Ocho litros para combatir la sed en el Infierno Cántabro

La decimosexta edición de una prueba que arrancó en 2007 -en 2020 y 2021 la pandemia hizo que no se celebrase- hace que la organización tenga ya cogido el truco a todo el montaje. Es una buena paliza, sí, pero ya se sabe lo que hace falta. La bebida es el producto estrella, con esos 40.000 litros. En todos estos años se ha podido observar que a más calor, se demanda más agua y si el día está más fresco, se consume más Coca Cola. La fruta estrella serán los plátanos, «con 2.200 kilos», señala Jesús Maestegui, el organizador de la prueba. A buen seguro que la cantidad rondará las de otras ediciones, las 14.000 unidades. A los que les vaya más el dulce, hay 8.000 donuts a disposición. Y también unos 7.000 sandwiches. Pero para antes de la prueba, quien quiera desayunar fuerte tendrá con qué. Hoy, con la entrega del dorsal, cortesía de La Ermita cada participante recibirá un sobao de esos de gran tamaño.

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La organización ya ha instalado los puntos de avituallamiento a lo largo de los recorridos de las distintas pruebas. Eso, más toda la ayuda que se requiere en un día así es labor del ejército de voluntarios con los que cuentan Los 10.000 del Soplao. «Son unos 400», recalca Maestegui. Una cantidad que no varía, incluso si la previsión del tiempo es adversa para la jornada de la competición. «Siempre se monta ese operativo pensando en lo peor. Con tres o cinco días a lo sumo de antelación, no da tiempo a cambiarlo. Y además, durante todo el día es más movible». Además de esos 400 voluntarios, hay un amplio dispositivo sanitario, «con unas 12 ambulancias y 14 médicos». Y para los participantes en la prueba de bicicleta de montaña, habrá hasta un punto de asistencia mecánica, con repuestos que puedan necesitar, «en Renedo de Cabuérniga, justo al inicio de la subida al Negreo». Toda ayuda, en forma de lo que sea, será bien recibida para cruzar la meta en la Avenida de Cantabria.

La cuenta atrás para Los 10.000 del Soplao empieza hoy. Desde las 16.30 horas ya se podrán retirar los dorsales en las carpas ubicadas en el parque Conde San Diego de Cabezón de la Sal. Y a las doce de la noche, una hora más tarde de lo previsto, se dará la salida a los participantes de la ultramaratón. Serán los primeros en adentrarse en los caminos del Infierno Cántabro.