Desastroso arbitraje de Anthony Taylor
El colegiado inglés ha demostrado no estar capacitado para dirigir partidos de este nivel e intensidad
José Antonio Teixeira Vitienes
Viernes, 5 de julio 2024, 21:22
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José Antonio Teixeira Vitienes
Viernes, 5 de julio 2024, 21:22
El arbitraje del colegiado inglés Taylor en el partido entre España y Alemania ha suscitado una gran controversia debido a su desastroso y desequilibrado desempeño en la interpretación de las reglas del juego, marcado principalmente por una falta de criterio en la aplicación de tarjetas ... amarillas y una permisividad excesiva con las disputas de balón de los jugadores de la selección alemana. Este partido ha puesto en evidencia un desequilibrio significativo en la interpretación de las sanciones técnicas del colegiado inglés, quien ha demostrado no estar capacitado en estos momentos para dirigir partidos de este nivel e intensidad, lo que ha resultado en un control del partido que puede considerarse como desastroso. Además, la designación de Taylor para este encuentro ha sido un error garrafal por parte de la UEFA, especialmente considerando que los mejores árbitros fueron enviados a casa después de la fase de grupos.
Desde el inicio del partido, la actuación de Taylor mostró una preocupante inconsistencia en la aplicación de las tarjetas amarillas, permitiendo que Kroos estuviera todo el encuentro cometiendo faltas y solo se le mostrara una tarjeta amarilla. Lo que mal empieza, mal acaba, y este fue un claro ejemplo. Las acciones que claramente merecían una amonestación fueron ignoradas, mientras que otras menos graves fueron sancionadas de manera desproporcionada. Esta falta de criterio en las tarjetas amarillas creó una sensación de injusticia y frustración entre los jugadores y técnicos, afectando negativamente la dinámica del juego.
Taylor mostró una permisividad notable con las entradas de la selección alemana. Jugadas que implicaban un riesgo significativo para la integridad física de los jugadores españoles no fueron adecuadamente sancionadas. Esta actitud permisiva permitió a los jugadores alemanes adoptar un estilo de juego más agresivo, sabiendo que las consecuencias disciplinarias serían mínimas o inexistentes. Este desequilibrio en la aplicación de las sanciones técnicas generó una percepción de parcialidad y deterioró la calidad del arbitraje.
El criterio errático de Taylor en la asignación de tarjetas amarillas fue evidente a lo largo del encuentro. En situaciones similares, las decisiones del árbitro variaron de manera inexplicable, lo que minó la confianza de los jugadores en la imparcialidad del arbitraje. Esta inconsistencia en la toma de decisiones es inaceptable en un nivel de competición tan alto y pone en entredicho la capacidad del árbitro para manejar adecuadamente situaciones de alta presión.
Otro aspecto importante a tener en cuenta del arbitraje del partido fue la fatal gestión de los tiempos del encuentro y de los añadidos en cada una de las partes de las que constó este encuentro de cuartos. La falta de una gestión efectiva del tiempo contribuyó a un ambiente caótico y aumentó las tensiones entre los jugadores y el cuerpo técnico.
El control del partido por parte de Taylor fue, en general, desastroso. Su incapacidad para mantener una autoridad firme y coherente resultó en múltiples interrupciones innecesarias y decisiones confusas que rompieron el flujo del juego. La falta de una gestión efectiva del partido contribuyó a un ambiente caótico y aumentó las tensiones entre los jugadores y el cuerpo técnico.
La decisión de la UEFA de designar a Taylor para este partido fue un error garrafal. En un torneo de esta magnitud, la elección de árbitros debe basarse en criterios de competencia y experiencia. La UEFA, al enviar a casa a los mejores árbitros después de la fase de grupos, comprometió la calidad del arbitraje en las etapas más decisivas de la competición. Este fallo en la asignación de árbitros ha tenido consecuencias evidentes en la justicia y el desarrollo del juego.
Cabe destacar que, a pesar de su pobre desempeño general, Taylor acertó en una decisión crucial: no sancionar un penalti en una mano de Cucurella. Esta jugada, que podría haber sido interpretada erróneamente, fue correctamente analizada por el árbitro, quien decidió no pitar la infracción. Este único acierto, sin embargo, no logra redimir un arbitraje que en su conjunto fue deficiente y perjudicial para el desarrollo del encuentro.
En conclusión, el arbitraje de Taylor en el partido entre España y Alemania fue desastroso, caracterizado por una falta de criterio en la aplicación de tarjetas amarillas, una permisividad excesiva con las entradas de la selección alemana y un control del partido deficiente. La decisión de la UEFA de asignar a Taylor para este partido fue un error significativo, agravado por el hecho de haber enviado a casa a los mejores árbitros después de la fase de grupos. Este partido debe servir como una lección sobre la importancia de contar con árbitros competentes y experimentados en todas las fases de la competición para garantizar la justicia y la integridad del deporte.
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