren constantemente por la calle ¿Cómo lo lleva?
–Fenomenal.Sí que es verdad que en algunos momentos, si estás cenando, tomando algo, con la pareja o con amigos me gustaría ser un poquito más anónima. Pero todo el mundo viene con tanto cariño que es increíble. Soy feliz con la gente de Santander y por cómo me tratan.
–¿Y cómo imagina a la Ruth Beitia de 50 años?
–Espero haber formado su familia, trabajar como ahora y que el deporte forme parte de mi vida, aunque no sea en la competición. Me veo como activa, dinámica en mi ciudad. Viajera y cuidando a mis hijos, que me encantaría tenerlos.
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