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Metido en el remo desde hace 35 años Carlos Rodríguez comenzó a remar en la trainera de Santander para después convertirse en su preparador, situación que duró tres años. Después continuó en Pedreña durante dos y su siguiente destino fue Kaiku, donde estuvo durante año ... y medio largo. A pesar de que ya estaba desconectado del remo, no puedo evitar que de nuevo le picase el gusanillo cuando recibió la oferta de Camargo. Tras meditarlo, analizó el proyecto y lo aceptó sin dudar.
–¿Cuál ha sido el motivo para aceptar el proyecto?
–Lo que me empujó a aceptarlo fue que había mucha gente joven y con ganas, que parece que ahora no abundan en otros puntos pero por suerte en Camargo sí los hay. Todavía les falta tiempo para hacerse, pero hay que tener paciencia y trabajar duro para que ellos mismos vean su crecimiento. Eso les dará confianza.
–¿En Cantabria falta continuidad?
–Es un problema que se tiene en todos los lados. Aquí tenemos que añadir que hay menos cantidad de remeros. Es muy difícil dar el paso de juvenil a senior. Hay que tener un cuerpo más formado, algo más de empaque... Al final es un paso complicado y puede darse que los clubes no tengan paciencia o mismamente que los chavales se acaben aburriendo, terminen abandonando y nos quedamos sin remeros.
–¿Carlos Rodríguez está ilusionado ante el proyecto?
–Pues sí. Sobre todo cuando he contactado con algunos de los chavales, he hablado con ellos y ellos mismos me han terminado de ilusionar, ya que me han transmitido mucha emoción de cara a iniciar el proyecto. Así que siendo gente joven y con ganas no cabe otro resultado que mejorar y progresar cada día, cada mes y cada año para terminar afianzando un buen número de remeros jóvenes y con proyección.
–¿Qué le ha pasado al remo cántabro este año que ha estado muy bajo?
–Esto es una cuestión que viene de atrás, yo diría que desde hace quince o veinte años. Cuando ha despuntado un equipo ha sido a base de traer remeros de fuera, ahora los chicos que despuntan un poco son llamados por clubes de Vizcaya, que les ofrecen unas condiciones muy buenas que no encuentran en Cantabria.
–¿Qué pueden ofrecer ustedes a los remeros que se incorporan a la cuadrilla?
-Nosotros ofrecemos unas buenas instalaciones, buen material y muchas ganas por parte de todos los que estamos dentro. Sabemos que es difícil, pero es lo que hay para mantener viva una actividad muy nuestra. El club no quiere comprometer el futuro de la entidad, económicamente ahora para los remeros no hay.
–¿La travesía del desierto económico seguirá en año que viene?
–Los remeros son los que hay y ahora mismo dependemos de la gente joven. El equipo que no tenga gente joven va a tener que fichar y esperar que le salga bien. Hay veces que se ficha y no funciona, y muchas veces lastran económicamente a un equipo. La única manera de poder subsistir es animar a los jóvenes y hacer planteamientos para que el salto desde juveniles no corte la trayectoria de un chaval.
–¿Usted podría ser una buena alternativa remando?
–No, no. Yo creo que ya con los años que tengo no es el momento después de dos años sin hacerlo. Espero que haya gente suficiente, y por ahora la tenemos. En mi caso sería como último recurso si no tuviésemos remeros suficientes para completar, pero en principio no.
–En la trainera de Santander fue usted una parte importante cuando estuvo activo, ¿cree que el club puede volver a tener actividad?
–Poder podría, pero hace falta que se junten muchas cosas a la vez. Santander es una ciudad grande. Yo empece de Cadete con gente de Pedreña, de La Maruca... y año tras año se conseguían dos remeros y había base. Eso ahora mismo está perdido y sería empezar de cero. Es muy complicado. Se podría, pero hace falta gente que quiera cogerlo. Habría que invertir y con un apoyo económico que ahora no hay.
–¿A qué aspiran de cara a la clasificación en la ARC1?
–Intentaremos estar en la segunda tanda, aunque luego son los rivales lo que te acaban poniendo en tu sitio. Habrá tres o cuatro equipos que estarán por arriba y nosotros ya veremos dónde estamos. Dependerá del número de chavales que podamos conseguir y de su evolución. Lo que sí puedo adelantar es que ganas e ilusión no faltan.
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