Marcelino dimite como entrenador del Marsella por la presión de los ultras

La nueva etapa de Marcelino en Francia fue mal desde el primer momento. El Marsella cayó eliminado en la fase previa de la Champions ante el Panathinaikos, un problema mayúsculo para un club con serios problemas económicos y que necesitaba de la inyección monetaria de la Champions para que su proyecto fuera viable. Los resultados en Ligue 1 tampoco han ayudado. Es cierto que el Marsella se encuentra en cuarta posición, por delante del PSG, y que no ha perdido un solo encuentro, pero el balance de dos victorias y tres empates se antoja insuficiente para los aficionados. El juego de Marcelino también ha sido muy criticado, por su excesivo conservadurismo y su inamovible 4-4-2.

El empate a cero ante el Tolouse en la última jornada de la Ligue 1 fue el detonante que los ultras del club esperaban. Solicitaron una reunión con la directiva, que se celebró este lunes, y en la que ni Marcelino ni los miembros de su staff estuvieron presentes. En ella, los ultras se quejaron del mal rendimiento del equipo, acusando directamente al asturiano, y protestaron contra la pérdida de identidad del club, que ha vendido este verano a Payet y a Guendouzi, dos jugadores, franceses, y muy queridos por la afición. Puede resultar extraño que una directiva acceda a reunirse con los ultras, pero no lo es en Marsella, un club en el que los radicales tienen un inmenso poder.

Apenas un día después de la reunión, Marcelino ha decidido dimitir. Los motivos son todavía inciertos, lo único claro es que el Marsella se ha convertido en los últimos años en un club ingobernable. Por su banquillo han pasado en el último lustro entrenadores de la talla de Villas-Boas, Sampaoli o Igor Tudor, ninguno con más suerte que el anterior. Marcelino se convierte ahora en la última víctima de un club sin rumbo.