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Hablar de cantera es sinónimo de ilusión, aprendizaje y trabajo, mucho trabajo. Cualquier lunes o martes, una vez acabada la jornada escolar, no es difícil encontrarse en los pabellones de Cantabria al futuro del balonmano autonómico inmerso en la preparación de su partido de Liga ... de categorías menores. Y si se afina la mirada, entre los encargados de enseñar las primeras nociones de este deporte a las pequeñas perlas de la cantera está un quinteto de la primera plantilla del Bathco Torrelavega.
El portero Murillo Araújo, el extremo derecho Facundo 'Fafa' Cangiani, el central Nicolai Colunga, el pivote Borja Lombilla y el extremo izquierdo y capitán naranja José Carlos Hernández compatibilizan su papel de jugadores de Asobal con el de entrenadores de los equipos de las escuelas de Torrelavega y Puente Viesgo.
De una forma u otra todos aluden al compromiso con las próximas generaciones y a la posibilidad de aportar su experiencia en la formación. «Al final es un poco devolver el tiempo que otros entrenadores pasaron conmigo en la cantera de Torrelavega», cuenta el torrelaveguense Nicolai Colunga. El central naranja se hace cargo esta temporada de un grupo de niños y niñas alevines -entre diez y once años-.
Murillo Araújo | Portero del Bathco
Su vinculación con la escuela en la que el mismo se forjó como jugador «arranca desde que llegué a sénior. Los seis años que llevo en el primer equipo los he compaginado con mi papel de entrenador». Con el inicio de la temporada escolar «nos dan las directrices que tenemos que seguir por parte de los coordinadores de la cantera y ya dependiendo de la categoría que entrenes tienes unos parámetros a los que ceñirte y los conceptos que debes enseñar tanto a nivel técnico como táctico».
Uno de los principales distintivos del Bathco es su apuesta decidida por la formación y la cantera. Desde su puesta en marcha en el año 2002, el club ha tenido muy claro que disponer de unas secciones inferiores bien trabajadas es la base para garantizar la sostenibilidad de la entidad a medio plazo y para incrementar su grado de penetración en la capital del Besaya. Colunga lo tiene muy claro: «Es importante que los jugadores del primer equipo nos involucremos en la cantera» y no es el único en el vestuario naranja que piensa de esta manera.
Facundo 'Fafa' Cangiani | Extremo derecho del Bathco
Fafa Cangiani no dudó en sumarse a la cantera «desde el primer año que llegué a Torrelavega. Estudié INEF, así que siempre estuve ligado a la formación vinculada al ejercicio». El extremo derecho argentino está al frente de los benjamines -entre seis y nueve años- y es un fiel defensor del aprendizaje «a través de juegos. Lo que se busca a esa edad es que se diviertan y que lo pasen bien mientras se van introduciendo en los principios esenciales, como los ciclos de pasos o botar con ambas manos, por poner un ejemplo».
La gran explosión que está viviendo este deporte en Torrelavega se ha incrementado notablemente durante las últimas temporadas. «En el Cervantes tenía catorce niños la pasada temporada y ahora subimos a 20», explica Cangiani, «Estamos captando muchos más niños en los colegios y ahora mismo el balonmano es un poco la tercera opción por detrás del fútbol y el baloncesto».
Dentro de la plantilla naranja también hay quien siempre ha vivido en casa una relación estrecha con las canteras, como es el caso de Borja Lombilla y José Carlos Hernández. El primero es el único que no está en la escuela del club torrelaveguense. Lombilla se encarga de los benjamines y minis del Balonmano Puente Viesgo. «Hace cuatro años mi padre creó el club en Vargas y yo voy echándole una mano». El pivote cuenta con un grupo «de unos 40 de los más pequeños. Somos un club que nació hace muy poco y el crecimiento se frenó un poco con la pandemia, pero este año hicimos captación y ha dado sus frutos».
La historia de José Carlos Hernández es muy similar. «En Galicia, mi padre fundó un equipo. Él era entrenador y en casa todos comenzamos con el balonmano. Después, fui a estudiar a Avilés y allí, en la Atlética Avilesina, ya comencé como monitor de cantera», cuenta el capitán naranja.
Debido al ascenso a Asobal, «esta temporada es inviable que cojamos equipos de mayor categoría porque el nivel de entrenamientos es superior, pero cuando es algo que te gusta no quieres dejarlo y hemos optado por los pequeños, que conllevan menos horas», apunta Hernández.
Nicolai Colunga | Central del Bathco
El portero Murillo Araújo es el último de los jugadores del primer equipo torrelaveguense que desarrolla su trabajo con las futuras generaciones. «Mis niños son los que no han tenido nunca contacto con el balonmano», explica el portero brasileño. En su caso, «lo principal es que todos los niños pasen por todos los puestos porque no se debería dejar a nadie durante la formación sin probar las diferentes posiciones. Es la edad perfecta para probar», explica Araújo. Lo sabe por experiencia propia, ya que «a mi cuando era pequeño no me gustaba el balonmano hasta que le encontré el gusto en la portería».
Esta es su cuarta temporada con benjamines y también estuvo un año dedicándose a todos los porteros de la escuela de Torrelavega. «El trabajo especifico es muy importante sobre todo en alevín e infantil porque es cuando tienes que encaminarte a un puesto concreto», concluye. Desde luego, los canteranos tienen en sus entrenadores el mejor espejo en el que mirarse para hacer del balonmano un estilo de vida.
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