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A fin de reducir al máximo la sanción que le acarreará su expulsión en El Sadar, Jude Bellingham evitó este domingo insistgir críticas al ... colegiado José Luis Munuera Montero, se disculpó ante sus compañeros y agradeció el apoyo de sus aficionados, a los que emplazó para la gran cita del miércoles ante el Manchester City en el Santiago Bernabéu. Una vuelta de la repesca de dieciseisavos de la Champions que los blancos afrontan con una mínima ventaja tras el 2-3 del Etihad, seguro que sin el lesionado Lucas Vázquez y con ligeras opciones de poder recuperar a Rüdiger y Alaba.
«Ya se ha dicho bastante del malentendido. Solo quería disculparme nuevamente por dejar a mis compañeros de equipo en una posición tan difícil y agradecer a los hinchas por su apoyo y comprensión. Nos vemos el miércoles en casa», escribió Bellingham, acompañando el texto de un corazón blanco, en las redes sociales. Ni mención en este caso al árbitro.
Tras el duelo ante Osasuna, Bellingham fue bastante más duro, no pidió perdón y se quejó al entender que su expulsión fue un «claro error del colegiado» porque, según el británico, ni le insultó ni le dijo lo que el árbitro andaluz reflejó en el informe del partido. Una opinión similar a la expresada por Carlo Ancelotti, quien insistió en que no tiene nada que hablar con el astro de Stourbridge porque, bajo su prisma, «no hizo nada malo para ser expulsado».
El Real Madrid se remitirá al vídeo del choque para alegar ante el Comité de Competición que el acta de Munuera Montero no se corresponde con lo que sucedió en Pamplona y pedir la absolución de Bellingham. El problema es que, según han opinado diversos especialistas ingleses, tampoco hay mucha diferencia entre el más directo 'fuck you', que podría traducirse como «que te jodan», o el más genérico 'fuck off', algo así como «no me jodas o vete a la mierda».
Lo más normal es que a Bellingham le caigan dos partidos en aplicación del artículo 124 del Código Disciplinario por «menosprecio» o «desconsideración» al árbitro. El temor en el club blanco es que los órganos de justicia de la FEF recurran al artículo 99, que contempla suspensión entre cuatro y doce partidos por «insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes injuriosas a los árbitros».
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Extraordinario fichaje y descomunal futbolista, autor de nada menos que de 19 goles en la pasada Liga y siete en la actual, Bellingham haría bien en corregir su conducta en el campo, alejado del tradicional 'fair play' británico, y sus recurrentes disputas verbales con los árbitros. Hace solo una semana, con ocasión del derbi madrileño en el Bernabéu, ya pudo haber sido expulsado por, según recogieron los micrófonos, gritarle 'fuck you» y 'fuck off', en esa ocasión las dos lindezas, a uno de los asistentes de Soto Grado. Sus problemas con el propio Munuera Montero vienen de atrás. En septiembre de 2024, durante un encuentro entre el Real Madrid y el Espanyol, las cámaras de televisión cazaron a Jude espetarle «you're a piece of shit» (eres un pedazo de mierda) a este árbitro jiennense, después de haber visto ya una amarilla.
Llegados este punto, no llama la atención que desde el club blanco, a través de su televisión oficial, insistan en teorías conspirativas, justifiquen que «así es muy difícil ganar la Liga» y hablen de «auténtico escándalo» o de la «mugrienta Liga Negreira». Sorprende más que ni desde el vestuario ni desde el cuerpo técnico se haga un mínimo de autocrítica después de una racha pésima en Liga, con solo dos puntos sumados en sus últimos tres partidos ante Espanyol, Atlético y Osasuna.
La nueva polémica, los reproches por la expulsión de Bellingham, el penalti de VAR por la entrada temeraria de Camavinga a Budimir que le costó la amarilla al francés, o la pena máxima no indicada por derribo de Moncayola a Vinicius, no debería tapar el debate meramente deportivo.
Habría que preguntarse, por ejemplo, por qué Ancelotti solo hizo un cambio ante Osasuna pese a jugar casi una hora su equipo en inferioridad o por qué no confía en Güler o Endrick. También, qué ocurre con la preparación física y por qué la plantilla sufre una plaga de lesiones, o por qué en el mercado el club blanco apostó todo a Mbappé y no buscó un sustituto de garantías a Kroos. Otro problema digno de análisis es la sequía goleadora de Vinicius, que suma más de tres meses sin ver puerta en Liga. Una mala racha que coincide con las noticias sobre las ofertas mareantes que le llegan al brasileño desde Arabia Saudí.
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Ana del Castillo
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