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Por Escobedo andan henchidos de orgullo. No es para menos. Pero en el modesto y remozado Eusebio Arce, incrustado en su paisaje de montes y pastos, en su aura de pueblo pequeño y amable, no pierden la noción de lo que son y dónde están. ... Todo lo que está pasando esta temporada al equipo blanquinegro es un premio. Una cosecha del trabajo humilde, pero bien hecho. Por eso, se ha convertido en el único superviviente cántabro en el play off de ascenso a Segunda División B. Y tras tumbar al poderoso y capitalista enemigo de La Nucía, el conjunto dirigido por Pablo Casar ya tiene nuevo rival. El tren que transporta el sueño del ascenso camargués pasa por Villarrobledo, provincia de Albacete. Allí donde se celebra el movido 'Viñarock', el Escobedo quiere pegarse otro festival de alegría para pasar a la última y definitiva ronda por dar el salto de categoría. En un centenario que, pase lo que pase, ya será histórico. EL partido de ida se disputará en el Eusebio Arce, a partir de las 18.00 horas de este sábado.
El presidente del Escobedo, Luis Merino, andaba ayer por el estadio aún sofocado por el carrusel de emociones vivido en la tarde del domingo sobre el césped artificial del Eusebio Arce. «Con el 2-1 estábamos fuera, en el 81, pero no bajamos los brazos», recuerda. Eso es lo que le sirvió al Escobedo, gracias al gol de Izan, para estar ayer en el sorteo celebrado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
El Villarrobledo espera. «Como La Nucía, son equipos semiprofesionales. Un estilo a la Gimnástica aquí en Cantabria. ¿Son mejores? Bueno, hay que jugar. Hemos competido en la anterior eliminatoria y en la Copa Federación ante rivales muy fuertes», dice Merino, que ya tiene unos cuantos play off de ascenso a sus espaldas en tres décadas como presidente del Escobedo. «Para nosotros es como la Champions, cualquier equipo que te toque a estas alturas va a ser muy difícil», añade. El equipo camargués, a día de hoy, tiene más sueños que obligaciones. «Lo único que quiero es competir, como el domingo, cuando el equipo supo sufrir y sacrificarse para pasar una eliminatoria muy complicada».
Visto lo visto y después de viajar hasta Alicante en la primera ronda, a Luis Merino ni siquiera le preocupan las más de siete horas de autobús que le esperan al conjunto blanquinegro. «Y no es de los peores desplazamientos. Había destinos mucho peores», dice el presidente camargués, quien sí entiende que «preferiría jugar en casa la vuelta, pero a ver si sacamos un buen resultado este fin de semana en el Eusebio Arce».
Porque el capricho de las bolas ha determinado que el primer partido de esta eliminatoria para el Escobedo sea como local. A priori, al equipo cántabro le debía tocar como rival un enemigo de menor rango en la clasificación. Sin embargo, los repescados de la eliminatoria de campeones se repartieron todos los cuartos supervivientes y también gran parte de los terceros. Cuando salió el papelito del Escobedo ya sólo quedaban segundos con los que enfrentarse. Y así tocó el Villarrobledo, subcampeón del grupo manchego de Tercera División.
El conjunto albaceteño se quedó a un sólo punto del título liguero, que finalmente fue para el Conquense, equipo que ya tiene plaza en Segunda División B para la próxima temporada. En la última jornada el Villarrobledo no supo aprovechar el tropiezo del a la postre campeón y el empate ante el Socuéllamos le castigó a la segunda plaza de la clasificación. Terminó la Liga regular con un balance de 23 victorias, diez empates y cinco derrotas y un gran dominio en las áreas, convirtiéndose en el cuadro más goleador y menos goleado a la vez de su grupo –81 tantos a favor y 33 en contra, unos números muy similares a los del Escobedo–.
En la primera eliminatoria del presente play off de ascenso a Segunda División B, el Villarrobledo dejó en la cuneta al Lanzarote, cuarto clasificado del grupo canario. Los manchegos sacaron un empate a uno de la visita a la isla y, en el partido de vuelta, en el Campo Municipal de Deportes Nuestra Señora de la Caridad, obtuvieron un triunfo por dos goles a cero que les otorgó el billete a la siguiente ronda.
El Escobedo, desde su humildad, ve un poquito más cerca la Segunda División B. ¿Por qué no soñar?. El equipo camargués se agarra a su mano a mano hasta el final con una Gimnástica que ya ha logrado el ascenso. Se aferra también al meneo que le pegó a un poderoso Langreo en la Copa Federación. A la forma de tutear a un Pontevedra que miraba desde un peldaño más arriba y que no fue capaz de ganar a los blanquinegros en los dos choques que sólo la casuística goleadora decidió en contra de los cántabros. Y La Nucía puede dar fe de que el Escobedo tiene razones para creer en otra machada. Por falta de ilusión no será.
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