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El viaje lo hicieron de noche. El trayecto fue en tren, en coche cama, un lujo para una época en la que los desplazamientos en ferrocarril eran un poco más incómodos que en la actualidad. Solo un poco. De Santander a Madrid en busca de ... la aprobación médica para jugar en el Racing y toda la capital por delante para sobrevivir. La versión futbolística del provinciano en la gran ciudad. Sin embargo, los dos protagonistas, Corral y Magdaleno, se encontraron con unos cicerones de lujo: la familia Gento. El que ya era una leyenda del fútbol mundial se vacío para que dos chavales que buscaban un hueco sobrevivieran en la jungla de asfalto. Así era Paco Gento, tan rápido a la hora de correr la banda como de ayudar a los demás.
«Nosotros éramos juveniles y para jugar en el Racing necesitábamos pasar un reconocimiento médico en Madrid, en la Federación», relata Corral. «Al llegar a la Estación del Norte nos estaba esperando el padre de Paco, nos llevó a casa de su hijo, nos atendió, nos llevó a la Federación y nos invitó a cenar al lado de donde vivía antes de llevarnos de vuelta a la estación». El guardameta no llegó a coincidir con el extremo sobre el terreno de juego, pero sí con sus hermanos, Julio y Antonio, y formó a sus órdenes en el Castellón, donde el de Guarnizo vivió una de sus pocas experiencias como entrenador. «Yo me divertía mucho con él, porque se cabreaba y decía: '¡estos no tienen ni idea, todavía voy a tener que salir yo'», recuerda con una sonrisa el cancerbero, que remata con el adjetivo que mejor definía a Gento: sencillez.
«Cuando fuimos a Madrid nos recogió y nos invitó a cenar al lado de su casa»
«Era un poco introvertido pero un gran compañero y una gran persona»
«Alsúa me decía que fue uno de los primeros en recibir el balón al espacio»
«Era muy fuerte, tenía la parte motora de las piernas muy desarrollada»
En otros tiempos, en otro fútbol, alejado del ritmo mediático de hoy pero en el que los futbolistas eran de sobra conocidos, el cántabro supo ganarse la simpatía incluso de sus rivales, como en el caso de Armando Ufarte, una leyenda del Atlético de Madrid que también pasó por el Racing a mediados de los 70. «Era un grandísimo jugador y, sobre todo, un gran compañero. Estuvimos juntos en la Selección Española y era una gran persona. Aunque era un poco introvertido conmigo siempre fue un gran compañero, incluso tomábamos el aperitivo juntos, que yo vivía cerca del Santiago Bernabeu», apunta el exfutbolista gallego.
Leyenda del fútbol mundial, el juego de Gento era igual que su persona, sencillo. Velocidad y tiro, el abecé de un extremo al uso que convertía cada cabalgada, cada carrera y cada ataque del extremo madridista en una pesadilla para sus rivales. Una bofetada en forma de relámpago que ha convertido al futbolista en inmortal. «Su arranque en carrera era tremendo y tenía una característica que le hacía diferente: la frenada. De repente paraba, pisaba el balón y dejaba clavado a su marcador. Era un rival temible», recuerda el mítico meta del Athletic José Ángel Iríbar.
«Fue capaz de mantener su velocidad hasta el último partido de su carrera», reconoce otra leyenda atlética y compañero de Paco en la selección, José Eulogio Gárate. «Era fuerte, tenía la parte motora de las piernas muy desarrollada y además tenía tiro y desmarque. Al principio decían que era solo velocidad, pero fue cogiendo técnica y se hizo un hombre vital para el Madrid y el fútbol mundial». El eibarrés, que más allá de lo deportivo recuerda, como sus compañeros, que con él «siempre fue amable y cariñoso», compartió con el de Guarnizo su último partido con la roja de España, un duelo ante Finlandia en La Línea de la Concepción perpetrado para reivindicar la soberanía de Gibraltar.
Kopa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento. Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Los dos frentes ofensivos más famosos de la historia madridista acaban con el nombre del cántabro, un hito sobre todo porque entre ambas delanteras hay una década de diferencia. «Todas las alineaciones acababan con Gento, decir eso de uno es lo mejor que se puede decir», relata Javi Irureta, muy querido en el Racing y que también compartió sobre el tapete las últimas temporadas de Paco. «A mí me contaba Alsúa que fue uno de los primeros a los que no le daban el balón al pie, sino un poco adelantado». Una innovación que le sirvió para destacar pronto en el Racing y salir en dirección al Paseo de la Castellana.
Un mito de una época en la que los delanteros eran delanteros y los defensas eran defensas, lo que complica la comparación con los jugadores actuales. Eso sí, tanto Irureta como Gárate coinciden en que lo más parecido del panorama actual es Vinicius. «Llama la atención, tiene una velocidad increíble», reconoce el armero. «Pero antes el juego era distinto, los hombres van en función de los sistemas. Antes el extremo casi no bajaba del medio campo, las posiciones eran más estáticas. Era hombre contra hombre y Gento siempre salía victorioso».
Que Gento fue un gran futbolista lo atestigua su trayectoria. Que fue una gran persona, lo atestiguan sus compañeros y sus rivales. Y eso vale más que cualquier título deportivo.
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