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En el Pedro Velarde las gradas se llenan los días que juega el Anabel Lee Camargo74. El rosa colorea el pabellón gracias a aficionados, familiares, amigos y toda la cantera del Handball74 que se conjuran con las jugadoras en cada partido, así que resulta fácil ... imaginar el éxtasis en que se sumió la familia fucsia la pasada jornada tras ganar (30-27) al Asmubal Meaño y certificar matemáticamente la permanencia en División de Honor Plata Femenina.
El éxito del Anabel Lee Camargo74 es cuestión de mucho trabajo, pero también de carácter. Las camarguesas son, ante todo, «un club obrero y familiar», apunta Ana López, la capitana y una de las líderes de las rosas tanto en el 40x20 como en el vestuario. «Nosotras no somos jugadoras profesionales en el sentido de que dedicamos las mañanas y las tardes a estudiar o trabajar. Hay compañeras que tienen turnos de noche o autónomas que curran doce horas», explica López, «Trabajamos mucho en la pista, en los entrenamientos y luego en nuestras vidas aparte del deporte. Eso imprime carácter y, además, refuerza mucho el compromiso con aquello que haces y a lo que dedicas tu tiempo».
A ese talante se suma la implicación con el trabajo de la cantera desde todos los estamentos. «Esa es una de nuestras señas de identidad. Tenemos que ser un club con mayúsculas en el que todos se sientan implicados y haya un sentimiento de club», apunta Juan Escudero, presidente del Handball74 y, además, entrenador del conjunto de Plata Femenino, sobre la dedicación a las categorías inferiores. «Es un trabajo de día a día, de los monitores que los llevan a los partidos, que dedican tiempo a la formación según la categoría y se ocupan de que estén cerca de los mayores para que vean que se puede llegar al primer equipo».
En el caso del club rosa no es un mero discurso. Sus jugadoras llegan a militar en División de Honor Plata. Ahí esta otro de los rasgos distintivos de las camarguesas. La mezcla perfecta entre la templanza y buen hacer de las veteranas y el desparpajo y ganas de comerse la pista de las juveniles que se han ido incorporando a lo largo de esta temporada al primer equipo, resultó clave para alcanzar la permanencia en el tercer escalón del balonmano femenino español.
«Las que tienen más experiencia acogen muy bien a las jóvenes y es importante que se sientan arropadas cuando tienen dudas e inseguridades a lo largo de la competición», explica Escudero sobre esta combinación en el vestuario que resultó todo un éxito. Además, que les sobren dos jornadas después de certificar su continuidad demuestra que la temporada no ha tenido grandes sombras. «Llegar sin apuros es un lujo. Te da tranquilidad y hace que todas las jugadoras participen sin ansiedad y vayan ganando en seguridad de cara a consolidarse en el equipo», reflexiona el máximo mandatario de la entidad camarguesa.
Al final, el curso 2023/24 resultó «una temporada en la que hemos llevado una linea de trabajo ascendente», explica Ana López. La capitana resume la campaña a partir de «una primera vuelta prácticamente impecable en la que los puntos acumulados nos han servido de colchón a la hora de afrontar la segunda». Las ocho victorias que celebraron entre septiembre, cuando arrancó la competición, y diciembre dejaron en el vestuario rosa la confianza suficiente para navegar con relativa tranquilidad por Plata Femenina.
El Anabel Lee Camargo74 campa con 20 puntos en la séptima plaza con cuatro puntos todavía en juego. «Vamos a por dos victorias, ya que no alcanzaremos a las sextas -Santa Cruz de Tenerife con 28 puntos-, pero en números es una de las mejores temporadas que hemos hecho», apunta la lateral izquierda.
No todo ha sido un camino de rosas. Las camarguesas también han tenido sus momentos amargos durante las 24 jornadas disputadas hasta el momento en el Grupo A. «Lo peor fue la mala racha tras el parón navideño», cuenta Ana López. La '5' del Anabel Lee Camargo74 reconoce que «se nos notó mucho el cansancio y en partidos que debíamos puntuar no lo hicimos». La capitana se refiere a la racha de siete derrotas consecutivas que llevó a las de Juan Escudero a no celebrar su primer triunfo (27-25) en 2024 hasta el 9 de marzo, cuando se enfrentaron a Valladolid en un Pedro Velarde abarrotado. Durante esos momentos, los más bajos de toda la Liga, «tomaron un poco el timón las veteranas del equipo y, entre todas, nos conjuramos para sacarlo».
A pesar de encadenar tantos reveses, el vestuario camargués sabía que «no había que perder la fe y, aunque los resultados no fueran favorables, teníamos que confiar tanto en el juego del equipo como en los frutos que acabaría dando el trabajo que llevábamos a cabo», continúa Ana López, «No fueron momentos fáciles, aunque realmente no hemos estado en peligro durante la temporada y nunca hemos tenido la presión de estar en descenso, lo que nos daba tranquilidad».
Juan Escudero se mantiene en la misma línea que la capitana. «La tranquilidad de llegar sin grandes contratiempos a cerrar la permanencia nos viene muy bien, ya que desde la pasada temporada estamos incorporando a jugadoras muy jóvenes que suben de la cantera. Que no sientan mucha presión por los resultados y puedan entrenar sin la angustia de que cada partido sea a vida o muerte permite que su progresión sea positiva».
Ahora solo queda disfrutar de las dos jornadas que restan y cerrar una temporada redonda en el último partido en casa ante el Rocasa Gran Canaria con una gran fiesta.
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