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'Ladys and gentlemen'. En el rincón rojo, con calzón dorado, desde Torrelavega, Cantabria, con un peso de 69 kilos y 1,82 metros. ¡El Niñoooooo! Al fondo, entre las gradas de un Staples Center a reventar, aparece un grupo de bailarines que no ... deja de brincar. Detrás de ellos una comitiva de corpulentos guardaespaldas escoltan a Sebastian Fundora. En el rincón azul. Con un peso de 69 kilos y 1,97 metros, La Torre del infierno. Frente a frente. Cara a cara. Allí arriba, donde las doce cuerdas acotan la libertad y el límite lo marca una campana, solo estarán ellos. El ruido se queda abajo. No se oye. Solo el jadeo del oponente. Los guantes zumbando de un lado a otro. Los golpes de uno y de otro. Ahí arriba se habla otro idioma. Todo es distinto. Esta madrugada -en Los Ángeles serán las 19.00 horas- Sergio García aporrea desde el purgatorio, las puertas del cielo. Atrás deja 33 combates con 33 victorias (14 por KO) y casi quince años de camino. Está ante la pelea de su vida y lo tiene claro: «Vine a ganar».
El Niño ha cruzado el Atlántico para continuar su conquista. La empezó en Torrelavega con un chándal. Sin prisa. Y cuando se quiso dar cuenta estaba desafiando al que se hacía llamar El Conquistador, Maxime Beausssire. Desde entonces nadie le intimidó en el viejo continente. Ni siquiera el bielorruso Siarhei Rabchanka, curtido y excampeón europeo. Ni Cheeseman en el O2 londinense, su casa, donde era el favorito. Ni los 20.000 ingleses gritando en contra pudieron con él. Nadie le ha hecho tambalearse, aunque cuando uno boxea tan alto se intuye que tarde o temprano llegará. Pero mañana no. Mañana es la llave de todas las puertas.
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Todo está preparado. En la ciudad de las estrellas, cerca de Hoolywood, hasta los cineastas más atrevidos tienen un guion. Sergio García también: Pegar y marcharse. Pegar, pegar y marcharse. Todo será distinto. La envergadura de Sebastian Fundora condiciona cualquier improvisación. Solo llegarle es una tarea ímproba. Está muy lejos, se protege desde la distancia y lo ve todo desde su atalaya. Tiene ventaja. Por eso Sergio García necesita más paciencia que nunca.
El Niño. Cuatro veces campeón de Europa de la EBU, dos del EBC Silver y, del WBC Internacional y una vez campeón del mundo hispano. Entrenado por Víctor Iglesias
The Towering Inferno. Que no tenga el palmarés de García es un dato engañoso.Es más joven y le ha afectado el parón.Afincado en California y nacido en Florida y de padres cubano y mexicana
Pegar y marcharse de su alcance, que es cualquiera porque «te puede pegar desde casa», como advertía el entrenador y mentor del Niño, Víctor Iglesias, en sentido figurado. Solo una mano perdida y dura en los primeros asaltos puede sacarle de sus raíles. Tener que hacer la pelea a la contra no le conviene. Debe martillear, talar el árbol. Y pegar mucho y bien. Mucho. Porque tanto Sergio García como su entrenador saben que a los puntos debe ganar con holgura. Por mucho que el glamour del Staples Center y el DNI de Fundora impongan. Saben que el boxeo estadounidense solo adopta a quien es mucho mejor que ellos.
«Esa envergadura le hace extraño, pero no la sabe utilizar bien del todo», explicaba Iglesias en una de esas tardes en el Gimnasio Kronk. Para colmo es zurdo y eso rompe los esquemas. Que se lo digan a Apolo Credd cuando se enfrentó a Rocky Balboa. Pero el Niño llega con mucha lona. Con las tablas que dan tres defensas europeas y con el respaldo anímico que otorga saber que la oportunidad se la ha ganado. No está invitado, va por su clasificación. Porque está en condiciones de convertirse en aspirante al Mundial del peso superwélter, carrera por la que renunció invicto al cinturón europeo, y porque la de esta madrugada es la última pelea antes de conseguirlo.
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Y El Niño va a por ello. Ya tras una de sus defensas con éxito en Torrelavega lo decía: «Si voy a Estados Unidos a pelear será porque me vea en condiciones de ser competitivo; no voy a ir allí a que me den una paliza». Un par de años y una pandemia después está en California haciendo precisamente eso: buscando dar un salto en su carrera en una velada en la que está por merecimiento propio: es el número dos de la clasificación del Consejo Mundial de Boxeo, solo por detrás del vigente campeón. Un dato que le debería hacer partir como favorito, pero lo cierto es que el combate se prevé muy igualado. Su adversario ocupa la cuarta plaza y las apuestas están ligeramente a su favor. Mejor. Menos presión para el Niño, que ya ganó en Londres cuando los apostantes se decantaban, aunque también en aquel caso no por un gran margen, por el púgil local.
Sergio García se crece en las grandes ocasiones y necesitará hacerlo ante el púgil floridano, aunque su residencia en California hace más local aún a un Fundora al que el boxeo le viene de lejos. Su padre, el cubano Freddy Fundora, ya fue profesional, y todos sus hermanos han pasado también con más o menos éxito o relevancia por el cuadrilátero.
El Ayuntamiento de Torrelavega instalará una pantalla gigante en el Edificio Multiusos Sergio García, junto a La Lechera, para que los aficionados puedan ver en directo la pelea del púgil local Sergio García frente al estadounidense Sebastian Fundora que se celebra en Los Angeles (Estados Unidos). El acceso al recinto, que será libre hasta completar el aforo y estará abierto desde medianoche, aunque el combate esté previsto que se dispute hacia las tres y media de la madrugada hora local. Eso sí, quienes quieran acceder deberán cumplir escrupulosamente las normas sanitarias, es decir, deben llevar mascarilla y guardar la distancia de seguridad. Desde el Ayuntamiento de Torrelavega esperan un lleno absoluto. Al menos eso afirmó el concejal de Deportes, Nacho González, que está «convencido» de que las gradas se llenarán para animar al boxeador torrelaveguense «en este día tan especial» para él y para su equipo.
Sergio García no mide 1,97, pero su corazón late a 40 pulsaciones por minuto poco antes de subirse al ring. Su fortaleza física y su serenidad le convierten en una bola de demolición. Su pegada no es la de un 'killer', pero tritura a sus rivales. A Cheeseman le maltrató en su casa. Le maniató y le sacudió. Pero aquello ya es historia. Ahora necesita mucho más. Debe ir más lejos. Mucho más. A las 13.00 horas (a las 22.00 en España) se verá por última vez las caras con el largirucho boxeador californiano en la ceremonia del segundo pesaje.
A sus 23 años, Fundora busca lo mismo. Vive a escasos kilómetros de donde peleará y su carrera hasta hoy es inmaculada. Es atractivo, vistoso y diferente, y eso en la ciudad de las estrellas tiene recorrido. Lo tiene casi todo a su favor, salvo que en frente estará alguien como él. «Ahí arriba solo estaromos él y yo», adelantaba García antes de partir.
A partir de cumplir con la báscula, el cuenta atrás se activa. Hay que recargar, hidratarse y recuperar seis o siete kilos para que Fundora sienta los golpes. Y descansar. De la Hoya, Paccquiao, Julio César Chavez... Al Staples Center le resulta familiar lo de esta madrugada. Magic Johnson y Lebron James y el inolvidable Kobe Bryant lo pusieron en pie. Hoy Sergio García y Sebastian Fundora, aspirantes a todo, son los teloneros de lujo de Gervonta Davis e Isaac 'Pitbull' Cruz. El primero es el campeón mundial del peso ligero, alumno del invicto y soberbio Floyd Mayweather, ese púgil estadounidense que levanta pasiones y odios. Élite. Y, en medio de todo un rincón. Con Víctor Iglesias pegado a las cuerdas. Y con Magdalena y Ángela, sus ángeles. Y con Torrelavega en la silla de ring empujando. «No tengo ninguna presión. Para mí esto ya es un regalo», explicaba a los suyos antes de salir de casa rumbo a una de las capitales mundiales del boxeo. Pero ahora que ya está allí, quiere ganar.
Sergio García no se presentará esta madrugada como campeón de Europa. Pero no será porque perdiera el cinturón, sino porque después de cuatro defensas exitosas renunció a él para embarcarse en la carrera por el Mundial del peso superwélter en la versión WBC. Por convertirse en aspirante, para lo que derrotar esta madrugada a Fundora es un paso imprescindible. Después, si lo consigue, tendrá otro combate y otra bolsa en Estados Unidos; una oportunidad de alimentar más su carrera. Sería –será, si todo se va bien en su estrategia de buscar la victoria a los puntos– el último paso antes de combatir por el cinturón mundial.Claro que eso son palabras mayores, porque el vigente campeón, el estadounidense Jermell Charlo, es un rival colosal que ya ha defendido su cetro con éxito en una ocasión. Sus números, 34-1 con victorias al 18 KO, no ilustran pese a ser impresionantes su verdadero potencial.Todo un reto para cualquier púgil. Pero por partes.Lo primero que debe hacer Sergio García es derrotar esta madrugada a Fundora.
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