El extremo Ángel Fernández (El Astillero, 1988) ha unido su nombre al de su pueblo y ya luce en la entrada del polideportivo que recordará a los astillerenses al extremo izquierdo que ha cerrado esta temporada con seis títulos más en su palmarés - Supercopa de ... España, Supercopa de Cataluña, Copa del Rey, Liga Asobal, Copa Asobal y Liga de Campeones- antes de despedirse del Barcelona para poner rumbo al Limoges. La próxima temporada, el extremo izquierdo jugará en Francia para sumar otra liga europea a su carrera. Dejará atras una campaña llena de éxitos pese a un bajón en su juego en noviembre. «Mi cabeza petó», reconoce. Pero se rehizo y se convirtió en el extremo izquierdo habitual del Barça.
-Que pongan su nombre a un pabellón en Astillero es un buen motivo para volver a casa.
-Desde luego es precioso. Vuelvo a casa siempre que puedo. Me siento muy querido aquí y me paro con la gente que te pregunta y se preocupa por ti. Acabas hablando con todo mundo y sientes eso; en casa. Estoy muy orgulloso. Es un privilegio decir que soy astillerense.
-De niño se sueña con ser jugador profesional, pero lo de compartir denominación con un edificio, ¿también se hace?
-¡Qué va! Nunca me lo había planteado. Me hace muchísima ilusión y más cuando mi sobrina juega al balonmano en ese pabellón. Me ha hecho mucha más ilusión que alguno de los títulos que he ganado a lo largo de mi carrera.
-¿Qué lo hace tan especial?
-Sobre todo que es un reconocimiento a los valores que transmito y no solo a mi trayectoria deportiva. Es precisamente eso lo que hace que sea un tremendo orgullo.
-Terminó la temporada hace poco más de una semana con la Liga de Campeones, ¿había ya ganas de vacaciones?
-Se hizo larga sobre todo la primera parte. Veníamos de disputar los Juegos Olímpicos de Tokio -los Hispanos se colgaron el bronce tras ganar a Egipto- y después de regresar de Japón solo tuve tres días libres. Esa parte se hizo más dura, pero después del Europeo -España quedó subcampeona continental- sí lo he llevado mejor. Había que hacer un último esfuerzo por pelear durante la recta final y eso te da un extra de fuerza con el que afrontar las competiciones. Se hizo durísimo, pero es una temporada inolvidable desde el bronce olímpico hasta cerrarla ganando la Liga de Campeones con el Barcelona.
-No le dio tiempo a recuperar tras los Juegos.
-Llegue un miércoles y el sábado ya estaba en Barcelona para empezar la pretemporada el lunes siguiente. Fue difícil porque al cuerpo le costaba seguir el ritmo. Llegas de unos Juegos Olímpicos y te metes en el club más exigente del mundo.
-¿Cómo lo encajó?
-Hubo una temporada en que tuve un bajón porque mi cabeza como que petó. Fue un momento muy puntual. Después de ese periodo en noviembre, volví a despertar y a recuperar el gusto por lo que hacía. Me centré, e incluso antes del Europeo, todo volvió a su cauce.
-¿Qué se aprende jugando en el mejor equipo del mundo?
-Sobre todo a manejar la presión. En el Barcelona no es que haya que ganar todos los títulos, hay que ganar todos los partidos y seguir siendo muy competitivo independientemente de haber sumado ya uno, dos o tres títulos. El deporte es competición e inconformismo y ese Ángel ha vuelto. Bueno, realmente nunca se fue. Me mantengo en la cresta de la ola y para mí eso ya es muy importante.
-Esta campaña ganó seis títulos con el Barcelona. Cuando se gana todo, después ¿qué?
-Ahora busco otras motivaciones. Un nuevo idioma, nuevos objetivos, conocer una liga nueva. Quiero unirme a un campeonato muy competitivo, que está entre los mejores del mundo y en un país en el que quiero vivir y descubrir la cultura. También tengo que reconocer que uno de los puntos de irme a jugar a Francia es que allí me entrenará Alberto Entrerríos -entrenador del HBC Nantes y que las tres próximas campañas dirigirá al Limoges-. Él fue uno de mis referentes y poder trabajar con él es un punto muy a favor de esta nueva etapa.
-Deja Barcelona y pone rumbo al nuevo proyecto del Limoges.
-Estuve allí la semana pasada para cerrar todos los flecos que había pendientes y estoy tremendamente motivado con esta nueva etapa. Es cierto que cambian los objetivos, por ejemplo, en relación a los que había en Barcelona, pero es un club muy ambicioso con un buen presupuesto. La próxima campaña simplemente pelearé por otras metas, pero no es una retirada.
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