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Tiene un brillo especial en sus vivos ojos castaños que no puede disimular. Refulgen casi tanto como su medalla de bronce., la que ganó en ... Guadalajara en categoría kumite -50 kilos en su primer Europeo senior. Ni lesiones ni malos momentos han logrado desligar su vida del tatami. Nadia Gómez (Santander, 1997) ha vuelto, y lo ha hecho si cabe con más fuerza todavía.
-Está imparable.
-Bueno, la verdad que me encuentro muy bien, en un momento muy bueno. Todo lo que he estado trabajando, todo el sacrificio, tanto mental como físico, ha hecho que los resultados acompañen. Y al final me lo he pasado súper bien, fue súper divertido, estuve súper feliz en el campeonato y me encuentro muy bien. Me encuentro imparable.
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-Hace ya más de una semana que logró la medalla. Con un poco más de poso, ¿cómo valora este bronce y la experiencia?
-Ha sido una experiencia increíble. Obviamente tenía expectativas altas porque me encontraba muy bien en los campeonatos nacionales, pero claro, no es lo mismo que llegar a un internacional. Yo me decía que podía estar en el pódium. Al final he compartido podio con viejas conocidas de la categoría y me he visto ahí, entre las mejores. Ahora que está todo más asentado valoro en positivo todo el trabajo que hice y estoy muy contenta por eso.
-Nada más ganar fue corriendo hacia Irene Colomar, la seleccionadora, y se abrazó de un salto con ella. ¿Qué papel jugó Irene en esta medalla?
-Estaba allí toda mi familia, mis amigos, la grada de España estaba con el ánimo muy arriba e incluso había gente internacional que he podido ver en el vídeo que salen celebrando, porque creo que fue un combate muy especial, muy espectacular. Y cuando salgo celebrando y me abrazó con Irene, mi abrazo es de gratitud y de decir: 'Lo hemos conseguido, estoy aquí de vuelta y no quiero dejar de formar parte de este equipo'.
-Un triunfo, además, espectacular. 9-0 y en sólo 43 segundos.
-Estaba en la sala de calentamiento con mis compañeras del equipo y estaba la azerbaiyana presente también y me miraba todo el rato. Yo le decía a mis compañeras: 'Ojalá empezar con un ippon porque empezar con 3-0 te hace disfrutar del combate con un poquitín más. Estar tensa, pero disfrutar más de ese momento de la grada, de la importancia que tenía el bronce... pero lo que no me imaginaba nunca era hacer tres jugadas y hacer tres ippones, que son 9 puntos, en un visto y no visto.
-Se quedó con la espinita de luchar por la final. ¿Cuando peleó por el bronce cómo gestionó las emociones para no fallar?
-Perdí el pase a la final, lo que no me di cuenta en ese momento es que no meterme en la final me hacia no clasificar para los Juegos Europeos, me he quedado fuera. En ningún momento solté ninguna lágrima porque para mí había hecho un campeonato muy bueno. Había peleado con rivales súper duras, olímpicas, campeonas de Europa en otros años, combates muy buenos en los que remontaba y todo. ¿Cómo me quito esa espinita? Cuando estaba allí pensando que tenía que pelear por el bronce, fue como decir: 'Es una final. Es una final por el bronce, y el bronce se gana'. Quería poder disfrutar de ese momento de ganar en casa. Sin miedo y sin pena salí a por ello. Sólo quería estar feliz.
-De todas las felicitaciones que ha recibido, ¿hay alguna que le haya llegado especialmente?
-Estaba en el pabellón y una mujer de Argentina me pregunto: '¿Tú eres Nadia, no?'. Le respondí que sí y me dijo: 'Que lindo estaba hablando tu padre de ti antes del combate'. Le pregunté que a quién y me contestó que a su hijo, que era un niño pequeño de 5 o 6 años. Le estaba diciendo que cosas súper bonitas de mí antes de pelear por el bronce.
-Cuando ganó el oro en el Mudial sub 21 en Tenerife antes del combate se imaginaba a su padre diciéndole: «¡Vamos, Bicho!».
-Sí, es que es un fanático. En los pabellones todo el mundo sabe que es mi padre. Lo vive mucho más porque desde la grada se vive todo mucho más, pero siempre está. Después de abrazar a la seleccionador la primera persona que bajó a abrazarme fue él.
-¿Qué se requiere para lograr las grandes metas que ha conseguido?
-A mí me dicen siempre que soy resiliente y es una palabra que nunca utilizaba, pero sí es verdad que por más palos que me ha dado la vida, cuando me he quedado fuera de convocatorias, las lesiones, me repongo. Siempre digo que quizá hubiese sido mejor karateca si me hubieran dado más oportunidades, porque a veces no he tenido las oportunidades que creo que merecía. Pero otra gente me dice que esas oportunidades que me quitaron son las que realmente me han hecho crecer, querer seguir, por mí, por mi orgullo, por mi raza. Lo cojo con tantas ganas que creo que sale bien por eso.
-Quizá este bronce tiene un sabor especial por el momento en que llega, después de superar lesiones y situaciones duras.
-Sí. Yo ya me decía: 'Es que estoy mayor', 'Hay chavalas de 20 años apretándome ya'... Y mis entrenadores me decían que no, que todavía estoy en el mejor momento. En septiembre, el primer combate que hice tras mi regreso, lo hablé con mi entrenador de la Escuela de Kárate de Comillas. Le dije: 'No sé si voy a volver a pelear al nivel de antes'. Y justo el otro día me dijo: 'Nadia, has vuelto mejor de como estabas porque tu cabeza está mucho más asentada, tienes más ganas y estás mucho mejor físicamente'.
-Habrá tenido que dejar cosas a un lado para mantenerse como deportista de alto rendimiento.
-Sí, yo me fui con 20 años a Madrid, aunque nunca recuerdo en qué momento eché la beca en el CAR -ríe-. Llevo allí cinco años, esta es la sexta temporada y dejado de compartir y celebrar muchas cosas con mi familia, mis amigos. He tenido que dejar aquí toda mi vida y crear allí una en la que he pasado mucho tiempo sola, pero ahora ya es mi casa. Intento valorarlo así y cuando vengo a Santander disfruto de esas pequeñas cosas mucho más.
-Cuándo piensa en su futuro, ¿qué se imagina?
-Lo veo relacionado al kárate, porque al final este deporte es mi vida. Tengo la carrera que estoy cursando, Ciencias del Deporte, pero siempre ha ido de la mano el tenerla para ser mejor entrenadora. Me gustaría tener un club, me gusta viajar, sé lo que se vive estando de coach y son emociones muy bonitas que te llenan muchísimo.
-¿Cuál es su siguiente meta?
-Ahora tengo el Campeonato de España Universitario, un trofeo aquí en Cantabria por equipos y el mes que viene la Premier League en Rabat, que viajo por mi cuenta porque la Federación no nos lo puede cubrir. A final de año tenemos también el Mundial en Hungría.
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