Secciones
Servicios
Destacamos
Aunque cuenta ya con varias medallas internacionales es la primera vez que Alfonso Urquiza (Santoña, 1994) logra colgarse un oro del cuello en un certamen internacional. Una emoción «única» que ha sentido por primera vez en el Abierto Europeo de Judo, que se ... celebraba en Zagreb (Croacia), cuando se ha proclamado campeón del continental en categoría masculina con peso -81 kilos. «Es una sensación que nunca había vivido. Subir a lo más alto del podio y que suene el himno de tu país era algo que me hacia mucha ilusión en un torneo que además para mí era importante y era un objetivo», explica Urquiza, que se impuso en una final a otro español, el actual campeón de España, José María Mendiola. Un cruce que demuestra el buen nivel de la selección nacional de judo, ya que ambos participantes tuvieron que pasar unas rondas intensivas para llegar a la final entre más casi un centenar de participantes. «Mendiola estaba por otro lado en la tabla, y es difícil, porque había 76 personas, pero bueno, al final los dos tenemos un buen nivel y nos encontramos en la final», dice el de Santoña.
Y es que este era el primer abierto que se celebraba en la era post covid y la categoria de -81 kilos estaba superpoblada. Por ejemplo, para llegar a los cuartos de final los judokas debían ganar cuatro rondas, lo que significaba que quienes alcanzaban la final habían pisado el tatami seis veces antes de que terminase el día. «Era una competición muy larga, muy difícil y muy dura. Llegué al pabellón a las 9.00 horas, mi primer combate fue a las 10.15 horas y el sexto, que fue el último, a las 16.30 horas. Son casi seis horas de competición», rememora el deportista. Pero no le importó. Pragmático y organizador nato no cejó en su empeño hasta lograr lo que se había propuesto. «Mi objetivo era estar arriba y tenía que estar concentrado y concienciado en que ese era el precio a pagar para conseguir esa medalla», reconoce. Además, cuando se vio en la final no dudó. «Tenía muy claro y muy estructurado el combate, cómo lo tenía que hacer, y salí a ganar, a hacerlo lo mejor posible y así fue».
El santoñés, que entrena en el CAR de Valencia desde 2016, reconoce que este primer puesto es casi justicia poética. Alfonso se lesionó de gravedad en ese mismo escenario, en Zagreb allá por 2019. «Es una casualidad, pero en el mismo pabellón en que el domingo quedé campeón, me rompí el aductor y el abdomen y estuve sin competir 8 meses», recuerda. Con el parón su oportunidad para ir a los Juegos de Tokio se desvaneció. Desde junio hasta enero en el dique seco. Se perdió muchos torneos, un Mundial... y después llegó la pandemia y el confinamiento, con lo que otras competiciones se suspendían. Todo eso le penalizó. Y eso que durante la primera parte de la clasificación olímpica –son dos años los que se tienen en cuenta– tuvo el pasaporte en sus manos, pero con el encierro y la falta de participación en competiciones sus números decayeron estrepitosamente.
«La clasificación se me complicó y se me puso muy cuesta arriba. Este año no he competido mucho. Esta es la tercera prueba que hago y ya no tanto con los Juegos en el punto de mira porque están difíciles, no imposibles matemáticamente, pero sí muy difíciles», asegura. Pero Alfonso prefiere mirar hacia el futuro con esperanzas renovadas. Ganar este Europeo era uno de sus nuevos objetivos. «Tenía mucha confianza en mí mismo. Venía de ser campeón de España en 2019 y este año me diagnostican que tengo una bacteria en el estómago. Decido competir, pero en muy malas condiciones. Con fiebre, desmejorado... Y no pude terminar bien en el nacional de 2020. Tras eso tenía ganas de demostrar que tengo el nivel, tanto nacional como internacional».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.