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«No me lo puedo creer. Yo estaba hace cuatro días en un garaje con mis amigos, siempre con los mismos, y ahora mira donde ... estoy». A Bruno Macho no le dolían los brazos después de diez asaltos eléctricos. Le sobraban las fuerzas para dar abrazos de los que calan y se sienten tanto como su martilleante derecha. «Esto es una locura», repetía una y otra vez, mientras saludaba al bajarse del ring a su séquito de seguidores, los mismos que durante toda la pelea no dejaron de animarlo y de empujarlo. El cántabro disfruta de su Campeonato del Mundo Joven del peso supergallo WBC, conseguido en su tierra a última hora del sábado. «Están Las Vegas y luego Bezana», decía bromeando. No se le quitaba la sonrisa de su rostro, aún magullado por alguna mano del colombiano Bairon Rodríguez, su enemigo durante la media hora que duró la lucha por el entorchado mundial, el mismo que en su día ganaron boxeadores como Canelo Álvarez o Devin Haney, dos de los mejores guantes de la última década.
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«Me he visto bien. Ha sido una pelea dura, hemos tenido que sufrir porque me ha cogido abajo en el segundo y en el sexto asalto», reconocía el púgil. Pese al dominio de Macho en todos los parciales, el colombiano supo taparse y esperar su oportunidad. Le costó encontrar un hueco, pero le encontró en alguna ocasión. Afortunadamente no fue suficiente. «Pero lo hemos sacado adelante. Hemos podido con la presión y hemos boxeado como sabemos y eso es lo importante», subrayaba el cántabro entre fotos y manteos en un pabellón lleno por completo.
Era un Mundial y había que estar preparado «para lo que se terciara». Por eso Macho admitía que» «hemos dominado cuando hemos dominado y cuando ha habido que defenderse pues lo hemos hecho». Su rival se jugaba lo mismo que él, un trampolín hacia donde nadie sabe. «Que venga lo que tenga que venir. Hay que tener los pies en el suelo y ya está, pero sin límites». Sus palabras, porque se atrevió también con el micrófono, convencieron a una grada que le agasajó. Su vida personal es todo un reto -superó una leucemia-, por eso su carisma es innegociable. «Recuerdo cuando empecé en esto y solo confiaba yo en ello. Ahora he creado una masa y con esto vamos a llegar muy lejos». Macho ha cogido el relevo de Sergio García 'El Niño' en una tierra que está loca por la música. «Cantabria es infinita. Aquí la llevo tatuada, una estela cántabra», y mostraba su brazo.
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