Hermanos Borbolla se lleva la Copa de la resistencia

El partido fue malo, con más nervios que juego, e irregularidad por ambas partes. Fue un choque de resistencia, en el que el que más aguantase sin equivocarse iba a tener las de ganar. Una prueba de supervivencia para los jugadores y para el público, que pobló las gradas de la Carmelo Sierra sin rozar, eso sí, el lleno. Con todo y en los tiempos que corren, una asistencia decente.

De entrada, y aunque parezca una obviedad, derribar 40 palos es clave. Los nervios del estreno, la tensión de una final... Todos los caminos terminan con un cierre que da el chico. Pese a ello, ninguno de los dos cumplió. Camargo, por culpa de una queda de Salmón y Borbolla porque quince de sus 33 palos los hizo David Cecín. De segundas, los de Maliaño tomaron la batuta gracias a un gran birle.

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Sin sorpresas estratégicas, Camargo había empezado de dieciséis metros, mientras que Noja se fue hasta la distancia máxima del torneo, diecinueve metros. En un encuentro de tanta tensión en muchas ocasiones no gana el equipo que más acierta, sino el que menos falla. Los ayer visitantes lo hicieron cuatro ocasiones consecutivas. En las tres primeras, la responsabilidad quedó en la diestra de Alberto Díaz, que se quedó en todas a un bolo. Y en la última fue Pedro el que marró el panojazo.

Y mientras, enfrente, Borbolla que crecía en cada chico desde el birle. Si fallaba de primeras, aprovechaba la segunda tirada para recuperar lo perdido ante una partida tocada. Con Domínguez y Cecín más metidos desde el inicio, Mario Borbolla y Jonathan García fueron a más hasta dejar el partido y el título a tiro de un chico.

Camargo lo intentó en el quinto desde quince metros, pero cuando iban hacia el birle, las caras eran de derrota. Pese a ello, un chispazo de Salmón, Gabi en su línea, total 45 y el 3-2 que subía al marcador. Para llegar al desempate volvieron los diecinueve metros, desde donde, esta vez, Borbolla no arregló de segundas sus problemas de mano. Ya en el desempate, la confianza era para Camargo, que pese a los apuros de su capitán de subida se fue hasta los 48 palos. La obligación era alta, pero el idilio de los nojeños con el cachi se prolongó gracias a un Mario Borbolla de menos a más durante el partido.

Con todo, el trabajo no estaba hecho. Domínguez se la jugó en una última bola, que pasó por centímetros la raya y fue Borbolla el que, con un birle de cinco, encarriló la obligación. Con todo, la última bola llegó a la zurda de Cecín con la necesidad de derribar tres para empatar y cuatro para ganar. El de Riotuerto dio el paso, se fue afuera y logró los cuatro que hacían falta. Chico, partido y título para Hermanos Borbolla.