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rubén cañizares
Viernes, 9 de diciembre 2022, 00:24
En el verano de 2006, el hoy presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), Luis Medina Cantalejo, destacaba en el duelo de cuartos de final entre Brasil y Francia del Mundial de Alemania. Gran arbitraje del andaluz, que le dejó a las puertas de la ... que hubiera sido la primera final pitada por un español. Tuvo el consuelo de estar ahí, como cuarto árbitro, y con acertado protagonismo, al alertar al argentino Horacio Elizondo, árbitro principal del Italia-Francia, del cabezazo de Zidane a Materazzi que le costó la expulsión al galo.
Aquella designación y el Francia-Croacia de semifinales del Mundial 98, dirigido por García-Aranda, son las dos cotas del arbitraje español en un Mundial. Mateu Lahoz, que esta noche de viernes impartirá justicia en el Países Bajos-Argentina, tiene serias opciones de romper este techo de cristal si se destapa con una actuación impecable.
El colegiado valenciano tiene una oportunidad única de convertirse en el primer colegiado español en pitar la final de una Copa del Mundo. Con España eliminada, no hay ninguna opción de conflicto de intereses y el modus operandi de la FIFA también está de su lado. Desde el Mundial de México 1986, el primero en la historia en el que se estableció una primera fase y, a continuación, cruces de octavos, cuartos, semifinales y final, cinco colegiados que pitaron un partido de cuartos acabaron dirigiendo también la final. Le sucedió al mexicano Edgardo Codesal en Italia 90, al húngaro Sándor Puhl en Estados Unidos 94, al ya mencionado argentino Horacio Elizondo (Alemania 2006), al italiano Rizzoli en Brasil 2014 y al argentino Néstor Pitada, en Rusia 2018.
También está del lado de Mateu una deuda histórica de la FIFA con nuestro arbitraje. Los colegiados ingleses han pitado una final de Mundial en cuatro ocasiones, los italianos en tres, los brasileños, argentinos y franceses en dos, y también han dirigido el partido más importante a nivel de selecciones trencillas de Alemania, Suecia, Suiza, URSS, Bélgica, Hungría, México y Marruecos. La única potencia futbolística y arbitral que nunca ha juzgado una final es España. Si Mateu cumple hoy con las expectativas, se postulará en una posición de privilegio para la final de Qatar del próximo domingo 18 de diciembre.
No sería este el único premio para el valenciano en este Mundial, el segundo de su carrera tras su presencia en Rusia hace cuatro años. En lo económico, Mateu también tiene motivos para sonreír. La FIFA paga a todos los árbitros principales que han acudido a Qatar un fijo de 70.000 dólares (alrededor de 66.000 euros).
A esa suculenta cantidad hay que sumar 3.000 dólares (2.800 euros) por partido en la primera fase. Lahoz pitó el Qatar-Senegal y el Irán-Estados Unidos, por lo que sumó 6.000 más a esos 70.000. Los partidos de cruces se cuantifican en 10.000 dólares (casi 9.500 euros), por lo que, con el Países Bajos-Argentina, su bolsa de premio ya ascenderá a 86.000 dólares, a los que podría añadir otros 10.000 más si lograra pitar esa final a la que le podría catapultar su actuación de hoy.
La mochila de honorarios de los árbitros para este Mundial ha llegado al récord de 750.000 dólares. Aparte de las cantidades ya detalladas, los cuartos árbitros han cobrado 2.500 dólares en la fase de grupos y 5.000 en los cruces, lo mismo que los asistentes, que además tienen un fijo por el torneo de 25.000 dólares.
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