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Hacia las siete de la mañana Sergio García y Víctor Iglesias se llamaron por teléfono. Poco después patrullaban Torrelavega, cada uno por su camino, para desayunar juntos, como ya tienen por tradición tras los combates. Solo siete horas antes el Niño se bajaba del cuadrilátero ... del Vicente Trueba en un baño de masas y selfis tras renovar por tercera vez su título europeo. Poco tiempo habían tenido los dos para dormir, y antes incluso del amanecer ya estaban de nuevo en pie para ese desayuno ritual en el que aprovechan para hablar del combate en un alarde madrugador casi insultante. Así celebra un campeón de Europa sus éxitos. O al menos este campeón de Europa. En familia y con calma. Con un plan tranquilo de domingo. Comiendo una pizza, para más señas. El sábado apenas le dio tiempo a nada más que a recibir abrazos, volver al vestuario y regresar a casa a descansar. Y no descansar demasiado tiempo.
A las dos menos cuarto de la tarde Sergio aparece por la Pizzería Vitorio. Lo hace en chándal, aún con aspecto de deportista preparando una gran cita y con su mujer y su hijo Nico, que mira con ojos curiosos el local, a los conocidos y a los desconocidos. En el comedor, aún poco concurrido en la desapacible mañana santanderina, le esperan su amigo, entrenador y confesor, Víctor Iglesias, y la organizadora de la velada, Magdalena Medina. Son en realidad una familia. Porque Medina es además la mujer de Víctor Iglesias. Y otra amiga. Todos sonríen. Sergio incluso guiña un ojo para saludar. Está contento, aunque su carácter no le haga exteriorizarlo tanto como otros.
Y así, algo cansado pero entero, con un rostro que no permite siquiera atisbar restos de la batalla de la noche anterior, con su mujer, su hijo y los dos amigos, celebra todo un tetracampeón de Europa su éxito. Comiendo una pizza en la Bajada de la Encina para irradiar a Santander algo de la gloria de un torrelaveguense que camina a convertirse en eterno. Cuesta sacarle las palabras; como siempre. Lacónico y sereno, como en el cuadrilátero. Aquel chico de Barreda que comenzó a hacer guantes en el Kronk, aquel feriante que fue haciendo del boxeo su profesión, es sobre todo un tipo sencillo. Y el tetracampeón europeo de los pesos superwélter en la versión de la EBU. Todo con cuartel en Torrelavega y, en los últimos tiempos, entre Polanco y la capital del Besaya.
-Se le ve muy entero pocas horas después de todo un combate por el Campeonato de Europa. Nadie adivinaría que ha estado doce asaltos partiéndose la cara con un adversario realmente duro.
-Sí, sí que estoy muy bien y justo eso: muy entero. No estoy dolorido y la verdad es que me encuentro bastante entero después de doce asaltos, así que bien. No puedo pedir más.
-Cuarto campeonato de Europa y todo el Vicente Trueba tuvo la sensación de que estuvo a punto de tumbar a Faoud el Massoudi, pero vaya si era un buen encajador el francés...
-Yo también pensaba que podía tirarle -en el noveno asalto estuvo a punto-, pero al final pasó lo que ya había dicho: que no tiene nada que ver el palmarés de un rival con lo que luego ocurra arriba en el ring. Ha sido un rival muy digno y una pelea muy competitiva.
-Y Torrelavega, y toda Cantabria, completamente volcadas con Sergio García. ¿Qué siente alguien con tantas raíces en la ciudad cuando escucha a sus paisanos coreando su nombre y llenando un pabellón? Porque pese al buen espectáculo global, en realidad todos estaban allí para ver al Niño...
-Sí, desde luego que sí, a la afición hay que darle un diez, como siempre. Yo les voy a estar a todos eternamente agradecido por cómo se vuelcan y cómo me apoyan, porque sin ellos este tipo de eventos no sería posible.
-¿Se imaginó alguna vez hace unos años que su ciudad podía volcarse tanto con un boxeador y con la velada?
-No; claro que no. Cuando empiezas no te lo puedes ni imaginar. Ahora estoy viviendo todo esto y, ¿qué más puedo decir? Solo que estoy encantado de que la ciudad se haya volcado otra vez y de que se haya recuperado la afición al boxeo en Cantabria.
-¿Pensaba en ello aquel Sergio García al que con doce años le dio por probar en el Gimnasio Kronk, a ver cómo se le daba?
-No, para nada. Sencillamente empiezas a entrenar y no sabes hasta dónde puedes llegar. Y ahora sí te puedes hacer una idea, pero tampoco del todo. En esto del boxeo, hasta que no termina tu carrera no puedes saber cuándo has tocado techo.
-Usted mismo y un puñado de púgiles más están recuperando el boxeo quizá también en España. Porque en Cantabria ya es un hecho...
-Desde luego que sí. En España hay muchos boxeadores en diferentes comunidades y cada uno crea una historia; su propia leyenda en su tierra.
-Si ya era un héroe en Torrelavega; ahora más.
-Bueno, yo me quedo con que la gente te reconoce, y siempre se agradece que te valoren lo que haces; eso es genial.
-¿Algo más que decir a los aficionados que llenaron el Vicente Trueba?
-Lo que dije ya antes: que les estoy eternamente agradecido y que es gracias a su apoyo que se está consiguiendo todo esto. Ojalá a partir de aquí podamos organizar más veladas en Torrelavega y que se siga llenando el Vicente Trueba. Incluso que se quede gente hasta fuera porque no haya más aforo, porque también eso será siempre bueno para el boxeo.
-Cuatro veces campeón de Europa, y ahora ¿qué?
-Bueno; ahora pienso en descansar, nada más. Lo que venga, bienvenido sea. Y a ver qué ocurre, porque de momento nosotros no sabemos nada. Lo que venga estará bien. Yo nunca me paro a pensar demasiado en lo que puede pasar. Lo que venga será bienvenido e intentaré afrontarlo de la mejor manera posible.
-¿Y el próximo combate, de nuevo en Torrelavega o tocará de nuevo coger el avión? Porque aparte del Europeo, está ya en perspectiva la carrera por el Mundial.
-Ahora mismo no tenemos ninguna decisión. Lo mismo se organiza otra pelea en Torrelavega que se sale fuera a competir; eso ya es un asunto de las organizaciones y yo ahora mismo en lo que estoy pensando es en descansar.
-Un solo cántabro fue campeón mundial. Y lo fue en Torrelavega, en el Ferial de Ganado ¿Se imagina a Sergio García, un torrelaveguense, con el cinturón mundial de los superwélter en ese escenario?
-Imaginarlo sí, claro. Por imaginarlo claro que podría, pero es algo muy complicado a nivel económico. Son peleas en las que se dispara el presupuesto y el esfuerzo de organización y bueno... Hoy por hoy estoy muy conforme con lo que estoy consiguiendo.
-Dice que se dispara en lo económico. Interpreto que en lo deportivo se ve con fuerzas y posibilidades de competir por el título mundial...
-Sí. El asunto es que este tipo de combates necesitan el apoyo televisivo y una organización diferente a lo que se hace aquí, en toda Europa. Es un tipo de organización distinta y exige muchos recursos y presupuesto.
-Mientras, usted sigue fiel a su gente: entrenador, organizadora de veladas, promotor... Con el título continental no ha cambiado nada.
-No, ¿y por qué iba a cambiarlo? Yo creo que cuando las cosas van bien no hay que cambiar el método de trabajo. Y no solo eso. Aparte de ser mi equipo, esas personas son ya son mi familia. Por una cuestión de lealtad no cambiaría nunca de colaboradores ni, por supuesto, de entrenador.
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