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Ángel Madrazo cruzó esta mañana una de las metas más emotivas de su carrera, la que le habían preparado los alumnos del colegio Jesús Cancio de Santander. El suyo, donde estudió, donde empezó a hacerse ciclista y en el que ha recibido uno ... de los homenajes de más cariñosos de todos cuantos ha recibido tras su actuación en la Vuelta a España. «Sobre todo ha sido emocionante, porque recuerdas toda tu infancia y te ves reflejado en otros niños. Ha sido algo muy bonito y estoy muy agradecido», confesaba el ciclista tras acabar el acto.
Y eso que al Gorrión de Cazoña le costó dar el primer paso hacia el pasillo formado por todos los estudiantes del centro, el más pequeño de Santander, que cuenta con unos 60 alumnos. «Me da vergüenza», reconocía Madrazo, que estaba secundado por la fundadora y primera directora del colegio, Avelina Saldaña, y por la consejera de Educación Marina Lombó. El recorrido culminaba con una pancarta simulando una línea de meta, una frontera que el ciclista traspasó bajo el aplauso de sus seguidores.
El acto surgió a iniciativa de la junta directiva del colegio y gracias al contacto que mantiene la primera directora del centro, Avelina Saldaña, con algunos antiguos alumnos. «Supimos que era exalumno y tras los éxitos que ha tenido, que lleva muchos años corriendo pero esta ha sido su mejor temporada, decidimos nombrarlo alumno distinguido», aseguró Juan José Valiño, directo de la institución.
Tomada la palabra, el corredor del Burgos BH quiso alentar a los niños de cara a su futuro. «Nunca os pongáis barreras. Luchad por todo lo que persigáis, en esta vida todo se puede». Un mensaje que refleja bien a las claras de donde viene el santanderino. De una zona modesta, de un colegio pequeño y de una vida de esfuerzo y sacrificio que le ha llevado a la élite del ciclismo mundial.
Un tipo sencillo y cercano que recibió de los alumnos un obsequio en forma de copa hecha con cartón y que antes de comenzar su discurso no pudo evitar emocionarse y derramar algunas lágrimas. «Estoy nervioso porque cuesta hablar» reconocía, aunque una vez roto el hielo, como si hubiera superado el inicio neutralizado de una etapa, Madrazo siguió con animando a los más jóvenes a trabajar por su futuro. «Ganar es difícil, pero ese no tiene que ser el objetivo. Tiene que ser tener algo porque luchar al levantarse». Con sus padres y su hermana presentes en el salón de actos del Jesús Cancio, el ciclista desveló además alguno de los secretos que le han llevado al éxito. «Nunca hagáis las cosas al 60%, siempre hay que hacerlas al 100».
Pese a la dificultad de mantener la atención de tan nutrido grupo de niños, Madrazo no solo lo consiguió sino que además logró que varios de ellos se interesaran por la altura de su sillín, por sus nervios antes de las carreras o por si le gustaba ir al colegio. El de Cazoña confesó que a medida que se encaminaba hacia la adolescencia le costó más seguir con sus estudios, algo que ahora intentaría evitar. «Tenéis que estudiar. Yo no era buen estudiante, era algo travieso, y ahora te arrepientes de no haber estudiado más».
También quiso dar detalles de su paso por el colegio Avelina Saldaña, que recordó que a Ángel «le gustaba más cotillear que jugar. Me contaba las historias de su clase y las de su hermana, por lo que yo estaba enterada de todo».
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Marcos Menocal
Hasta ahora Madrazo había pasado por el Gobierno de Cantabria, por el Ayuntamiento de Santander y por varios reconocimientos más a su labor durante una Vuelta a España en la que sin duda ha sido uno de los corredores revelación. Sin embargo, el homenaje más modesto fue el más emocionante, el de los suyos, el del sitio donde se empezó a hacer adulto. «Ángel campeón», gritaban los niños, mientras en la mirada del ciclista se reflejaba la emoción de alguien que sabe lo que es pelear por cada centímetro de carretera. Su personalidad la expresó la consejera de Educación, Marina Lombó. «Cuando acaba de correr no habla de sus éxitos, sino de su familia».
El directo del centro quiso aprovechar la presencia de Madrazo para reivindicar la tarea del colegio. «Hay que escapar del pelotón», les dijo a los alumnos, «no vale ir a rueda con el grupo». Y es que el reconocimiento al ciclista servirá para que se sepa que «un colegio de barrio, de Cazoña, con sus dificultades, puede seguir produciendo unos alumnos brillantes en cualquier faceta de la vida». Para remartar, dos de los niños se arrancaron con la guitarra y el cajón. Y es que el Jesús Cancio hoy era una fiesta.
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