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J. C./L. B.
Santander
Viernes, 26 de enero 2024, 01:00
Durante la temporada liguera no es extraño que se den casos de violencia tanto verbal como física en partidos de fútbol de Primera División. Insultos televisados, agresiones verbales y en algunos casos incluso físicas. Y este escenario se reproduce a veces en partidos de ... categorías inferiores con los padres y otros miembros de la familia como actores principales. Eso justamente es lo que ocurrió el pasado sábado en el Complejo de La Albericia. El fútbol base cántabro mostró su peor cara con un episodio para olvidar. Una trifulca entre padres y familiares de algunos jugadores de categorías inferiores. Todo ocurrió en un partido de alevines (fútbol 8) entre el Calasanz y El Muelle, que acabó con la victoria de los primeros, por 4-1.
Los padres de los jóvenes tomaron un protagonismo que tendría que haber sido para los jugadores y el deporte, y mostraron un comportamiento incívico y violento que acabó con la intervención de la Policía Nacional y un escafoides roto. Según la versión de un directivo de El Muelle, club con sede en el Barrio Pesquero, unos veinte minutos después de que finalizase el partido, dos padres, uno de cada equipo, se enzarzaron en una discusión por un comentario que realizó el progenitor de un jugador de El Muelle.
La disputa venía de un tiempo atrás, ya que ambos habían tenido otro encontronazo previo en la pista de fútbol sala del Barrio Pesquero, pero la discusión no fue a más. O eso parecía. Porque poco después llegaron al lugar de los hechos el abuelo y el tío de un jugador del Calasanz y profirieron amenazas a otros padres que nada tenían que ver con lo sucedido anteriormente. En medio de la trifulca, la madre de un jugador de El Muelle fue empujada al suelo, según un testigo, y se rompió el escafoides de su muñeca derecha.
Un aficionado que había estado presenciando el partido decidió llamar a la Policía Nacional en vista del cariz que estaban tomando los acontencimientos. Los agentes se personaron en el campo poco después, momento que aprovecharon los familiares del jugador del Calasanz para salir corriendo y huir del lugar de los hechos en dirección al campo Juan Hormaechea, pero junto a este campo se encuentra una comisaría de Policía y fueron identificados por las cámaras de seguridad del edificio.
Este periódico se ha puesto en contacto con el Calasanz, pero desde el club han preferido no hacer declaraciones, alegando que los miembros de su cuerpo técnico ya habían abandonado el Complejo de La Albericia cuando ocurrieron los hechos y por tanto no los presenciaron. Quién sí se ha pronunciado sobre este incidente es el presidente de la Real Federación Cántabra de Fútbol, José Ángel Peláez. «Afortunadamente estos hechos son muy aislados en nuestro fútbol, pero por desgracia a veces suceden», lamentaba el mandatario, que ya ha anunciado que desde la Federación se están tomando medidas al respecto. «Hemos puesto en marcha un expediente extraordinario al objeto de averiguar bien los hechos y sancionarlos con dureza», indicó.
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