Secciones
Servicios
Destacamos
Diez menos diez de la mañana y fuera del centro deportivo Santiago Galas se escucha lo que parece el impacto de la pelota en una raqueta. Zas, zas, zas, zas, zas, una detrás de otra. Dentro, las palas vibran sobre la pista de doscientos metros ... cuadrados. En cada partido, cuatro componentes (hombres contra hombres y mujeres contra mujeres). «En pádel es siempre así, mientras que en tenis juegan dos personas en un campo de seiscientos metros cuadrados», explica Daniel Martínez, que junto a su hermano Leandro, se encarga de la gerencia de las pistas y de la escuela de pádel que existe desde hace tres años en Cabezón de la Sal. Daniel no descansa en agosto. Por las mañanas atiende la barra del pequeño bar improvisado que hay junto a los vestuarios. En una pizarra se especifica: «tienda de pádel, palas nuevas y seminuevas, pelotas y overgrips, paleteros y camisetas». El botellín de agua vale un euro. Y parece necesario, porque cuatro hombres de mediana edad se están pegando una paliza al pádel en una de las pistas. Es su pelota la que se oye desde fuera. «Uno es de aquí y los otros tres de Madrid». Alquilan las pistas por una hora y media (3,70 euros los no socios y 2,80 euros los socios). También hay descuentos. «Lo hemos puesto barato para que pueda jugar todo el mundo, independientemente de su situación económica». En agosto, muchos veraneantes y durante el año, los de Cabezón y comarca. En total en la escuela hay 120 alumnos y alumnas de entre 6 y 73 años. Sí, 73. «Para este deporte no hay edad», explica Gonzalo Carral, uno de los monitores que imparte clases de una hora todos los días. La cosa funciona así: «empiezas por alquilar el campo de juego, luego vas a clases con el monitor para perfeccionar la técnica y después te puedes apuntar en los equipos para participar en la Liga Cántabra». Carral quedó en 2010 el número 120 en el Pádel World Tour.
Por eso Daniel presume de entrenador. Y de equipos también. «Tenemos cuatro equipos masculinos compuestos por 17 jugadores (uno en 5ªdivisión y tres en 4ª) y dos femeninos (uno en 4ªdivisión y otro en 2ª). Las féminas han logrado ascender de 4ª a 2ª división en 18 meses. «El 50% de las clientas son mujeres», especifica Daniel. Entre ellas está María Sánchez, que va a las clases porque le parece un deporte «activo y completo, con el que ejercitas muchas partes del cuerpo». Aún así, lo que más le gusta es el ambiente que se crea con los compañeros.
«¿Quieres que te cuente algo sobre la historia del pádel?», pregutna Gonzalo. «Comenzó a practicarse en México a principios de los años sesenta, pero en seguida pasó a Argentina y se convirtió en el segundo deporte más jugado, después del fútbol claro». «Incluso decían que estaba por encima del baloncesto, pero finalmente no funcionó». Aunque es un deporte que continúa practicándose a nivel mundial, todavía no ha crecido todo lo que podría. «En Cantabria, existe una liga y los equipos van rotando por las pistas de la región». Las instalaciones de Cabezón se encuentran en buen estado, pero el centro social, deportivo y cultural Santiago Galas continúa necesitando algunas intervenciones, especialmente en el campo de fútbol. El Ayuntamiento proyecta ahora mismo la construcción de un aparcamiento en el interior del recinto, así como la mejora de los aseos y del salón multiusos de la planta baja del edificio. Se trata de un espacio en el que se llevan a cabo proyecciones o representaciones teatrales, pero que no cumple las condiciones óptimas porque no está climatizado y en sus paredes se aprecia ya el paso del tiempo. Una de las tareas que se abordarán esta legislatura. O así se espera.
Gonzalo asegura que en Cantabria hay cultura de pádel a nivel amateur. «Muchísima, pero eso sí, lo importante es ser número uno en Cantabria, lo que pase en el resto del mundo les da igual», afirma. Gonzalo dejó el pádel por una lesión y se dedicó a otra cosa, pero al final el deporte de su vida le llamó. «Salió la plaza de entrenador en abril y me incorporé». Dice que las pistas (tres de pádel y dos de tenis) se encuentran en muy buen estado. «En Galas se juega bien, las instalaciones están sanas y cuidadas y los cristales se limpian cada poco. La gente busca un vestuario que no de asco y eso es muy importante», insiste. Las pistas están cubiertas, una forma de asegurarse el juego si llueve. Y en Cantabria llueve bastante.
¿Qué hace falta para jugar bien al pádel? Dice Gonzalo que la «táctica», por eso se juega por sets y en el marcador hay siempre dos números... «Son como mini guerras dentro de una pedazo de guerra, como jugar al risk (juego de mesa de estrategia)». También es un deporte «muy rápido». Tanto, «que tienes que jugar despacio». «Si aceleras la bola a lo loco entras en una dinámica de pelotazos y haces un pádel feo, por eso la gente dice que los profesores jugamos andando, porque logramos que la bola coja mucha velocidad, pero sin fallar, sin arriesgar». Pero ¿dónde está el pádel en relación con el tenis? «No se pueden comparar, porque el tenis es ya un deporte de élite, ganar un Roland Garros es como ganar una Champions». A pesar de la diferencia, Gonzalo confía en que el pádel llegue a ser igual. «Estamos a ver si lo logramos, pero es importante mantenerse». Habla como si el pádel fuera parte de él. La pala, de unos 360 gramos, es una extensión de su mano. «Me encanta, siempre digo que lo voy a dejar y luego nunca puedo».
Daniel Martínez | Encargado
Luego está la parte de socializar que tiene este deporte. «Si supieras la gran cantidad de tratos y negocios que se han cerrado sobre una pista de pádel flipas», dice Gonzalo. «Ten en cuenta que son cuatro amigos en una distancia corta dentro de cuatro paredes, lo que otorga cierta intimidad». «Aquí se junta gente de todo tipo», interviene Daniel.
Llega Mario Mantilla Mas, que viene de disputarse una partida. Ha jugado mucho al tenis pero ahora se ha pasado a esto «porque tenía que hacer deporte, pero ya tengo una edad y ahora me resulta más cómodo el pádel», admite. Es su primer día. «Me ha gustado, ha estado bien», dice con la camiseta sudada. Si uno lo piensa tampoco hace falta mucho para animarse a practicar el pádel. «¿Juegas a las palas en la playa?», pregunta Gonzalo para calcular el nivel. «Solo necesitas una pala y un par de playeras», resume Daniel. No hay edad, no es caro, conlleva cierto esfuerzo físico para quienes practican este deporte, pero no algo exagerado. «La gente que está aquí suele terminar contenta». Para seguir entrenando en agosto hay que estarlo, sin duda.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.