Nereo se defiende: «El señor Piterman no se dejaba asesorar por nadie»

Nereo, de 62 años, ha mostrado su deseo de «intentar contestar a todo» antes de arrancar con el interrogatorio. Aunque también ha expresado sus dificultades para hacerlo por motivos de salud. «Hay cosas que tengo olvidadas por el tema del ictus», ha desvelado. Con un tono de voz bajo, sin aspavientos, ha intentado defenderse de los delitos de apropiación indebida y falsedad contable de los que se le acusa.

El colaborador de Piterman se ha definido como un hombre de oficina que «en el tema técnico no entraba para nada» y cuya tarea era mantener informado a Piterman de lo que sucedía en el club. Aunque «luego él hacía y deshacía», ha explicado. «Era una persona muy peculiar. Yo le decía cómo estaba y qué el hiciera lo que quisiera. Podía decirle de poner kleenex y él que no», ha ilustrado.

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Su campo era el de la seguridad, ha explicado. Sin capacidad de decisión en otros ámbitos, que quedaban en las manos de Piterman. Así, ha buscado aclarar la existencia de facturas que testigos el martes vieron «en duplicado o triplicado» por los mismos servicios. A juicio de Nereo esto no es así. «Es costumbre que haya más de una empresa, aunque no para lo mismo». Así, defiende que unas pueden encargarse de la seguridad y otra de temas relacionados con azafatas, mascota u otros servicios.

También ha defendido los pagos a otra de sus empresas como su sueldo. Cifras que escalan de los 4.000 a los 6.000 y por último a los 12.000 euros mensuales. Algo que, ha defendido, variaba en función de si el club estaba en Primera o Segunda. Si bien la cifra más alta corresponde a la presencia del club fuera de la máxima categoría.