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Ni ha resultado sencillo ni el camino estuvo carente de obstáculos en forma de graves lesiones. El Uneatlántico Pereda ha dado una lección de superación para cerrar su permanencia en División de Honor Oro y consolidar el proyecto amarillo en el segundo escalón del balonmano ... español. Las santanderinas debutaban en la categoría que nació esta temporada dentro de la reestructuración del balonmano femenino y tras 22 jornadas, ha cerrado la competición en la décima plaza con seis victorias, un empate y quince derrotas. Todo con una plantilla joven para afrontar un reto que era toda una incógnita allá por octubre.
«La idea era hacer una categoría con los equipos de la parte alta de Plata y eso significa mucha igualdad, así que comenzamos con la incertidumbre de saber qué iba a pasar; de tantear el nuevo escenario», explica Fran Martín, entrenador del Uneatlántico Pereda. Para afrontar este reto apostó junto a sus ayudantes, Sergio Barquín y Dani González, por una «plantilla joven»: «Quisimos contar con varias jugadoras de Cantabria para afrontar el objetivo de la permanencia, consolidarnos en la categoría y seguir creciendo». Era optimista, y ahora tiene la perspectiva que dan los meses: «Pensábamos que no iba a ser tan complicado y nos íbamos a encontrar más cómodas durante la competición regular».
Tampoco han tenido el viento a favor. «Las lesiones nos han condicionado muchísimo desde el primer momento; han limitado la continuidad en el trabajo con sesiones de entrenamiento en las que prácticamente no había efectivos». Así todo, además de la buena noticia de la permanencia, hay varias lecturas positivas. «Lo mejor es que la plantilla, aun siendo muy joven -la mayoría entre los 18 y los 22 años-, ha competido y hubo partidos en los que desplegó muy buen juego», cuenta.
Las principales dificultades llegaron a domicilio. «Fuera, el equipo no ha conseguido encontrarse ni mostrar la seguridad que ha tenido como local», concluye el entrenador, que no tardará mucho en ponerse a confeccionar con sus asistentes la plantilla de la próxima temporada. A pesar de haber conseguido el objetivo, Fran Martín ve margen de mejora: «A nivel personal creo que toca hacer autocrítica. Esto no es solo cuestión de la plantilla,. También los técnicos tenemos que seguir aprendiendo y mejorando. No podemos pensar que parte de la responsabilidad no es nuestra».
El peor momento del curso llegó «a mitad de temporada». Con la llegada de 2023 se enlazaron siete derrotas consecutivas que metieron en problemas a las amarillas y retrasaron la permanencia.
«Desde el primer momento se dijo que cada partido iba a ser como una final y así fue. No podías despistarte ni un momento. Ha resultado un debut duro y sobre todo muy competitivo contra rivales que en seguida aprovechaban cualquier despiste o síntoma de desconexión sobre la pista», explica la portera Carlota González.
«Estaba segura de que al final íbamos a quedarnos en Oro -recuerda-, pero hemos tenido fases muy complicadas por las lesiones o partidos que no esperabas que se escapasen en los últimos minutos». Pese a su confianza, sabía de lo complejo del reto: «Desde el principio hemos sido conscientes de que iba a resultar muy difícil. Sabíamos que teníamos que trabajar mucho y estar totalmente concentradas para no desperdiciar todo el trabajo que hacíamos en los entrenamientos». Teniendo en cuenta lo aprendido, toca mirar al futuro después de una temporada en la que destaca a nivel personal «el crecimiento de haber estado en una categoría tan exigente, que siempre te da experiencia. Pasa igual con el grupo. No creo que la evolución haya sido rápida, sino que se nota más una vez que conseguimos alcanzar cierta calma en los partidos». Su compañera de vestuario, la pivote Isaura Menin, sigue la misma línea: «Nos ha costado un poco más de lo que esperábamos por las lesiones; para nosotras fue bastante complicado, ya que se trataba de jugadoras con un aporte muy importante al equipo». La brasileña, una de las jugadoras más experimentadas habla de «la primera temporada de un equipo muy joven con algunas compañeras que nunca habían jugado en una liga tan competitiva, aunque también teníamos equipo para haber pasado menos apuros».
Un vestuario prácticamente nuevo tras una renovación en profundidad ha dado lugar a un grupo que ha forjado sus triunfos en el trabajo. «Hemos terminado bastante contentas y lo hemos hecho lo mejor posible, tanto entrenadores como jugadoras. A nivel colectivo hemos formado un buen grupo teniendo en cuenta que no nos conocíamos de nada». Lo que es seguro, una vez terminado el curso 22-23, es que el Pereda tiene todavía «mucho margen de mejora y ese es el camino a seguir», cierra Menin mientras las amarillas preparan las vacaciones hasta que arranque la pretemporada.
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