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BORJA CAVIA | JOSÉ COMPOSTIZO
ESCOBEDO.
Sábado, 11 de enero 2020, 07:56
Al estilo de los hombres de ley de un pueblo del oeste americano, nueve hombres caminan por una localidad que desde hace semanas vive volcada para ellos. Son ocho jugadores y el entrenador de porteros del Escobedo, un equipo que ya vela ... armas para lo que se avecina el domingo. Este último, Javi Toca, es junto a Somavilla el único que es de la localidad, vive a escasos metros del campo y hace de cicerone en busca del cartel que marca el límite del pueblo. Su pueblo. Ya el de todos.
Saben que el reto no es fácil, aunque ninguno da por perdido el partido pese a enfrentarse al cuarto clasificado en Primera División y uno de los mejores equipos de Europa. «Que nos pidan ellos la camiseta», asegura Alberto Montiel, uno de los más habladores del grupo. Llegado este año del Laredo, el lateral zurdo para ese momento ya ha desafiado al cartel que mide la velocidad de los coches en la carretera, ha hecho de camarero y ha bromeado sobre su coche. «No tiene ni parrilla», bromea, señalando la defensa.
Nando, Centrocampista
Cada uno ha ido llegando en su coche, unos más nuevos y otros más viejos, y soñando con lo que puede pasar el domingo. Se han acercado hasta el Eusebio Arce en su día libre para palpar el ambiente que se vive en torno a un duelo en el que podrán ver de cerca a algunos de sus ídolos. Incluso tienen claro a quién le van a pedir la camiseta. «Yo si juega Banega se la pido», señala Carlos Liaño, que minutos antes había bromeado sobre la juventud algo dispersa del argentino. Uno de los capitanes de la plantilla, Nando, en proceso de recuperación de una lesión y que no podrá estar sobre el tapete, se encomienda a sus compañeros para la gestión. «Tendré que tirar de contactos para ver si me piden una por adelantado, porque si no no pillo». Monti, sonríe y confiesa que él ya ha iniciado la gestión, aunque sin éxito. «Escribí por Instagram a Reguilón, pero no me ha contestado».
Tras pasear por el pueblo y acercarse hasta el bar donde habitualmente se reúnen antes de los partidos, los jugadores charlan en la oficina. Como toda la semana hay partidos de fútbol base en el Eusebio Arce y por las entrañas del recinto desfilan directivos, entrenadores de fútbol base y Antonio Higuera, el secretario, al que algún jugador reclama tímidamente algunas entradas más. Imposible, todo agotado. Las siete que ha recibido cada futbolista son insuficientes para cumplir con todos los compromisos que les han solicitado.
Carlos, Centrocampista
«Me han pedido más de cuarenta entradas, pero no podemos satisfacer a todos», apunta Rafa Pedrero, el guardameta encargado de cerrar la meta el domingo. «Familiares y amigos cercanos nada más». Su compañero Dani Álvarez recalca las palabras de su compañero. «Son muchos compromisos y pocos los que hemos podido cumplir». Sin embargo, el cancerbero aporta la solución. «Para eso está la tele».
Rafa es otro de los pesos pesados de un vestuario que se llevan bien, que se lo pasa bien y que disfruta junto, lo que se nota en el campo. Antes de cada partido se juntan en el bar-tienda de Tino para tomar algo, departir... Y lo que surja. «Antes de los duelos vamos allí y tomamos unos calimochos y unas cervezas. Empezamos un día, nos fue bien y hemos mantenido la tradición» aclara Nando. Claro que, desde el partido contra el Málaga son algo más conocidos en el pueblo. «Alguno como Rafa liga más», sonríe Héctor Tirado. «Ese eres tú», contraataca el portero, aunque su compañero especifíca. «Yo tengo novia». Las risas son continuas.
Quedan menos de 48 horas para el partido y cada uno se ha imaginado un encuentro, un momento, una acción que le otorgue el pase a su equipo y les ponga en el candelero futbolístico. «Creo que todos hemos visualizado la misma imagen, que metemos el gol de la victoria», apunta Carlos. Hasta Rafa, cuyo papel de héroe no quiere limitar a lo que ocurra en su portería. «Quiero meter un gol de cabeza en el 92».
Vitali Delantero
Famosos por su celebración tras el partido ante el Málaga, cuando simularon al estilo de su compañero Pepín que estaban ordeñando una vaca, en caso de marcar un gol o pasar la eliminatoria ante el Sevilla no tienen claro todavía cómo reaccionarán. «Si metes un gol te quitas la camiseta, vas con la gente a la grada», recalca Carlos. En caso de hacerlo verían tarjeta amarilla, algo que para Vitali es un detalle secundario. «En ese momento ni lo piensas». El atacante acumula años de experiencia en Tercera División y varias fases de ascenso a sus espaldas, aunque reconoce que lo del domingo es algo diferente. «No tiene nada que ver con esto».
Pese a ser una plantilla joven, la mayoría de sus integrantes posee experiencia en tercera y acumula varios play offs en sus botas. Una de las excepciones es Aarón Besoy, lebaniego recién salido de la categoría juvenil que es el más tímido, fuera del campo, aunque no desaprovecha la ocasión para colarse en la foto, lo que desata las bromas de sus compañeros. «Que se ponga Aarón, que no ha salido en la foto», le vacila Monti. El atacante cuenta con pocas opciones de partir de inicio, aunque tiene claro cómo celebraría la victoria. «Con una cerveza», responde a la pregunta de su compañero Carlos, que ha tomado el papel de entrevistador. «Con una o con una caja», bromea Nando.
Rafa, Portero
Y es que claro, además de visualizar el partido, han visualizado la celebración. El partido ante el Málaga se jugó un martes por la noche, lo que lastró sus opciones de disfrutar del post partido. «Lo que hicimos ese día fue lo que hacemos habitualmente, cenar y tomar algo», indica Rafa. «Cenamos en el McDonalds», especifica Dani, con el remache de Monti. «Con descuentos de la aplicación». Y poco más, porque no les dejaron entrar en uno de los pocos bares que había abiertos. Cosas de ir en chándal. «Si llega a ser sábado...», deja entrever Aarón, aunque Rafa sale al quite. «El domingo abre alguna discoteca».
En medio de los nervios, la excitación y las ganas, el Sevilla. Las palabras de Lopetegui minusvalorando el Eusebio Arce y afirmando que es como si Nadal jugara en una pista de pádel no gustaron entre los jugadores. El más contundente, Javi Toca. «Es un llorón, me parece patético». De la misma opinion es Nando. «Me parece vergonzoso que alguien con una plantilla de 160 millones de euros llore por jugar contra una de 80.000». Sus compañeros respaldan las palabras de su capitán. «Aún estrechando el campo tiene más anchura que Ipurua», recalca Dani. «Además cree que lo hemos hecho nosotros y ha sido cosa de la federación», remacha Tirado. Carlos incluso va más lejos y asegura que «el domingo igual hay que jugar al pádel en Escobedo».
Pese al entusiasmo, los jugadores son conscientes de que el domingo se enfrentan a un reto muy complicado. «Al no tener Liga yo creo que van a jugar con más habituales que otro día», apunta Tirado. «Son 25 titulares de cualquier equipo de Primera», dice Nando.
Dani Álvarez, Centrocampista
Y ya puestos, los jugadores prefieren que los hispalenses vengan con sus mejores galas. «Que jueguen con todo, si nos tienen que meter siete que nos lo metan», afirma Vitali antes de que Rafa replique. «Con uno o dos valen».
Además de disfrutar de la visita de dos históricos como el Málaga y el Sevilla, la Copa va a dejar su impronta en las arcas del club, algo que repercutirá en los jugadores. «En la anterior eliminatoria negociamos después del partido y nos fue bien. Ahora haremos lo mismo», aclara Nando, que también tiene claro que habían «apretado poco con respecto a otros equipos de Tercera que habían pasado ronda como el Zamora o el Portugalete». Casualidades de la vida, cuando la charla versa sobre las primas aparece el presidente Luis Merino, que confirma lo señalado por uno de los capitanes. «Algo habrá, pero hablaremos después de pasar». En menos de cinco minutos el móvil del mandatario suena cuatro veces. La locura de esta semana.
Merino sigue al pie de teléfono intentando solucionar los últimos detalles. Carteles, ambulancias... Las medidas de seguridad son muchas y desde el club no quieren fallar en un día decisivo. Por no tener, el presidente ni siquiera tiene palabras ya que decir a sus jugadores. «Ellos ya saben». Se nota que la relación es buena dentro de una entidad con un ambiente familiar.
Montiel, Defensa
Es el epílogo a una tarde que comenzó con un paseo por Escobedo. Javi Toca, «del pueblo de toda la vida», hace de maestro de ceremonias hasta llegar al bar donde los jugadores se suelen reunir. Monti sirve cafés, otros leen el periódico. «Que pasen por aquí los que más beben», bromea el zaguero. Alguno hace amago de quedarse atrás ante las risas de sus compañeros.
En la terraza varios aficionados apuran la sobremesa y aprovechan para departir con los futbolistas, que reconocen que el partido va a ser difícil. «Bueno, pero estáis jugando bien no», pregunta uno de los parroquianos, que se despide deseando suerte a los hombres que han puesto Escobedo en el mapa futbolístico nacional.
De vuelta al campo les paran varias veces. Un exjugador, uno de los más pequeños de la cantera y una pareja que también aprovecha para desearles suerte. Ante sí, un reto con el que pocos soñaban en agosto, el de eliminar a un equipo de Primera. «La ilusión es gratis», indica Merino. Que nadie se la quite.
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