El Alega cuelga el cartel de 'Fuera de servicio' y cae en Madrid

Una auténtica pesadilla. Para los jugadores del Grupo Alega Cantabria y también para los aficionados del equipo torrelaveguense. El parqué del WiZink Center se convirtió en el infierno particular de ambos con el Movistar Estudiantes vestido de Pedro Botero y removiendo frenéticamente sus calderas. Los de Mangas poco pudieron hacer, o mejor dicho nada. Al contrario que las luces de Navidad, que vivieron su encendido este fin de semana, el Alega pulsó el botón de 'off', colgó el cartel de 'Fuera de servicio' y se apagó en Madrid. Estudiantes llegó con la fuerza de una apisonadora y arrolló a los cántabros con un 101-61.

Ya en el primer parcial los de Pedro Rivero se desmarcaron con la friolera de 21 puntos de ventaja. Toda una declaración de intenciones. Aunque claro, por presupuesto y plantilla el duelo era similar al de David contra Goliat. El Estudiantes es todo un gigante de la LEB Oro, con un equipo hecho a medida para el ascenso a ACB; contra el modesto, el Alega, que aspira a mantener la categoría. La cosa estaba muy complicada para los cántabros.

Y a pesar de que los torrelaveguenses no querían bajar los brazos, aunque esto no se tradujese en canastas, la realidad es que apenas podían hacer nada. El Estudiantes les tenía maniatados. El Alega a duras penas podía a acercarse al aro de los madrileños, que ejecutaban una férrea defensa su zona y no tenían piedad a la hora de atacar. Poco se podían hacer los de Mangas ante Michael Carrera y Alec Wintering. Puntos a mansalva.

En el equipo cántabro solo Sans, Bulic, Klavzar y Nogues fueron capaces de saborear el aro en el primer parcial. Y eso empezó a hacer mella en el ánimo y la actitud de los de Mangas, que no reaccionaron a pesar del tiempo muerto que solicitó el entrenador antes de que acabase el primer cuarto. La sensación que daba tras cerrar el primer parcial con un 31-10 era que los cántabros habían ido al WiZink Center a inmolarse.

El segundo asalto dibujó una tímida reacción de los cántabros, que lograron con un 29-20 taponar un poco la herida, lo que no significó que dejasen de desangrarse, porque al descanso se llegó con 30 puntos de diferencia y un contundente 60-30. Pero los de Mangas se pusieron las pilas. Sans abrió el marcador, asistido por Klavzar (31-12), y sembró la semilla del cambio de actitud, aunque no terminó de germinar. Manzila se lució con un mate que subió el 38-12, y Sans y Walker Jr. anotaron dos tiros libres antes de que Mangas pidiese tiempo muerto de nuevo.

Con fuerzas renovadas el Alega volvió a la carga, pero Dee, Leimanis y compañía apenas les dejaban respirar. Bulic conectó con Walker Jr. y llegó el 48-18. Littelson entró en escena y los de Mangas dieron una bocanada de aire (53-23), pero nunca lograban rebajar los veinte puntos de distancia. Las canastas de Klavzar y Littelson ayudaron a su equipo, pero el poderío de los madrileños era incontestable (60-30).

Tras el descanso, Estudiantes puso el pie en el freno, pero los cántabros no pisaron el acelerador y cerraron el tercer parcial con un 21-14 que dejaba un 81-44 de cómputo global. Wintering siguió haciendo de las suyas, mientras Littleson, Lisboa y un triple de Peñarroya eran la tabla a la que agarraban los cántabros (78-42). Mangas movía el banquillo con la esperanza de una reacción que no llegó, y una canasta de Nogues cerró el parcial con 81-44. Dar la vuelta a ese marcador era un milagro que los cántabros no eran capaces de obrar. El último cuarto solo fue la confirmación de lo inevitable. Con un parcial de 20-17, Estudiantes certificó su victoria por 101-61.

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