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Si hablan con alguien de cierta edad que le guste el fútbol, seguramente tarde o temprano le acabe diciendo en algún momento: «Ya no hay extremos como los de antes». Y lo más seguro es que su interlocutor esté pensando en Paco Gento mientras le ... comenta esto. El extremo por excelencia, que aunaba todo lo que un 'wing' (como se llamaba entonces a los jugadores de banda) tenía que tener: era rápido, fuerte, resistente y muy técnico. Una auténtica pesadilla para el defensa que le tocara lidiar con él pues desde el minuto uno al final del partido (prórrogas en finales de Copa de Europa incluidas) tenía la capacidad física y mental de estar continuamente amenazando la portería rival desde su banda izquierda.
Pero pongámoslo en contexto. Gento sobresalía ante todo por dos cuestiones que le fueron llevando a conseguir el resto de características en su juego, y estas fueron su físico y su conducción. La Galerna (apodo más que merecido por lo que suponía verlo y sufrirlo) del Cantábrico era un físico privilegiado para su época. Tan sencillo y tan complicado como que era más rápido que los demás. Muchos testimonios de jugadores contemporáneos aseguran que era el jugador más rápido del mundo. A esto se le sumaba una fuerza y resistencia poco menos que sobrenaturales, pues era común verle aguantar choques y contactos con los rivales y salir victorioso, y además hacerlo durante todo el partido. Imaginen lo que suponía esto en una época en la que la preparación física estaba a años luz de lo que hoy se conoce en esta disciplina. Sería un sueño haber podido tener registros físicos detallados como hoy en día: esfuerzos, capacidad aeróbica, velocidad punta, distancia recorrida... Seguramente muchos hoy día no serían capaces de igualarlo. Pero ocurre que al fútbol se juega con balón, y de nuevo les voy a pedir un esfuerzo de imaginación para ponernos en los campos de fútbol de aquel entonces, irregulares y mucho menos cuidados, balones y botas muchos más pesados y de mucha peor calidad... Una vez que todos estamos en ese lugar, piensen en un futbolista que tenía una conducción de balón exquisita, capaz de llevar el balón pegado para poder hacer cambios de dirección o dar un toque justo antes de que el defensa metiera el pie para así desbordarlo, o para frenarse y poder volver a arrancar, algo que machacaba a sus defensores y que fue una de sus señas de identidad. Por supuesto tenía más virtudes, como un tiro potentísimo o un tacto fino para dar pases, pero sobre todo una capacidad técnica para desbordar rivales unida a una capacidad física para hacerlo muchas veces. Alguna vez le preguntaron por qué a menudo tiraba a gol cuando tenía compañeros libres a los que dar el pase y él respondía que estaba bien pasarla para quienes no llegaban mucho al área, pero que él llegaba una vez y la pasaba, y a la segunda y a la tercera también, pero que él pisaba área veinticinco veces por partido y llegaba un punto que se aburría de pasarla y tiraba.
VELOCIDAD
GRAN RESISTENCIA FÍSICA
En su juventud era prácticamente esto, una auténtica fuerza de la naturaleza que además sabía llevar el balón, pero al llegar al Real Madrid no le sirvió, y él mismo contaba que se sentía pequeño al lado de tanta estrella. Pero tuvo su tercera gran virtud: humildad para saber que tenía que mejorar. Así, fue incorporando poco a poco a su juego más pausa y capacidad combinativa (sobre todo a identificar situaciones de tirar una pared con Rial para que este se la echara al espacio). Aprendió a jugar mejor y esto le acabó convirtiendo en un sistema en sí mismo. Era el jugador al que buscar cuando el resto no tenían buen día o había problemas. Con su capacidad para desbordar era un arma ofensiva tan importante que el juego de su equipo podía enfocarse en él específicamente. 'La jugada' de aquel Real Madrid de época era Gento corriendo por su banda y sirviendo el balón al área para que un compañero lo rematara.
Paco Gento fue un futbolista dominante de su posición, era el mejor extremo izquierdo del mundo sin duda. Garrincha llegó a decir que si él y Gento jugaran en el mismo equipo no perderían nunca. Así de tajante fue el tal vez mejor extremo derecho de la historia. Di Stéfano le tenía una admiración profunda y siempre decía que fue el mejor compañero que había tenido nunca. Imaginen el nivel que había que tener para jugar en el Real Madrid en tres décadas diferentes, con los cambios tácticos que hubo a menudo en aquellos años en los que el fútbol estaba en una constante evolución táctica. Sin embargo lo que Gento podía aportar al juego de su equipo era atemporal.
A estas alturas es factible preguntarse si un jugador como Gento tendría cabida en el fútbol actual, pues es algo que llena horas y horas de conversaciones entre aficionados, si los mejores de antes podrían jugar hoy día, con las diferencias técnicas y físicas que existen respecto a entonces. Creo que un resumen de la grandeza de Gento es que es de los pocos futbolistas de su época que hubiese podido jugar en el fútbol actual a un gran nivel. No me cuesta verlo como un carrilero izquierdo aprovechando la actual tendencia de jugar con tres centrales, corriendo toda la banda para llegar una y otra vez a línea de fondo aprovechando espacios. Su físico estaría a nivel 'top' de los de ahora y su capacidad de aprendizaje, como ya demostró, le permitirían lucir en nuestro fútbol contemporáneo sin ninguna duda.
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