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Aser Falagán
Santander
Jueves, 29 de octubre 2020, 11:37
El deporte cántabro da un nuevo paso hacia su progresiva paralización. En realidad este jueves dio tres: uno anunciado, otro esperado y otro sorprendente por las fechas, que no por la decisión. Sanidad publicó al fin la resolución que detiene todo el deporte escolar, ... federado o no e incluyendo los entrenamientos, pero además anunció lo que se esperaba ya desde la medianoche: que todos los recintos deportivos en toda la región permanecerán cerrados al público. Algo que el miércoles por la noche la Consejería barruntaba y que hacia el mediodía hizo oficial, cuando ya todos los equipos trabajaban con la hipótesis de que no tendrían público, como se ha confirmado.
Esta situación supone un serio problema para todos los equipos, comenzando por un Racing que sin embargo ya lo manejaba en la peor de sus previsiones. Los verdiblancos cuentan con una línea de crédito de su accionista de referencia, pero el pasivo es cada vez mayor y el club debe afrontar además antes de que termine el año su último pago concursal, que según las circunstancias puede incluso elevarse hasta los de seis millones de euros. Todo ello sin ingresos por taquilla, al menos a corto plazo y con la amenaza de tener que reintegrar el abono.
Peor aún se encuentran algunos clubes de Tercera División, entre ellos una Gimnástica que, como le ocurre al Racing, arrastra pasivos heredados de otras gestiones. Los blanquiazules tienen un presupuesto y unos gastos indefinidamente menores, pero también un margen de maniobra más limitado y unos ingresos más restringidos. El mismo escenario se dibuja en otros equipos de élite como el Sinfín.
Precisamente por eso este jueves se aprobó lo que este mismo miércoles parecía aún un decorado posible, pero escondido al fondo de la tramoya: la suspensión de la competición en la máxima categoría cántabra al menos durante dos semanas. Una categoría que estrictamente tiene categoría nacional, si bien la gestiona íntegramente la Federación Cántabra al estar estructurada en grupos autonómicos. El mismo camino ha seguido este jueves la Liga Nacional Juvenil (también en su sector cántabro) en medio de un proceso que arrancó este mismo jueves (la Gimnástica jugó el miércoles su partido aplazado ante el Barreda) y este viernes tendrá continuidad con otra reunión, esta de los equipos de Regional Preferente.
Ya este jueves por la mañana el vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, adelantó lo que un día antes descartaba en el corto plazo: el deporte sin público. En un rápido giro de los acontecimientos, y en medio de una realidad permanentemente cambiante, anunciaba que una vez hecha pública la prohibición de público en los Campos de Sport el resto de recintos iban a seguir el mismo camino. Zuloaga recordó que el Racing y la Gimnástica tenían una autorización especial para la asistencia de más público a sus recintos de lo inicialmente determinado por Sanidad: 300 espectadores en pistas cubiertas y mil en estadios al aire libre. Pero dadas las especiales características de los Campos de Sport y El Malecón, con capacidad para 22.000 y 6.000 espectadores, se les concedió una dispensa especial que debían renovar cada partido para ocupar el 30% de su aforo. Así ocurrió en el Racing-Amorebieta. Posteriormente este 'aforo especial' se redujo al 20% y finalmente, el cierre.
Lo que no indica el texto es el tiempo durante el que se prolongará la restricción, que en cualquier caso estará ligada a la evolución de la pandemia y se prevé larga. El propio Zuloaga se limitó a señalar que no se admitirá publico «en las próximas semanas», sin ofrecer un horizonte más concreto. Pero el ambiente que planea en el deporte cántabro es que la situación, lejos de mejorar, se convierta en más compleja.
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El público
El Gobierno comunicó este jueves por la mañana lo que a primera hora ya comenzaba a ser, más que una sospecha, un secreto a voces: el cierre al público de todos los eventos deportivos en Cantabria. Ya una vez Salud Pública transmitió al Racing –casi al mismo tiempo que el vicepresidente, Pablo Zuloaga, y el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, decían que no se revisaría el aforo de los Campos de Sport– que jugará a puerta cerrada el domingo frente al Alavés B– y se comenzó a fraguarse la nueva situación, que ha evolucionado de forma espídica. El Racing, que se adelantó al anuncio del Ejecutivo para no causar más trastornos a sus abonados –ya había entregado más de 3.000 entradas– sirvió de espejo en el que mirarse, y ya en la medianoche del miércoles al jueves todos los clubes sospechaban –aunque no se les había informado ni oficial ni oficiosamente– que jugarían a puerta cerrada, como efectivamente ocurrirá.
No fue hasta mediodía cuando se oficializó la situación y los clubes comenzaron a recibir la comunicación del Gobierno de Cantabria y sus respectivas federaciones, idéntica para todos: «Siguiendo indicaciones de la Dirección General de Salud Pública se informa que los entrenamientos, competiciones o eventos que se celebren en instalaciones deportivas, tanto en espacios abiertos como en espacios cerrados, temporalmente no podrán desarrollarse con público. Las solicitudes que se hagan en este sentido serán denegadas por Salud Pública. Esperando que entiendan la situación, en estos difíciles momentos la responsabilidad obliga a tomar este tipo de decisiones difíciles». Dada la difícil situación, todos los clubes se esfuerzan en transmitir su respeto por una decisión encaminada a preservar la salud pública, pero tampoco oculta el incierto panorama que dibuja la segunda oleada de la pandemia sobre el deporte en general, y en especial el modesto.
«Lo primero es la salud y que debemos todos entender la situación, aunque sitúa al deporte al borde de la ruina, sin abonos prácticamente y sin entradas es muy difícil poder continuar. La situación concreta del balonmano y de nuestro club es intranquilidad y preocupación. Lo peor puede estar por venir si se paraliza la Liga», se lamentaba ayer el presidente del Liberbank Sinfín, Servando Revuelta. «El perjuicio para nuestro club supera el doce por ciento, más la pérdida de muchos pequeños patrocinadores», se lamentaba ayer.
«Estamos en una situación epidemiológica peligrosa, contábamos con ello y lo entendemos y acatamos. Sabemos perfectamente que hay que cumplir ese protocolo, ya lo esperábamos y ya habíamos acordado con Sanidad que si la situación empeoraba esto podía ocurrir», explicaba también este jueves el director de Relaciones Externas del Racing, Víctor Diego. Esta situación supondrá también un importante problema económico para el club, privado de ingresos por entradas y que si la circunstancia persiste puede verse obligado, como el año pasado, a ofrecer devoluciones, pero ya sin el sustento del contrato televisivo, y solo con la ayuda al descenso. El deporte a puerta cerrada, que ningún club discute desde el punto de vista sanitario, hace la plantearse si tiene sentido, más allá de las ligas profesionales televisadas, seguir con la competición.
Fútbol
Los clubes de Tercera División acordaron este jueves suspender la Liga. La decisión de celebrar todos los partidos y eventos sin público –en las competiciones absolutas, puesto que las de deporte base ya están paradas desde septiembre– deja casi sin ingresos a los clubes, que en caso de seguir compitiendo verían, además, cómo se mantenían sus gastos corrientes mientras los ingresos se reducían al mínimo.
En consecuencia, los clubes de Tercera División acordaron ayer, tras una reunión telemática, suspender la competición, como hicieron también acto seguido los juveniles de Liga Nacional, muchos de ellos canteras de los propios 'terceras'.
El presidente de la Federación Cántabra, José Ángel Peláez, se mostraba el miércoles por la tarde convencido de que el parón del fútbol, incluida la Tercera –formalmente una división nacional– y las categorías autonómicas, no estaba «encima de la mesa». Y así fue, porque este cierre no llega impuesto por Salud Pública sino que han sido los propios equipos los que lo han votado. Peláez, consciente de la difícil situación, apoyó este jueves la decisión mayoritaria y este mismo fin de semana ya no habrá competición de Tercera –ni de Liga Nacional juvenil– en Cantabria.
«Ante la difícil situación sanitaria, buscando una mayor seguridad y teniendo en cuenta además los gastos que deberían afrontar en caso de seguir la competición, la gran mayoría de los clubes estaba de acuerdo con la suspensión de la competición. Así lo hemos acordado, con el apoyo de la Federación, aunque ni lo teníamos previsto ayer mismo –por el miércoles– ni nos lo ha exigido el Gobierno. Todo se ha precipitado ante la necesidad de jugar, sin público, y especialmente para limitar desplazamientos y movimientos de numerosas personas por Cantabria en este momento tan complicado», explicaba ayer Peláez.
Este viernes tendrá lugar una nueva reunión, de nuevo telemática, de los equipos de las diferentes categorías regionales, desde Preferente a Segunda Regional, en la que se abordará el mismo problema. Aunque la posición no es tan evidente como en el caso de la Tercera, en la que se daba por hecha la decisión antes incluso de que comenzara la asamblea. En el caso de los clubes más modestos existe algo más de debate, si bien se prevé que la competición también pare. Medidas similares se han tomado ya en Asturias y el País Vasco, por citar dos ejemplos cercanos, en los que se han dejado de disputar partidos.
Por el momento ningún otro deporte ha anunciado su suspensión, pero la amenaza permanece latente dada la difícil situación económica de los clubes, que ya superaron una dura prueba de estrés la temporada pasada y que ahora, ante una nueva congelación de ingresos, pueden verse obligados a buscar nuevas alternativas. Todo ello además de las medidas que recomiende la alerta sanitaria.
El fútbol ha sido el primer deporte en parar en sus categorías autonómicas, como ha han hecho, entre otras, las autonomías de Asturias y el País Vasco.Puede no ser el último, pero todo está pendiente de evolución. En cuanto a las categorías superiores, trascienden las competencias cántabras, y exigen un acuerdo estatal.
Deporte base
Al fin, el Gobierno de Cantabria publicó este jueves la modificación de la resolución por lo que se paraliza el deporte base en la autonomía. Un parto difícil, complicado y marrullero que ha tenido una semana pendientes a monitores, padres y madres, técnicos y clubes. Tras la sucesión de anuncios y dilaciones un texto que debía alumbrarse el martes se retrasó para el miércoles, pero tampoco se publicó. Y cuando vio este jueves definitivamente la luz, después de que así lo hubieran anunciado tanto Sanidad como Deportes, lo hizo como una resolución propia en un número extraordinario del Boletín Oficial de Cantabria en el que se publicó el decreto por el que el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, ordena el confinamiento perimetral de Cantabria. Y lo hizo como una más de las modificaciones introducidas a la resolución del pasado viernes, que se ha revelado demasiado difusa.
En cuanto al contenido, la orden establece lo ya anunciado: la prohibición de practicar todo tipo de actividad deportiva, federada o no, competitiva o de entrenamiento y en recintos cubiertos o al aire libre para cualquier menor de 18 años escolarizado. Las excepciones, aquellos menores de edad que no sean ya –o aún– escolares y aquellas competiciones de carácter nacional. Y es que el texto, como corresponde a una normativa autonómica, solo se puede aplicar en aquel territorio y actividades de competencia del Gobierno de Cantabria.
«En el caso de la actividad deportiva de ámbito autonómico que se desarrolle en horario no lectivo realizada por la población menor de 18 años escolarizada y practicada en el territorio de la Comunidad Autónoma de Cantabria: a) Se prohíbe en espacios cerrados. b) En exteriores, podrá realizarse exclusivamente a título individual y nunca en grupo. Como excepción, se permite la actividad deportiva colectiva de población menor de 18 años escolarizada, tanto en espacios abiertos como cerrados, a los grupos de convivencia conformados para la jornada lectiva».
Queda así latente la duda sobre cómo se podrá articular la nueva medida en lo que a recintos como gimnasios, piscinas o incluso pistas urbanas se refiere, dada la posible mezcla y las diferentes casuísticas que se pueden producir.
Por lo demás, define con mayor precisión las actividades que están permitidas a mayores de edad y no escolares. «En las instalaciones y centros deportivos podrá realizarse actividad física en grupos de hasta seis personas, salvo que se trate de convivientes, por sala o zona de actividades, sin contacto físico, y siempre que en dicha sala o zona se respete el aforo máximo de una persona por cada cuatro metros cuadrados y se mantengan las restantes medidas de prevención. Además, las instalaciones y centros deportivos no podrán sobrepasar el 50% del aforo máximo permitido para la totalidad de sus instalaciones. En caso de no garantizar las citadas medidas deberán cerrar», señala textualmente la resolución, que permite las carreras de adultos: «La práctica de cualquier tipo de actividad deportiva de ámbito autonómico podrá realizarse de forma individual o colectiva, sin contacto físico, y hasta un máximo de 300 personas de forma simultánea en espacios abiertos siempre que no supere un tercio de su aforo».
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