«No teníamos ni champán, nos lo dio la Juve»
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Sanchís, Amavisca, Fernando Sanz y Mijatovic recuerdan en el Palacio de Festivales el que para muchos es el trofeo más importante de la história del Real Madrid, la Copa de Europa de 1998Secciones
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Sanchís, Amavisca, Fernando Sanz y Mijatovic recuerdan en el Palacio de Festivales el que para muchos es el trofeo más importante de la história del Real Madrid, la Copa de Europa de 1998Todos los equipos tienen su gol icónico. Un balón que besa la red y provoca una imagen que perdura en la memoria de sus aficionados. Nadie entiende la historia del Racing sin el gol del ascenso de Moratón o la del Barça sin el zapatazo de Koeman ante la Sampdoria. Los madridistas más veteranos hablarán del equipo de los Ye-Ye o de la Quinta del Buitre, pero para los treintañeros el Real Madrid moderno se inicia con la carrera de Mijatovic para dedicar a Fernando Sanz el gol que daba a su equipo la Copa de Europa de 1998. Para los más castizos, la Séptima. Sin apellidos.
Ayer, cuatro de sus protagonistas se reunieron en el Palacio de Festivales dentro de la segunda jornada del Foro Internacional del Deporte, FID, que Santander acoge estos días. La sala Pereda se quedó pequeña en un acto moderado por el periodista Tomás Roncero, en el que Emilio Amavisca hizo de anfitrión de Manolo Sanchís y Fernando Sanz, mientras que Pedja Mijatovic entró por videoconferencia para recordar cómo formaron parte de un acontecimiento histórico. Además, cada uno tenía su papel en el partido. Sanchís capitaneaba la nave, Pedja marcó el gol, Sanz lo había visualizado y Emilio era el elemento necesario y que unía el trofeo logrado con los seis anteriores: es cántabro. Como Paco Gento.
«Es el título más importante de la historia del Real Madrid, cuando yo empecé todos soñaban con ese trofeo y a mí me llegó doce años después de debutar». Manolo Sanchís lo tiene claro y Fernando Sanz respalda su idea. Para ambos el partido rompió una racha de demasiados años sin que un club como el madrileño lograse el titulo más importante del continente. «Era de los equipos más grandes del mundo, pero tenía ese estigma», apunta el hijo del que era el presidente en ese momento, Lorenzo Sanz. «Para nosotros es el partido que cambia el club, se quitó de encima una espina, fueron muchas las generaciones que no pudieron levantar el trofeo de la Champions». Como anécdota, Fernando recuerda. «No teníamos ni champán ni cena, nos lo cedieron los italianos, no teníamos mucha confianza». Y remata el pejino: «Solo nosotros creíamos en la victoria».
Pedraj Mijatovic - Jugador del Real Madrid en 1998
Emilio Amavisca - Jugador del Real Madrid en 1998
Manolo Sanchís - Capitán del Real Madrid en 1998
El laredano fue uno de los factores diferenciales de una plantilla plagada de estrellas. Y es que en las nueve primeras Copas de Europa del Real Madrid el equipo tuvo algún jugador cántabro en sus filas. «Eso en Madrid lo recuerdan mucho, primero por el gran Paco y luego estuvimos Pedro Munitis, Iván Helguera y yo». Con un importante elenco de estrellas dentro en sus filas, su capitán reconoce que era un vestuario fácil de llevar. «A nivel futbolístico no hay duda de su nivel y en el aspecto humano, pese a que las cosas no iban bien en Liga, había un gran capital». Campeones de Liga el año anterior, como reconoce Sanz, «de no haber ganado ese partido no hubiéramos podido jugar la Copa de Europa al año siguiente».
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Un partido para la historia, idolatrado por el madridismo, que los protagonistas vivieron de una manera diferente. «Yo lo sufrí más que lo disfruté», asegura Amavisca. «Yo no, recuerdo momentos duros sobre todo al inicio y al final del partido, pero siempre disfrutando», contrapone Sanchís. El empate lo rompe Sanz. «Es que Manolo vivió el partido desde dentro, nosotros sufrimos porque desde fuera no podíamos ayudar». Con o sin dolor, al final el gol de Mijatovic decantó la balanza ante una Juventus que parecía la máquina perfecta, rocosa en defensa y repleta de talento arriba. «Normalmente teníamos la costumbre de ver vídeos de los delanteros a los que nos enfrentábamos y luego el entrenador nos daba alguna pincelada. Cuando uno tiene delante a Del Piero o Zidane no necesita estudiar mucho, los conoce perfectamente», apunta el capitán.
El encargado de estrenar el acto, por videoconferencia, fue Mijatovic, el autor del histórico tanto. El serbio reconoció que «todo lo vivido fue algo maravilloso, irrepetible, los madridistas me consideran el hombre de la Séptima», para sonreír antes de afirmar que «todavía» vive en parte de aquel gol y que lo que menos le preocupaba era la final: «Éramos un equipo ganador». Un equipo de finales,
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