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Margarita Pitel
Logroño
Domingo, 26 de septiembre 2021, 00:26
Son ya tres las jornadas en las que el Unicaja Banco Sinfín se va sin estrenar su casillero de puntos en Liga Asobal. Sin embargo, si las derrotas anteriores ante Ángel Ximénez Puente Genil o Ademar León iban de la mano de la entidad del ... rival o la competitividad ofrecida como excusas más que válidas, el cara a cara ante otro equipo con el casillero a cero como Logroño La Rioja deja un duro golpe de realidad debido a la inferioridad mostrada. Los pupilos de Víctor Montesinos desaparecieron tras el intermedio, que resultó ser una suerte de homenaje a su rival. Especialmente preocupante fue también la falta de acierto de cara a la meta rival en fases importantes de la cita.
Dos problemas capitales asomaron de comienzo para el Unicaja Banco Sinfín: el Logroño se había estudiado a la perfección cómo atacar la defensa 5-1 planteada por los jugadores de Víctor Montesinos y cuando a estos les tocó atacar apareció la figura incomensurable de Markelau. El bielorruso fue un pulpo en las primeras acciones, que condicionarían la dinámica del choque. De hecho, el primer parcial, con tantos muy tempraneros y en jugadas muy rápidas por parte de los locales, dejó un 3-0 que pesó como una losa. De los cinco primeros lanzamientos, el conjunto cántabro hizo un solo acierto, y la distancia creció hasta un 6-1 inconcebible. No sería definitivo ni decisivo por el arreón de orgullo mostrado por Xavi y Óscar García, los más entonados de la tarde, que consiguieron reivindicar al equipo con en acciones de uno contra uno y dos contra dos. Ni Markelau paraba todas ni la torrija en lo que a construcción ofensiva era semejante. Con 14-12, parecía que tanto la dinámica de partido como a lo que se jugaba estaba en esta ocasión del lado del Unicaja Banco Sinfín. El ecuador de la cita (19-17) dejaba prácticamente un partido nuevo de cara a la reanudación, y la sensación de haber resuelto el desaguisado del inicio.
Nada más lejos de la realidad, todo lo que parecía haberse arreglado cortocircuitó en el inicio de un segundo acto con un momento decisivo: los dos minutos completos en inferioridad a raíz de la exclusión de Leo Alonso. De hecho, la avería fue tal que el Unicaja Banco tardó casi cinco minutos en acertar de cara a la portería contraria (21-18). De nuevo el Logroño creció en defensa cuando más lo necesitó, todo lo contrario que el cuadro cántabro, al que no le funcionó ni el 5-1 ni el 6-0 en posicionamiento de repliegue. Una nueva exclusión, esta vez la de Ramiro, acabó por romper la baraja. Ni siquiera el tiempo muerto pudo frenar la sangría en un marcador que se alejó definitivamente (31-23), prácticamente con un cuarto de hora todavía por disputarse.
No les quedaban a los santanderinos ideas, fuerzas o relevos que les dieran un cambio o un arreón como el del primer acto, y la recta final de la cita se pareció más a un amistoso de pretemporada que a la tercera jornada de una competición oficial que se le está atragantando a los hombres de Víctor Montesinos.
Visitará La Albericia la próxima jornada, el sábado a las 18.00 horas, el Viveros Herol Balonmano Nava, que debe pagar los platos rotos de la que de momento es la peor tarde de la temporada para Unicaja Banco Sinfín.
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