La campaña salmonera, que finaliza el día 30, deja ya 16 capturas en el Pas y el Asón

La campaña salmonera de esta temporada, que finaliza el 30 de junio, está siendo muy accidentada. La veda llegó a pocos días de su inicio, el 29 de abril, porque los ríos, totalmente secos, se habían convertido en pedregales. La pesca de las zonas bajas del Pas, Asón, Deva y Nansa, donde están los cotos, se volvió a abrir a partir del 19 de mayo. Los pescadores criticaron en su momento que se prohibiera la actividad en las zonas bajas de los cauces, «donde hay más agua y mejores condiciones», y se mantuviera abierta la pesca en las cotas más altas, «donde llegan los peces para desovar».

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Las lluvias de mediados de mayo trajeron un respiro para los cauces cántabros, que recuperaron algo de vigor y los salmones comenzaron a entrar. «Hay muy pocos, y por eso se ha pescado muy poco», asegura Siro Manuel Mazo, otro de los pescadores cántabros conocidos en los cotos regionales. «Lo que ocurre es que no está bajando agua. Nos ha salvado un poco esos aguaceros y tormentas que han caído en las zonas altas de la cordillera en los últimos días, pero la realidad es que este año la sequía ha hecho mella», asegura el pescador.

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En esta campaña se ha pescado sólo en el Pas y en el Asón. En el primero se han cogido diez salmones, del 20 al 30 de mayo. Dos en Puente Viesgo, otros tres en Güedes y el resto en Covachón y en la zona libre de Vargas. El día 27 se pescó uno de hasta 5,7 kilos. «En el resto de los ríos ha estado la cosa peor. Hay que tener en cuenta que los que tienen coto, en gran medida, son asturianos que vienen a Cantabria y no vienen todos los días», acredita Mazo.

Por su parte, en el Asón se han capturado seis ejemplares, del 23 al 31 de mayo. El de mayor peso, levantado el día 23, marcó en la báscula 4,5 kilos. Se han cogido en el pozo de Batuerto y en El Coterón.

Los pescadores coinciden en que los ríos están mal; pero que todavía es más indignante lo que está pasando en el mar. «Se nos olvida que los están esquilmando con la pesca fuera de los ríos», argumenta Toraño. «Los barcos salen a verdel, a bocarte, y a otras especies pero también cogen salmón, lógicamente. ¿Y qué pasa? Pues que el que puede escapar de la red es el que llega al río», acredita. Lo dice porque ha examinado los ejemplares que ha pescado en los últimos años. «Uno de los últimos de este año en Asturias tenía heridas por todo el cuerpo y le faltaban las escamas de las branquias hacia la cola. Había tenido roce con una de esas redes y es el problema, porque les pasa a otros muchos pescadores. No se respeta esa biomasa en el mar, pero nadie habla de ello», protesta.