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JOSÉ CARLOS ROJO
Miércoles, 23 de marzo 2016, 13:06
Es la escuela de natación más laureada de Cantabria. Desde que se puso en marcha la Liga Escolar, hemos alcanzado ocho campeonatos y cuatro subcampeonatos», explica el director de la Escuela Municipal de Torrelavega, Francisco Pérez. La siguiente en la lista suma tres de estos ... títulos y el récord tiene una explicación clara: «Tuvimos la primera piscina municipal cubierta de toda Cantabria; ahora las cosas están un poco peor», reconoce Pérez. La demanda de ingreso en la escuela es tan alta que algunos niños tienen que quedarse fuera: a día de hoy suman alrededor de 260 menores inscritos y han llegado a tener más de 300, pero una de las últimas remodelaciones en la pileta redujo el espacio del vestuario de los pequeños.
«Nos llegan al club con seis años y pueden quedarse hasta los catorce. Luego pasarían al Club Natación Torrelavega», y siempre con prioridad para los empadronados en la capital del Besaya. «Es una medida que tenía su lógica cuando no existían tantas piscinas en las localidades de alrededor. Entonces muchos pequeños venían a entrenar con nosotros. Ahora eso se ha solucionado. Hay muchas más piscinas y eso nos ha liberado de demanda de plazas».
Desde 1990, cuando empezó a funcionar la escuela, hasta ahora, son muchos los deportistas que han despuntado. Destacan Andrea Bazo, campeona de España máster, Rebeca Bustillo, Virginia Argumosa, César Obregón, en el top ten mundial de 800 y 400 libres, Nacho Orúe y Carlos Quevedo. Todos ellos fueron campeones regionales.
Ellos son también el ejemplo de lo que persigue la escuela en el ámbito de la educación integral. «Nos interesa que aprendan a nadar; eso es fundamental en una región de costa como Cantabria. Pero es que es necesario también que adquieran unos valores personales y deportivos que luego tendrán durante toda la vida», concreta Pérez. «Tienen que aprender a respetarse y a trabajar en equipo. Deben saber que el objetivo de la competición, igual que en los entrenamientos, ha de ser superarse a sí mismos. Después, lo demás ya viene rodado. Si eres capaz de ser mejor cada día, al final acabarás siendo también mejor que los demás».
Espíritu de trabajo
Los jóvenes que avanzan de nivel y se mantienen en la escuela y, en mayor medida los que ascienden al club, se caracterizan por un espíritu de sacrificio y un hábito de trabajo que los permite mantenerse en este deporte. «Todo eso se traduce luego al resto de cosas. Por norma general, y esto lo digo por la experiencia de todos estos años como entrenador, el buen nadador suele ser un buen estudiante. Es gente con una capacidad de trabajo muy importante», cuenta el director de la escuela.
El objetivo es ahora que todos los jóvenes que quieran practicar este deporte puedan inscribirse en la escuela de la capital del Besaya. «Hace tiempo que hemos escuchado que se había proyectado hacer una piscina olímpica cubierta. Seguramente que tener una infraestructura de estas características nos ayudaría a que este deporte tuviera la importancia que merece en esta ciudad», zanja Francisco Pérez. Por el momento solo queda seguir trabajando como hasta el momento, y los resultados dicen que el camino es el acertado.
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