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Además de jugadores y entrenadores, existe una figura necesaria sin la cual ningún partido podría disputarse: el árbitro. Siempre atento a cualquier lance sobre la pista y lo suficientemente cerca de la acción para poder valorar si se ajusta al reglamento, pero sin interferir en ... ella. Esta temporada, además de dos equipos cántabros en la élite nacional -Bathco Torrelavega y Unicaja Banco Sinfín- también hay dos parejas arbitrales en Asobal. Ambas duplas están en dos puntos muy diferentes de sus trayectorias.
Por un lado están los hermanos gemelos Jesús y Jorge Escudero Santiuste (Santander, 1976) que cumplen trece temporadas en la máxima categoría y son la dupla cántabra con más campañas dirigiendo partidos de Asobal. La veteranía de los Escudero Santiuste, una de las parejas más longevas en activo del arbitraje cántabro, sirve de ejemplo al resto de la plantilla arbitral autonómica.
Por el otro, los recién llegados a la categoría Alejandro Hoz Fernández y Axel Riloba Pereda. Tras debutar la pasada temporada en Asobal bajo la figura de 'árbitro habilitado', que tenía como función que algunos colegiados pudieran ser designados por el Comité Técnico de Árbitros para arbitrar en la categoría inmediatamente superior a la suya. En el caso de Hoz Fernández y Riloba Pereda, el estar en la plantilla arbitral de División de Plata les abrió de par en par las puertas de la élite y dirigieron tres partidos. La joven dupla no lo hizo mal y vio recompensado su trabajo con el ascenso para la 2021/22.
Jorge Escudero Santiuste| Árbitro
Jesús Escudero Santiuste | Árbitro
Los cuatro comenzaron su vinculación con el balonmano de niños y tras años compatibilizando su faceta de jugador con la de árbitro, acabaron eligiendo esta segunda opción.
«Nosotros somos siete y menos mi hermana, los otros seis todos hemos jugado al balonmano», cuenta Jesús Escudero. «Luego en cadetes hice un curso de árbitros y como me pasaba los sábados en la pista del colegio hasta que llegaba mi partido pues iba compaginando el ser jugador con ser árbitro», explica.
En el caso de Jorge, la historia es prácticamente calcada. «Con 15 años me surgió la oportunidad de hacer el curso y como mis hermanos mayores ya lo habían hecho pues ni me lo pensé y fui». Durante toda su etapa escolar y universitaria compaginaron ambas opciones hasta que «llegó un momento con 25 o 26, años en el que decidimos dejar de jugar y centrarnos en el arbitraje para llegar a Asobal», añade. Los Escudero Santiuste están convencidos de que «parte fundamental de nuestro éxito es el hecho de haber sido jugador. Ayuda a entender las situaciones de juego y las reacciones sobre la pista», explica Jorge, mientras Jesús añade que «es fundamental conocer las reglas del juego, pero lo importante es saber interpretarlas. Jugar durante años te da mucha capacidad de análisis porque las cuestiones técnicas y tácticas que aprendí ahora me ayudan a aplicar las reglas mejor».
Durante esta última década el balonmano en la élite ha cambiado mucho. «Cada vez es más rápido y eso condiciona el estilo del arbitraje. Cuantas menos interrupciones hagamos, mejor. A nivel físico tenemos que estar muy en forma para llegar muy bien al final del partido, porque es el momento en el que las decisiones pueden ser determinantes y hay que llegar con la cabeza fría», concluye Jesús.
La pasión de los hermanos es contagiosa. «Empecé a arbitrar por Jorge Escudero», recuerda Axel Riloba Pereda (Maliaño, 1995). «Empecé a jugar porque mi padre era muy aficionado al balonmano y, después, en cadete y juvenil coincidí con Jorge. Un día me dijo 'voy a hacer un curso' y me apuntó. Fue todo por casualidad. Mi camino siempre fue enlazado con el suyo», añade.
Axel Riloba Pereda | Árbitro
Una rotura del ligamento cruzado y de menisco alejó a Axel de la pista como jugador cuando era juvenil de segundo año, así que se centró en el arbitraje. «Al dejar de jugar era lo que me llenaba». Lo cierto es que el de Maliaño «no contaba con llegar a Asobal ni como jugador ni como árbitro. En nuestro caso -en referencia a su dupla con Alejandro Hoz- nunca nos hemos marcado un techo. Sí puedes tener el sueño de arbitrar una cita internacional, pero esto es el trabajo y el esfuerzo del día a día».
Riloba Pereda vive volcado en su continua mejora como árbitro: «Intento verme todos los partidos o, al menos, los fragmentos que se destacan en el acta», igual que hace la otra parte del dúo, Alejandro Hoz Fernández (El Astillero, 1996). A los catorce años «ya me apunté al curso de árbitro. Siempre me gusto el mediar, la psicología del conflicto y, aunque con esa edad no sabía que ese era el motivo, con el tiempo me he ido dando cuenta de que me gusta enfrentarme a situaciones complicadas o con toma de decisiones».
Con el tiempo «ya vi que se me daba mejor arbitrar y en último año de juvenil cerré mi etapa como jugador», comenta Hoz. El astillerense no se pierde un partido y aprende de la experiencia ajena. «Ves como pitan los demás y analizas qué puedes ofrecer. Tu modo de arbitrar puede ser diferente al de un compañero, pero siempre tiene que ser equitativo y justo». En su primera temporada íntegramente en Asobal, Hoz reconoce que «estamos asentándonos en la categoría. Venimos a hacerlo bien y a defender la esencia del balonmano».
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